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La noticia de un acuerdo entre un sector moderado de la oposición de Venezuela y el chavismo de reincorporar a diputados oficialistas a la Asamblea Nacional causó conmoción en un país que desde hace nueve meses vive en un laberinto sin salida. El sector opositor más radical lamentó esa decisión y la criticó, pues aseguran que le da, de nuevo, oxígeno al gobierno de Nicolás Maduro.
Pero a Timoteo Zambrano, diputado opositor que lideró y negoció el acuerdo, estas críticas no le afectan. Con una larga carrera política, Zambrano ha militado siempre desde la oposición, pero se considera un moderado, algo que le ha ocasionado fuertes críticas por parte del ala más radical de los críticos del chavismo. En entrevista con El Espectador, Zambrano cuenta por qué su movimiento, junto con otros dos partidos, aceptaron negociar con el chavismo y las razones detrás de su decisión. También asegura que la solución para la crisis no pasa por la presión extranjera sino por un acuerdo nacional que reforme el sistema electoral. Le puede interesar: El enredado panorama venezolano
¿Por qué deciden reincorporar diputados del chavismo a la Asamblea Nacional?
Porque queremos tener un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) en un corto plazo, este mismo año. Pero para poder tener un CNE se necesita una mayoría calificada y para ello se necesitaba al oficialismo en la Asamblea. Eso también con el objetivo de darle al Parlamento institucionalidad y poder al final, tener un CNE que sea reconocido por las dos partes. Todo esto para sembrar confianza en los dos bandos y seguir avanzando en la reinstitucionalización y la normalización del país.
Es una estrategia a largo plazo…
A mediano plazo. En un tema tan complejo como es nombrar un nuevo CNE se necesita que sea resuelto entre las dos partes. Unilateralmente no se va a resolver nunca.
¿Y de qué sirve tener un nuevo CNE?
El tener un CNE que sea equilibrado permitirá que ambas partes confíen de nuevo en el sistema electoral. En la mesa hemos planteado la posibilidad de que esté conformado en los próximos dos o tres meses. A partir de allí podríamos empezar a plantearle al gobierno una negociación de los calendarios y del cronograma electoral, así como el retorno de los políticos y partidos inhabilitados. Así llegaríamos a unas elecciones con validez institucional y con observación internacional. Pero todo esto pasa porque haya un acuerdo entre gobierno y oposición sobre ese nuevo CNE.
La Asamblea Nacional hoy se encuentra en desacato. ¿La reincorporación de estos diputados ayudaría a que eso cambie?
Es uno de los puntos que estamos debatiendo. Sobre él todavía no tenemos un acuerdo, pero eso va unido al tema de la vigencia de la Asamblea Nacional Constituyente, que termina en agosto de 2020. Pero claro, la incorporación del oficialismo a la Asamblea puede ayudar a revertir el desacato y está encaminada en ayudar en esa dirección. Vea también: La ONU asegura que la presión regional a Venezuela debió llegar antes
Además de un nuevo CNE, ¿qué otras propuestas tienen?
En los acuerdos parciales planteamos el regreso del oficialismo a cambio de acordar la necesidad de nombrar un nuevo CNE. Ahora entraremos en la mesa complementaria para establecer los puntos de ese acuerdo. Logramos también avances en el tema de presos políticos, algo que se vio con la liberación de Edgar Zambrano, vicepresidente. De igual manera tenemos un plan económico, en fin. Son varios los puntos que esperamos plantearle al Gobierno.
¿Usted reconoce la autoridad política que dice tener Juan Guaidó como “presidente interino”?
Esos son temas que polarizan aquí. Yo por eso no me meto. No tiene sentido y más si lo que estoy tratando es de impulsar un centro, de aceptar un camino de diálogo político, de negociación y de salida electoral.
¿Cuál es el principal obstáculo para superar la crisis política?
