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El pañuelo verde no es un accesorio de moda, pero empieza a ganar terreno en las calles de Buenos Aires. Es usual observar que mujeres de todas las edades, aunque mucho más las jóvenes, lo lucen en el cuello o en una de sus muñecas. El color no es antojadizo. Como el violeta identifica al feminismo, el naranja a la Iglesia, el rojo a los partidos de izquierda y el amarillo a Cambiemos, el espacio político del presidente Mauricio Macri, el verde resalta en la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Con la leyenda “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, las mujeres coparon la plaza del Congreso en una manifestación que busca apoyar un proyecto que hace mucho más grande la grieta de la sociedad argentina.
La marcha del lunes mostró el respaldo de una multitud de mujeres, en su mayoría adolescentes, que se movilizaron desde Plaza de Mayo al Congreso para pedir la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. El proyecto fue impulsado en marzo por las diputadas Victoria Donda (Libres del Sur), Brenda Austin (UCR), Mónica Macha (FPV) y Romina del Pla (FIT). Y recién el miércoles se debatirá en el parlamento argentino. Según los datos oficiales que brindó Amnistía Internacional, el aborto es la principal causa de muerte. En el país hay 500.000 abortos clandestinos. Y en 17 de las 24 provincias nacen cada año 3.000 bebés de niñas de entre 10 y 14 años. Datos crudos. Tanto como la realidad.
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En Argentina es ilegal interrumpir el embarazo con dos excepciones, que están contempladas en el Código Penal desde 1921: en casos de violación o riesgo de fallecimiento de la madre. Y aunque hace 12 años se promulgó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, en los colegios se aplica de forma incompleta o sesgada, especialmente en los religiosos. Esta ley no parece suficiente, de todos modos, para las activistas.
El Congreso tomó nota. Macri, también. El 8 de marzo, cuando miles de mujeres se volcaron a las calles de Buenos Aires en otra resonante marcha por el Día de la Mujer, se reclamó por la despenalización del aborto y la brecha salarial con los hombres, que en las empresas alcanza al 27 %. El primer mandatario se mostró hábil para bajar un mensaje acorde al tono del reclamo feminista. “No podemos permitir que una mujer gane menos que un hombre. No tiene sentido ni explicación para aquellos que trabajamos día a día con ellas”, sostuvo entonces. Pero nada dijo del aborto. Eso sí, no se meterá en la discusión de la Cámara Baja. Y por las dudas, el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, advirtió que “no hay ninguna posibilidad” de que Macri vete la ley. Ocurre en tiempos en los que el presidente aplicó el DNU para planchar la resolución de retrotraer las tarifas de los servicios a noviembre de 2017, como se decidió en el Senado.
Avelluto, justamente, está a favor de la despenalización. Y es apenas una muestra de la división que existe en Cambiemos respecto al tema. Sin ir más lejos, esta semana se hicieron dos fotos en la plaza del Congreso con distintos protagonistas. Entre los que están en contra se observó a Gabriela Michetti, vicepresidenta de la nación. Y si los principales funcionarios del Gobierno tienen posiciones encontradas, los diputados también.
Entre aquellos que tienen resistencia moral y convicción religiosa y los que promueven la despenalización del aborto en pos de la libertad de decisión de la mujer embarazada hay un enfrentamiento ideológico. Se observa entre los ciudadanos comunes y eso mismo sucede entre los diputados. Por eso, los que impulsan el proyecto por el aborto legal, seguro y gratuito tomaron en cuenta otras propuestas para lograr consenso. En el último plenario se incluyó la objeción de conciencia, una asesoría profesional entre el pedido de la práctica del aborto y su realización, y una modificación respecto de cómo funcionaría la ley en embarazos de adolescentes de entre 13 y 16 años. En este último caso se tomará en cuenta el artículo 26 del Código Civil, que marca que las chicas de esa edad tienen “aptitud para decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física”.
En cuanto a los plazos para la ejecución del aborto, el proyecto base ya contemplaba cinco días entre el requerimiento y su práctica. Aunque durante ese lapso habrá una instancia de atención médica y psicológica a la mujer embarazada, durante la que recibirá información sobre el tratamiento y sobre anticoncepción. El dictamen sostiene que el aborto legal podrá requerirse hasta las 14 semanas de gestación. Una vez superado ese tiempo, continuará la punibilidad sobre la práctica.
La Iglesia está atenta a esta cuestión. La Conferencia Episcopal Argentina había advertido que “se debe proteger la existencia de los inocentes que no pueden defenderse”. Y por estas horas, dos sacerdotes se expresaron en sus homilías y les pidieron a los diputados provinciales —con nombre y apellido, aunque no estuvieran presentes— que voten en contra del proyecto.
La diputada oficialista Silvia Lospenatto disparó: “Me pregunto si los que están en contra de la despenalización pueden mirar a sus hijas a la cara y obligarlas a tener un hijo no deseado o si las denunciarían si deciden abortar”. En la vereda de enfrente, los provida, que defienden al bebé por nacer y a sus madres, ya juntaron 400.000 firmas. El 25 de marzo hicieron una marcha bajo el lema “Legal o ilegal, el aborto mata igual”.
“Yo voy por la vida. ¿Sabías que de la semana 6 a la 14 el corazón del bebé late más de 13 millones de veces?”, preguntó Maru Botana, una famosa cocinera de la televisión, madre de seis hijos, en un aviso en el que participaron figuras reconocidas, artistas y deportistas, entre ellos los hermanos Manuel y Felipe Contemponi, exjugadores de Los Pumas, la selección de rugby de Argentina. Mariana Rodríguez Varela, una vecina de la ciudad de Buenos Aires, se autoproclamó la militante del bebé. En una de las audiencias de debate mostró ecografías y la foto de una niña de 12 años que había sido violada, pero tenía su hijo en brazos. Y repartió bebés de juguete, tal cual muestra su perfil de Facebook.
La coyuntura respecto a este tema no hace más que desnudar otra muestra de la polarización que existe en la Argentina. Aunque, en este caso, hasta los propios partidarios no se ponen de acuerdo.
Todo indica que el miércoles, después de 15 sesiones y la presencia de 738 oradores, habrá una definición en favor de la legalización del aborto. Será una dura contienda en el parlamento, está claro. Habrá otra manifestación de pañuelos verdes, como el lunes. Las mujeres encontraron hace tres años, desde el nacimiento del movimiento Ni Una Menos, que buscó plantarse contra la violencia machista, un fuerte apoyo de distintos sectores de la población. A pesar de todo hubo 871 feminicidios entre 2015 y 2018. Aunque el tema que ahora ocupa la mayor atención en la agenda es el aborto y sus consecuencias. Un tema que urge resolver.
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