La devaluación de la ciencia en la era Trump
Hace dos años, el presidente Trump recortó los fondos a programas dedicados a preparar respuestas para epidemias en el país, diciendo que “no se necesitaban” en ese momento. ¿Qué hará ahora con el coronavirus?
Camilo Gómez / @camilogomez8
“Creo que esto es algo que realmente nunca puedes pensar que va a suceder. ¿Quién lo habría pensado? Hace seis, siete u ocho semanas, ¿quién lo habría hecho?”, dijo el presidente Donald Trump en una entrevista cuando se le preguntó si su gobierno debía reabrir una oficina dedicada a la preparación para pandemias.
Ver más: Los polémicos dictámenes de Trump sobre el coronavirus
El presidente Trump se ha equivocado por completo en el manejo de la actual crisis sanitaria. Bueno, nadie puede predecir cuándo ocurre una crisis del tamaño del actual coronavirus. En efecto, en noviembre de 2019 no se hablaba de las medidas para detener el Covid-19 que hoy ocupan la mayoría de las discusiones de los gobiernos del mundo. Pero, contrario a lo que cree el presidente estadounidense, hay equipos enteros que sí piensan que pueda ocurrir una epidemia de esta magnitud y se encargan de preparar medidas en caso de que estas eventualmente sucedan.
En 2018, el gobierno estadounidense, bajo el mandato de Trump, cerró la oficina que se encargaba de estudiar medidas para enfrentar crisis como la originada por el brote del coronavirus. Hoy, dos años después de que se tomó esa medida, el país se encuentra a merced de la propagación de casos de Covid-19, con varios estados entrando en situación de emergencia, mientras el gobierno central todavía explora qué hacer. Y los expertos temen que la administración no esté a la altura de la emergencia.
Ver más: OMS declara coronavirus como pandemia
“Soy una persona de negocios. No me gusta tener a miles de personas cerca cuando no las necesitas. Cuando las necesitamos, podemos recuperarlas muy rápidamente”, aseguró Trump, quien por estos días ha tratado de defender su decisión de cerrar el departamento encargado de estudiar estos riesgos; pero, contrario a lo que él piensa, su gobierno no puede reorganizar un grupo como el que tenía de la noche a la mañana, según los expertos en la materia.
Reclutar personas con habilidades especiales para afrontar la crisis es difícil, según explica Jeremy Konyndyk, quien ayudó a dirigir la respuesta estadounidense al brote del ébola en la era de Barack Obama. No solo se trata de tener el presupuesto, sino de contar con el personal autorizado y propio para abordar el problema. Y ese mismo personal es el que el gobierno Trump se ha encargado de espantar.
Durante sus primeros dos años de gobierno, Trump recortó el presupuesto de los programas dedicados a seguridad de salud global y preparación de respuesta a enfermedades infecciosas. Además, la incertidumbre por la desfinanciación del sector de salud pública ha desanimado a los profesionales calificados a continuar en el gobierno federal, según le informó Cyrus Shahpar, médico que trabajó en uno de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) en la administración Obama. Más de 1.600 científicos dejaron varias agencias gubernamentales, según los datos de empleo de la Oficina de Administración de Personal, durante los primeros dos años de Trump.
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Su gobierno ha ocasionado una fuga de cerebros en el país. El éxodo de científicos se ha presentado no solo en el área de la salud, sino en la ciencia en general. El presidente ha remodelado los paneles científicos a su gusto para favorecer los intereses de su narrativa. Los proyectos de investigación han quedado congelados, mientras que se ha reducido la influencia de científicos en las decisiones del gobierno y se ha presionado a algunos para que no hablen en público sobre ciertos temas.
Además, el gobierno ha desafiado a quienes producen documentos contra las industrias de la minería y el petróleo, y ha impedido la investigación sobre los efectos del cambio climático causados por el hombre. Todo esto ha espantado a los expertos que trabajaban con el gobierno.
Lo más preocupante es que sigue ocurriendo. El plan presupuestario del gobierno Trump para 2021, presentado hace poco, incluye otra tanda de recortes a las agencias de salud pública estadounidenses. Dentro de esta desfinanciación los más afectados son justo los CDC, encargados de buscar formas de contener las pandemias, que tendrían un recorte del 16 %.
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Como resultado de las maniobras de Trump, según Foreign Policy, Estados Unidos está menos preparado que nunca para una pandemia. “Usted construye un departamento de bomberos con anticipación. No espera un incendio. Hay una subestimación, por la cantidad de tiempo y recursos necesarios para construir un sistema preparado”, dijo Tom Inglesby, director del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, a The Washington Post. Trump parece no entender el sistema de prevención ni menos el de respuesta. De hecho, el presidente dejó al frente de la estrategia de control del coronavirus a su vicepresidente, Mike Pence, un hombre que continuamente ha desafiado a la ciencia y tiene un historial de agravios de malas decisiones en el sector salud. El mandatario republicano no solo preparó el escenario para que una crisis como el coronavirus golpeara más fuerte a su país, sino que ha cometido errores para tratar la crisis una vez esta ha tocado la puerta de su casa. Ahora que el coronavirus se ha expandido, el gobierno tiene que actuar de la manera más veloz y eficiente posible, pues hay 29 millones de personas sin seguro médico en el país. El sistema estadounidense para responder a la crisis es totalmente frágil en este momento.
