Noa Pothoven, la joven que no superó trauma por abusos sexuales y organizó su eutanasia
Noa Pothoven, de 17 años, sufrió agresiones sexuales y violaciones cuando era niña. Ocultó los hechos durante años por "miedo y vergüenza", según relató en su libro "Ganar o Aprender". Murió el domingo en un suicido autorizado por sus padres que ella misma organizó.
redacción internacional
"Voy directo al grano: voy a morir en máximo 10 días. Después de años de duelo, mi lucha termina.... Seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable". Esto escribió Noa Pothoven, de 17 años, en su cuenta de instagram.
Esta joven cumplió con lo que dijo: el domingo en su casa de Arnhem, Holanda, se quitó la vida. Lo hizo porque sus "problemas" le impedían llevar una vida normal.
A Noa Pothoven la violaron cuando tenía 14 años; los abusos sexuales y agresiones en su contra continuaron, pero ella guardó silencio por "miedo y vergüenza", según relató en una autobiografía que publicó cuando tenía 16 años. En el libro, "Winnen of leren" (Ganar o aprender) contó cómo intentaba sobrevivir a los problemas psicológicos qeu la violación le había traído.
Ver más: El caso de un paciente vegetativo que divide Francia
La publicación, en donde Pothoven relata que sufrió de estrés postraumático, depresión y anorexia, recibió varios premios. Ella contó en Instagram que publicó su diario para tratar de ayudar a jóvenes vulnerables que luchan por la vida.
"He dejado de comer y beber por un tiempo, y después de muchas conversaciones y revisiones, se ha decidido que seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable. Todavía estoy respirando, pero en realidad ya no estoy viva", escribió. Hace años, y sin contárselo a nadie, se había acercado a la clínica Levenseinde (final de vida, en neerlandés) en La Haya para preguntar por las posibilidades que tenía de tener una eutanasia.
Eutanasia en Holanda
El suicidio de esta joven ha levantado toda una polémica en Holanda, país que desde 1993 toleraba la eutanasia y que en 2002 se convirtió en el primer país europeo en legalizarla. El suicidio asistido está muy regulado para menores de edad. Entre los 12 y 16 años se require consentimiento de los padres y para jóvenes entre 16 y 17 años se requiere que los padres participen en la decisión final.Sin embargo, para obtener la eutanasia los requisitos son muy estrictos: el paciente debe residir en Países Bajos. La petición de eutanasia o de ayuda al suicidio debe ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión.
Ver más: ¿Por qué ha aumentado la eutanasia en Holanda?
"Los sufrimientos deben ser intolerables y sin perspectivas de mejora. El paciente debe haber sido informado de la situación y del pronóstico. El médico que vaya a aplicar la eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos en el caso de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el correspondiente informe.
La madre de Pothoven protestó y manifestó la falta de atención adecuada para adolescentes con los problemas que tenía su hija. También criticó a los servicios de asistencia social dedicados a la menor, “con una burocracia y listas de espera para volverse loco”.
Ha dicho también que el libro de su hija “debería ser de lectura obligada para cuidadores, jueces y ayuntamientos con responsabilidad en este terreno”, porque el dolor psíquico derivado de un trauma así no se reconoce. El libro ganó un premio el pasado marzo, y Noa afirmó entonces: “No sé si seguiré escribiendo”.
"Voy directo al grano: voy a morir en máximo 10 días. Después de años de duelo, mi lucha termina.... Seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable". Esto escribió Noa Pothoven, de 17 años, en su cuenta de instagram.
Esta joven cumplió con lo que dijo: el domingo en su casa de Arnhem, Holanda, se quitó la vida. Lo hizo porque sus "problemas" le impedían llevar una vida normal.
A Noa Pothoven la violaron cuando tenía 14 años; los abusos sexuales y agresiones en su contra continuaron, pero ella guardó silencio por "miedo y vergüenza", según relató en una autobiografía que publicó cuando tenía 16 años. En el libro, "Winnen of leren" (Ganar o aprender) contó cómo intentaba sobrevivir a los problemas psicológicos qeu la violación le había traído.
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La publicación, en donde Pothoven relata que sufrió de estrés postraumático, depresión y anorexia, recibió varios premios. Ella contó en Instagram que publicó su diario para tratar de ayudar a jóvenes vulnerables que luchan por la vida.
"He dejado de comer y beber por un tiempo, y después de muchas conversaciones y revisiones, se ha decidido que seré liberada porque mi sufrimiento es insoportable. Todavía estoy respirando, pero en realidad ya no estoy viva", escribió. Hace años, y sin contárselo a nadie, se había acercado a la clínica Levenseinde (final de vida, en neerlandés) en La Haya para preguntar por las posibilidades que tenía de tener una eutanasia.
Eutanasia en Holanda
El suicidio de esta joven ha levantado toda una polémica en Holanda, país que desde 1993 toleraba la eutanasia y que en 2002 se convirtió en el primer país europeo en legalizarla. El suicidio asistido está muy regulado para menores de edad. Entre los 12 y 16 años se require consentimiento de los padres y para jóvenes entre 16 y 17 años se requiere que los padres participen en la decisión final.Sin embargo, para obtener la eutanasia los requisitos son muy estrictos: el paciente debe residir en Países Bajos. La petición de eutanasia o de ayuda al suicidio debe ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión.
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"Los sufrimientos deben ser intolerables y sin perspectivas de mejora. El paciente debe haber sido informado de la situación y del pronóstico. El médico que vaya a aplicar la eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos en el caso de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el correspondiente informe.
La madre de Pothoven protestó y manifestó la falta de atención adecuada para adolescentes con los problemas que tenía su hija. También criticó a los servicios de asistencia social dedicados a la menor, “con una burocracia y listas de espera para volverse loco”.
Ha dicho también que el libro de su hija “debería ser de lectura obligada para cuidadores, jueces y ayuntamientos con responsabilidad en este terreno”, porque el dolor psíquico derivado de un trauma así no se reconoce. El libro ganó un premio el pasado marzo, y Noa afirmó entonces: “No sé si seguiré escribiendo”.