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Una de las decisiones que más han afectado la imagen del alcalde Enrique Peñalosa es su plan de vender el 84 % de las acciones que tiene el Distrito en la ETB. No solo por su idea de enajenar un bien del Distrito (que le ha generado casi $2 billones de dividendos en 13 años) para invertir el dinero en obras de infraestructura, sino por no haber dado chance a un debate ciudadano sobre la pertinencia de vender o no la empresa. (LEA: “La ETB ha generado pérdidas”: Beatriz Arbeláez, secretaria de Hacienda)
Y se lo cobran con hechos puntuales: su intención no la mencionó en campaña, no la incluyó en su plan de Gobierno y tampoco la mencionó en el borrador del Plan de Desarrollo que analizó el Consejo Territorial de Planeación. La ciudad se enteró cuando radicó su Plan de Desarrollo en el Concejo Distrital, que fue aprobado con el mayoritario respaldo de la coalición de gobierno, integrada por 34 de los 45 concejales. (LEA: “Propondremos consulta popular”: Luis Hernando Pulido, secretario de Sintrateléfonos)
Desde entonces, los que se oponen a la venta han hecho de todo para frenar el proceso, desde intentar hundir la aprobación del Plan (cuando le dijeron al concejal Venus Albeiro Silva que no radicara su ponencia negativa), hasta acudir a los tribunales con demandas que siguen en estudio. Si bien todo apunta a que nada frenará la venta (que la administración espera concretar este año), la ciudadanía tendrá el próximo martes la oportunidad de que el alcalde y sus funcionarios respondan a todas las dudas alrededor del proceso. Para ese día está programado el cabildo abierto, que promovió Sintrateléfonos, uno de los sindicatos de la ETB.
En el caso de Bogotá, para poder citar el cabildo y obligar la asistencia del alcalde, se necesitaban 29.000 firmas. La organización sindical recolectó 66.000, de las cuales el Consejo Nacional Electoral avaló 45.000.
Aunque este encuentro es simplemente un escenario de discusión, pues no se podrán presentar iniciativas de acuerdos, su importancia radica en que se hará en un momento clave, debido a que coincide con la recolección de firmas que adelantan los “antipeñalosistas” para impulsar su revocatoria.
En diferentes escenarios, el alcalde ha intentado justificar su plan de vender la ETB, diciendo que administrar esa empresa representa un riesgo para el patrimonio público, dada la alta competencia del sector de telecomunicaciones y por eso prefiere convertirla en plata que le permita hacer inversión social a través de la construcción de 30 colegios, cuatro hospitales, ocho jardines, dos megacentros deportivos, troncales de Transmilenio y capitalizar la EPS Capital Salud.
Por su parte, los sindicatos y trabajadores insisten en que la ETB es rentable, está creciendo y que la decisión se tomó sin tener un diagnóstico confiable sobre el presente y el futuro de la compañía. Este argumento lo respaldó la Contraloría Distrital, al advertir en su momento que la venta no estaba respaldada en estudios técnicos sobre el costo-beneficio, lo que genera incertidumbre sobre cuál es el mejor escenario para la ETB: conservarla, conseguir un socio estratégico o privatizarla.
Aunque el Distrito dice que está preparado para el debate y explicarle a la ciudadanía por qué vender la ETB es la mejor opción porque genera pérdidas, como lo asegura la secretaria de Hacienda, Beatriz Arbeláez, la idea del sindicato es mostrar que la venta de la ETB es lesiva para las finanzas y programas de desarrollo del Distrito. “La ETB no se debe vender, por la importancia que tienen las telecomunicaciones en el mundo. Queremos demostrar la viabilidad, rentabilidad y el crecimiento de la empresa”, dice Luis Hernando Pulido, secretario general de Sintrateléfonos.
Las posiciones están claras. El cabildo será el escenario para despejar las dudas.
Lo que viene en el proceso de venta de la ETB
La ETB es una empresa con un patrimonio cercano a los $3 billones y activos que oscilan entre $2,3 billones y $3,7 billones. Sus principales bienes son las plantas y redes (fibra óptica), que representan el 75 % de sus propiedades. Sin embargo, también es una compañía con una deuda que alcanza $1,4 billones y una carga en gastos de operación que suman $1,3 billones. Entre sus principales gastos se encuentran el personal, que le cuesta $215 mil millones anuales; mantenimiento y materiales, $147 mil millones; call center, $122 mil millones, y honorarios, por casi $92 mil millones.El proceso para la venta está en marcha. Ya se contrató la banca de inversión, que adelanta la valoración de la compañía que emplea casi 2.800 personas y ha sido un símbolo de la capital. La valoración de la empresa no depende sólo del precio de la acción. Este es apenas un punto de partida para conocer el verdadero precio de la compañía.
Una vez se tenga un valor estimado, se hace público un precio mínimo para la venta y se abre un proceso competitivo que consta de dos rondas: la primera, con el sector solidario, donde se ofrece a todo el mundo, sin puja, a un precio mínimo. Por ejemplo, fondos de pensiones, de empleados y a los mismos empleados de la entidad, que podrán ofertar y generalmente compran pedazos pequeños. Surtido este trámite, se hará la ronda de competencia entre los posibles competidores privados.