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Algo raro pasa desde hace un tiempo en el comedor social María Mazzarello de Buenos Aires. Las filas para acceder a un plato de comida son interminables, algo que no pasaba desde la crisis de 2001, cuando el país atravesó una grave crisis sociopolítica y económica.
“Es la primera vez que vengo a un comedor a pedir comida, nunca en mi vida estuve así", revela a la agencia Efe Adolfo Fabián Sánchez, uno de los cerca de 600 argentinos que hacen cola cada día en este comedor comunitario. ¿Qué está pasando?
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El informe anual del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que 2018 marcó récords negativos en términos de carencias en alimentación y salud, que afectan al 28,2 % de la población, y en empleo y seguridad social, con un 34,3 % de argentinos viviendo en hogares en los que el hambre es un problema. El informe señala que 3,4 millones de personas en el país, 7,9% del total, han tenido que reducir la porción de comida en los últimos doce meses. El año pasado el hambre alcanzó a 6,2% de la población.
“En 2018 incrementó significativamente la inseguridad alimentaria severa y esto se explicaría principalmente a partir del deterioro de la situación de los hogares de estratos bajos en el conurbano bonaerense y en otras áreas metropolitanas”, explicaba al diario El País, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
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Aunque el comedor recibe ayudas del Gobierno para atender a 320 personas, han tenido que hacer rendir las porciones para alimentar a más argentinos. "Tenemos que estirarlo con arroz y con papa para que la gente coma bien. En realidad tenemos la mitad de la comida, el resto la tenemos que inventar nosotros", explica a Efe Cristian Gorosito, uno de los cocineros del María Mazzarello, situado en el barrio porteño de Almagro, aunque la gente de la calle lo conoce popularmente como "el comedor de Mafalda".
Según Gorosito, hay mucha gente que perdió el trabajo y sentía reparo de acudir a recoger comida, pero "hoy ya no tienen la vergüenza porque tienen hambre". El 23 % de los hogares argentinos se vieron en situación de pobreza en 2018, un porcentaje que supera por 4,5 puntos al del año anterior, en el que el 18,5 % de los hogares del país sufrían pobreza multidimensional.
La contradicción argentina
A sus 60 años, un ciudadano que prefiere no dar su nombre y que lleva "un tiempito" acudiendo al comedor social asegura que es una "vergüenza" que esta situación ocurra en Argentina, un país donde "sobra la comida", ya que produce alimentos para más de 400 millones de personas.Tiene razón. El país es el tercer productor mundial de alimentos, la cuarta nación mundial en producción de pera, maíz y carne, entre otros. Aún así la Comisión para América Latina y el Caribe (Cepal) reporta que 2 millones de argentinos padecen déficit alimentario; según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) son 1,5 millones de argentinos los que pasan por esta situación.
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“No tenemos una distribución equitativa de los recursos. Hay una concentración de la riqueza en pocas manos. Hay políticas que deben ser un poquito más regulatorias, tener un Estado virtuoso que esté equilibrando la cadena, porque tenemos un sector productivo que percibe valores por debajo a veces de los costes y, en la otra punta de la cadena, un consumidor que recibe precios abusivos”, le dijo a El País, Carlos Ancetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina.
Francisco Yofre, director de la FAO en Argentina, le dijo a la BBC que el problema está en que el país desperdicia muchos alimentos y consume altas cantidades de azúcar. De acuerdo con datos de la FAO, el 12% de la producción de alimentos en Argentina se desperdicia y el 45% de eso corresponde a frutas y hortalizas.
Según el cocinero del comedor María Mazzarello, la gente que más ha llegado al lugar últimamente son familias que tienen para pagar el arriendo pero no la comida. Además, alerta de que otros comedores sociales de la zona se han visto obligados a cerrar porque no les mandan mercadería y la gente, ante la precaria situación económica del país, ya no dona tanto.
El periódico argentino La Nación dice que la consecuencia del rebrote inflacionario en el país hizo que los planes de ayuda estatales ya no alcancen y que muchas familias no elegibles para estos programas cayeran en la pobreza. El informe de la UCA advierte que son muchos los niños y adolescentes que pasan hambre: 1,5 millones.
“Se advierte que la situación de inseguridad alimentaria (restricción involuntaria de la dieta) de los hogares es un fenómeno que afecta de modo particular a los niños en los hogares de estrato trabajador marginal y en esta
población la tendencia desde 2014 es de crecimiento sostenido. Dicha tendencia se profundiza entre 2017 y 2018, y se extiende a las infancias del estrato obrero integrado y medio no profesional”, estimó el documento del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, publicado por La Nación.
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En el sur de Buenos Aires, el Centro Solidario San José de Cáritas da cobijo y comida a unas 310 personas, y su coordinador, Daniel Cuicchi, declaró en una conversación con Efe que en el último año la demanda de gente que requiere de su ayuda "creció enormemente".
"Todos los años baja un poco la demanda en verano, porque mucha de la gente en situación de calle, que es lo que más atendemos, van a hacer lo que nosotros llamamos 'changas', algún tipo de trabajo informal como vender flores o estacionar autos y ese tipo de cosas, en la costa atlántica", explica Cuicchi.
El Centro Solidario San José abrió a principios de 2002, en otra situación de emergencia social histórica en Argentina tras la instauración del famoso "corralito", que restringió las extracciones bancarias de la población por la frágil situación económica del país.
Desde entonces, el coordinador del centro no veía un panorama así, con mucha gente que por primera vez en su vida está en la calle porque "se cayó del sistema".
El presidente Mauricio Macri prometió lograr “pobreza 0” en su mandato. Una tarea casi imposible, pues en los últimos años Argentina, un país marcado por la desigualdad, ha aumentado la brecha entre ricos y pobres.