“Creo que esto es algo que realmente nunca puedes pensar que va a suceder. ¿Quién lo habría pensado? Hace seis, siete u ocho semanas, ¿quién lo habría hecho?”, dijo el presidente Donald Trump en una entrevista cuando se le preguntó si su gobierno debía reabrir una oficina dedicada a la preparación para pandemias.
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El presidente Trump se ha equivocado por completo en el manejo de la actual crisis sanitaria. Bueno, nadie puede predecir cuándo ocurre una crisis del tamaño del actual coronavirus. En efecto, en noviembre de 2019 no se hablaba de las medidas para detener el Covid-19 que hoy ocupan la mayoría de las discusiones de los gobiernos del mundo. Pero, contrario a lo que cree el presidente estadounidense, hay equipos enteros que sí piensan que pueda ocurrir una epidemia de esta magnitud y se encargan de preparar medidas en caso de que estas eventualmente sucedan.
En 2018, el gobierno estadounidense, bajo el mandato de Trump, cerró la oficina que se encargaba de estudiar medidas para enfrentar crisis como la originada por el brote del coronavirus. Hoy, dos años después de que se tomó esa medida, el país se encuentra a merced de la propagación de casos de Covid-19, con varios estados entrando en situación de emergencia, mientras el gobierno central todavía explora qué hacer. Y los expertos temen que la administración no esté a la altura de la emergencia.
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“Soy una persona de negocios. No me gusta tener a miles de personas cerca cuando no las necesitas. Cuando las necesitamos, podemos recuperarlas muy rápidamente”, aseguró Trump, quien por estos días ha tratado de defender su decisión de cerrar el departamento encargado de estudiar estos riesgos; pero, contrario a lo que él piensa, su gobierno no puede reorganizar un grupo como el que tenía de la noche a la mañana, según los expertos en la materia.
Reclutar personas con habilidades especiales para afrontar la crisis es difícil, según explica Jeremy Konyndyk, quien ayudó a dirigir la respuesta estadounidense al brote del ébola en la era de Barack Obama. No solo se trata de tener el presupuesto, sino de contar con el personal autorizado y propio para abordar el problema. Y ese mismo personal es el que el gobierno Trump se ha encargado de espantar.
Durante sus primeros dos años de gobierno, Trump recortó el presupuesto de los programas dedicados a seguridad de salud global y preparación de respuesta a enfermedades infecciosas. Además, la incertidumbre por la desfinanciación del sector de salud pública ha desanimado a los profesionales calificados a continuar en el gobierno federal, según le informó Cyrus Shahpar, médico que trabajó en uno de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) en la administración Obama. Más de 1.600 científicos dejaron varias agencias gubernamentales, según los datos de empleo de la Oficina de Administración de Personal, durante los primeros dos años de Trump.
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Su gobierno ha ocasionado una fuga de cerebros en el país. El éxodo de científicos se ha presentado no solo en el área de la salud, sino en la ciencia en general. El presidente ha remodelado los paneles científicos a su gusto para favorecer los intereses de su narrativa. Los proyectos de investigación han quedado congelados, mientras que se ha reducido la influencia de científicos en las decisiones del gobierno y se ha presionado a algunos para que no hablen en público sobre ciertos temas.
Además, el gobierno ha desafiado a quienes producen documentos contra las industrias de la minería y el petróleo, y ha impedido la investigación sobre los efectos del cambio climático causados por el hombre. Todo esto ha espantado a los expertos que trabajaban con el gobierno.
Lo más preocupante es que sigue ocurriendo. El plan presupuestario del gobierno Trump para 2021, presentado hace poco, incluye otra tanda de recortes a las agencias de salud pública estadounidenses. Dentro de esta desfinanciación los más afectados son justo los CDC, encargados de buscar formas de contener las pandemias, que tendrían un recorte del 16 %.
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Como resultado de las maniobras de Trump, según Foreign Policy, Estados Unidos está menos preparado que nunca para una pandemia. “Usted construye un departamento de bomberos con anticipación. No espera un incendio. Hay una subestimación, por la cantidad de tiempo y recursos necesarios para construir un sistema preparado”, dijo Tom Inglesby, director del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, a The Washington Post. Trump parece no entender el sistema de prevención ni menos el de respuesta. De hecho, el presidente dejó al frente de la estrategia de control del coronavirus a su vicepresidente, Mike Pence, un hombre que continuamente ha desafiado a la ciencia y tiene un historial de agravios de malas decisiones en el sector salud. El mandatario republicano no solo preparó el escenario para que una crisis como el coronavirus golpeara más fuerte a su país, sino que ha cometido errores para tratar la crisis una vez esta ha tocado la puerta de su casa. Ahora que el coronavirus se ha expandido, el gobierno tiene que actuar de la manera más veloz y eficiente posible, pues hay 29 millones de personas sin seguro médico en el país. El sistema estadounidense para responder a la crisis es totalmente frágil en este momento.