Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Contexto
En octubre de 2017, la celebración de un referendo por la independencia de Cataluña de España (que previamente había sido declarado ilegal y suspendido por el Tribunal Constitucional) generó tensión y una profunda división en el país.
Con un resultado de 90% de votos a favor de la independencia, en una participación del 43% de los ciudadanos, los independentistas catalanes declararon unilateralmente su desvinculación de España. En consecuencia, el gobierno español le suspendió la autonomía a Cataluña, cesó a su gobierno y convocó a elecciones anticipadas para diciembre. Además, a los líderes independentistas la justicia española les imputó cargos (y en los próximos días se llevará a cabo su juicio por el intento secesionista de octubre de 2017).
(Le puede interesar: El milagro de Pedro Sánchez)
Desde entonces, Cataluña no solo se enfrenta a España, sino que también está dividida entre los partidos que se oponen a la independencia (o unionistas) y quienes la apoyan (que son mayoría en el parlamento catalán).
La decisión de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, quien llegó al gobierno español el 18 de junio del año pasado tras ganar una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy, ahora está contra las cuerdas. Aunque desde el principio las posiciones entre Madrid y Barcelona eran distantes, el mandatario impulsó una nueva relación y acercamientos con los catalanes.
Este martes, Sánchez aceptó la petición de los partidos independentistas para crear una mesa de diálogo en la que se implementara la figura de “relator” para mediar, moderar y coordinar la discusión entre las partes.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, explicó este miércoles en una rueda de prensa que "ha llegado el momento de buscar una salida política a la crisis política catalana".
(Ver más: Cataluña: una crisis que no termina)
Calvo dijo que el relator "no es un observador internacional" ni "nadie que venga a mediar", sino alguien que "ayude" en ese diálogo ante la larga crisis política e institucional que sufre esa región.
La aceptación del Gobierno español causó una intensa tormenta política, y generó que la oposición de derecha acusara al Ejecutivo socialista de "traición",
Tensión con los opositores
Los líderes del Partido Popular, Pablo Casado, y del liberal Ciudadanos (C's), Albert Rivera, convocaron a una gran concentración el próximo domingo en Madrid para repudiar la postura el Gobierno socialista.
"No descarto nada contra Sánchez por su alta traición a España", dijo Casado, que hasta suspendió un viaje que tenía previsto a Grecia, y consideró que las explicaciones de la vicepresidenta socialista "han sido lamentables; un insulto a la inteligencia y, sobre todo, un desprecio al Congreso".
(Ver más: Los políticos presos, los presos políticos, los reos y rehenes de Cataluña)
Casado, cuyo partido tiene la mayor bancada (137 diputados) en el Congreso, pidió a Sánchez -al que llamó "felón"- que convoque elecciones "de inmediato" y aseguró que en caso contrario no descarta presentar una moción de censura contra el Ejecutivo socialista.
Según los partidos conservadores, Sánchez es "rehén" de los partidos catalanes, cuyo apoyo necesita para aprobar próximamente los Presupuestos de 2019 y agotar la legislatura en 2020.