La polarización. Esa es lamentablemente la tragedia que tenemos. Yo creo que la Mesa Nacional que estamos liderando apunta a quebrar la polarización. En mostrar que puede haber un camino distinto, que lo puede marcar el diálogo. El nivel de polarización es tan grande que no deja mirar nada, pero sí trae violencia política y dificultades. Mientras que, la ruta de los acuerdos parciales nos puede llevar, paso a paso, a resolver el conflicto político cuando tengamos unas elecciones avaladas por un nuevo CNE, legítimo, reconocido por los dos lados.
¿Alguien debe asumir culpas por esto?
Yo creo que todos, pero principalmente el Gobierno y la oposición. Es claro que el Gobierno tiene mucho más que dar, pero todo depende de que haya una voluntad política de la oposición de avanzar. La oposición tiene que tener claro que, en un diálogo, aunque sean los afectados, tiene que facilitar que el Gobierno pueda confiar en la convicción del diálogo para superar el conflicto político. Si eso no ocurre es muy difícil.
Un sector de la oposición muy crítico lo ha acusado a usted y a la mesa que lidera de ser una falsa oposición puesta a dedo por el Gobierno. ¿Qué tiene para decir sobre estas acusaciones?
No tienen prueba de eso. Lo que pasa es que no tienen el ancho de mira para ver que ésta es una ruta posible, una ventana que se abrió y que podemos avanzar en la solución de este conflicto.
¿Por qué cree que ellos se resisten al diálogo como el que sucedió en Barbados?
Lo que pasa es que eso fracasó y fracasó por el modelo que ellos aceptaron. No se puede negociar algo si no tienes el poder de entregar lo que exige el otro a cambio. Ellos viajaron a Oslo exigiendo un adelantamiento de elecciones y el Gobierno les pidió que se levantaran las sanciones. Eso es algo que ellos ni nosotros podemos hacer. Lo que planteamos nosotros con los acuerdos parciales es que se tiene que llegar a unas nuevas condiciones electorales, algo posible. Pero, por ejemplo, si se llegara a replantear de nuevo regresar a ese diálogo, yo lo celebraría, siempre y cuando se asuma sobre una estrategia distinta.
¿La salida de Maduro es algo que se han planteado?
Nosotros lo que planteamos es la necesidad de tener un nuevo CNE para que haya nuevas elecciones. No importa quien sea candidato mientras sean elecciones justas y libres. Eso sí, estoy seguro de que quien gane será un outsider, alejado de la élite política, tanto del Gobierno como de la oposición.
Entonces la oposición venezolana no está tan cohesionada como parece…
Para nada. No podemos aceptar una estrategia que desde el principio se ha planteado la posibilidad de una invasión del país. Por otro lado, nosotros no cuestionamos las sanciones individuales, que están bien, pero sí creemos que sancionar a todo un país es criminal. Las sanciones se han vuelto en un obstáculo para superar la crisis política y han agravado aún más la económica. Esa presión internacional ha hecho más daño que bien.
¿Cómo califica la estrategia liderada por la oposición y apoyada por EE. UU. y varios países de la región?
Creo que están en un mantra nuevo de máxima presión. Pero yo creo que eso no sirve para nada porque si algo ha demostrado este Gobierno es que resiste y le ha dado resultado. Ese sector tiene que mirar la realidad de Venezuela y conocer más el país. Lo mejor que pueden hacer ellos es ir a una negociación y abandonar el relato de la intervención. Algo que te digo, es lo que siempre se han planteado. Acá se ha cometido un error de vincular demasiado a la comunidad internacional.
¿Por qué es un error?
Quedó claro en Oslo y Barbados. En ocho meses no se ha avanzado y tampoco se pudo llegar a un acuerdo porque todo dependía de los EE. UU. A mí me parece que eso además ha disminuido la política interna. En cambio, nosotros lo que planteamos es una negociación a la venezolana entre venezolanos, dándole un rol a la comunidad internacional desde la cooperación y no desde la injerencia. Tenemos que resolver nuestros problemas nosotros.