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En el patio de honor del Palacio de los Papas, donde nació el festival en 1947, "Arquitectura", del exitoso dramaturgo francés Pascal Rambert, pinta un retrato sin ambages de una familia devastada de artistas, filósofos y compositores, en una suerte de metáfora de una Europa enferma.
La pieza abre la 73ª edición (4-23 de julio) del Festival de teatro de Aviñón, uno de los más prestigiosos junto con el de Edimburgo y en ella se dan cita algunos de los principales nombres de la escena francesa, como Emmanuelle Béart, Jacques Weber o Audrey Bonnet.
Aunque esté ambientada antes del Anschluss de 1938, no se trata de una obra histórica, precisó Rambert.
"La monté a raíz de lo que me preocupa, en 2019, todo lo que está ocurriendo por todas partes en Europa, en los países donde pongo en escena mis obras, como Italia o España, donde Vox [un partido de ultraderecha] obtuvo grandes resultados" en abril, precisó el autor, de 57 años.
"Si en una época tan brillante y creativa no se impidió la llegada del nazismo, ¿qué podemos decir de la actualidad? Es fácil decir que hoy no estamos en el Tercer Reich. Pero hay algo más dañino", aseguró. Lea también: Político: ¿Ya leyó a Dostoievski, a Stendhal y a Dickens?
"Lo falso se convierte en verdadero"
Sus obras, como "Una (micro)historia económica del mundo", de 2010, "La clausura del amor", que triunfó en el festival de 2011 y luego registró un éxito mundial al ser traducida a 23 lenguas, o "Ensayo" (2014) han sido interpretadas por todo el mundo, de México a Taiwán, pasando por Egipto.
"Trabajar en todos esos países me lleva a un momento de la historia que estoy viviendo y que me parece preocupante, y mis obras son conscientes del estado del mundo", afirma el director, que se declara un "europeo extremadamente convencido".
Como dramaturgo, defiende que su papel es "enderezar el lenguaje" en una época dominada por la desinformación, donde "lo falso se convierte en verdadero". La elección de los actores no es baladí: él crea sus obras con y para esos grandes intérpretes desde 2011.
"Si no estuvieran ahí, no habría obra: conozco su energía, paso mucho tiempo con ellos", señaló Rambert. Incluso logró convencer a Jacques Weber quien, durante 50 años de carrera, boicoteó el festival y, sobre todo, el patio de honor debido a su mala sonoridad.
Rambert no es el único que ha llevado a Aviñón sus preocupaciones sobre Europa. Roland Auzet, en "Nosotros, Europa, banquete de los pueblos", basada en un texto de Laurent Gaudé, cuestiona el populismo, la democracia y el sistema de representación a través de una "escenografía polifónica".
El festival, que desde 2013, cuando asumió la dirección Olivier Py, está más orientado hacia las cuestiones sociales y políticas, ha dado voz este año a Kirill Serebrennikov, el "enfant terrible" del teatro ruso, quien tiene prohibido viajar fuera de Moscú pese a que su arresto domiciliario fuera cancelado en abril.
Procesado por un controvertido caso de desvío de fondos, el ruso verá, en la distancia, el montaje de su nueva obra, "Outside", sobre el fotógrafo chino censurado Ren Hang, se suicidó a los 29 años en 2017.
A falta de grandes nombres -excepto en el caso de la obra de apertura-, el prestigioso festival quiere destacar a potenciales promesas de la escena susceptibles de sorprender al público.