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La semana pasada, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, realizó unas polémicas declaraciones en las que afirmó que "si hay muchas mujeres bonitas, habrá también muchos casos de violación", en respuesta a datos de la policía que apuntan a la ciudad de Davao como la de mayor índice de casos de violación del país.
Según la emisora israelí, Kan, que citó a fuentes de la prensa extranjera que cubrió evento ya que no se permitió el acceso a la prensa local, el presidente alegó que bromeaba y que en democracia se supone que está permitida la libertad de expresión, durante un evento celebrado ayer en un hotel de Jerusalén con unos 1.500 filipinos residentes en Israel.
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Algunos periodistas internacionales aseguraron que los asesores de Duterte le pidieron que rebajara el tono de su discurso.
"(El presidente de EE.UU., Donald) Trump es un buen amigo mío", expuso el mandatario filipino y se disculpó por "pronunciar esas palabras" sobre el expresidente Barack Obama, al que en el pasado se ha referido como "hijo de puta".
Famoso por su retórica agresiva, el mandatario de 73 años, inició anoche una visita oficial a Israel de cuatro días acompañado por una imponente delegación de 400 personas, entre ellas ocho ministros y más de 150 empresarios, y con una agenda oculta en el campo de la seguridad, apuntaron los medios locales.
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Hoy tenía previsto un encuentro con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y la protocolaria visita al Museo del Holocausto durante la visita oficial que realiza a Israel.