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Afganistán vivió este martes una sangrienta jornada con dos ataques que dejaron al menos 25 muertos, uno de ellos en un hospital de la capital Kabul y el otro durante un funeral en el este del país.
Trece personas, incluyendo dos bebés, murieron en el ataque perpetrado por hombres armados en el hospital de Kabul, anunció un vocero del ministerio afgano del Interior.
"Los terroristas mataron a 13 personas inocentes, incluyendo dos bebés, en el ataque del hospital. El balance incluye también madres y enfermeras", declaró Tareq Arian.
Más de 100 personas, entre ellas tres extranjeros, fueron auxiliados por las fuerzas de seguridad afganas durante una operación que llevó varias horas. Durante la operación, bebés eran llevados en brazos por hombres fuertemente armados, envueltos en mantas.
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El hospital, que dispone de una importante maternidad, se encuentra en el oeste de Kabul, donde vive la minoría hazara, blanco a menudo de ataques de militantes del grupo Estado Islámico (EI).
Este estallido de violencia en Afganistán coincide con la crisis sanitaria del coronavirus, que obliga a llevar a cabo operaciones militares en todo el país para impedir las contaminaciones.
Un pediatra, que huyó del hospital, dijo a la AFP que escuchó una poderosa explosión a la entrada del establecimiento. "El hospital estaba lleno de pacientes y médicos, y se produjo una situación de pánico total en el interior" relató, y pidió no ser nombrado.
Los servicios de maternidad del hospital están apoyados por la ONG Médicos sin Fronteras (MSF).
"Los hospitales y el personal sanitario no deberían ser atacados. Llamamos a todas las partes a que cesen estos ataques" instó el viceministro de salud, Waheed Majroh.
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Kamikaze en funeral
Una hora después, un kamikaze mató al menos a 15 personas en el funeral de un comandante de policía local, en la provincia oriental de Nangarhar, según un portavoz provincial, Attaullah Khogyani."Hacia las 11h, un kamikaze detonó sus explosivos durante un funeral", declaró el portavoz. Amir Mohamad, uno de los 50 heridos en el atentado, afirmó que miles de personas se habían congregado en el funeral, tipo de evento que suele aglomerar a grandes muchedumbres en Afganistán.
Los insurgentes talibanes negaron su implicación en cualquiera de los ataques de este martes, que se producen un día después de que cuatro personas, entre ellas un niño, resultaran heridas en una serie de explosiones sucesivas en un distrito del norte de Kabul.
Los ataques con bomba o disparos de cohetes por grupos como el Estado Islámico o los talibanes son frecuentes en el país.
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Sin embargo, los insurgentes talibanes no han reivindicado ningún gran ataque en Kabul desde la firma de un histórico acuerdo con Washington a fines de febrero, según el cual Estados Unidos se comprometió a una retirada total de las fuerzas extranjeras de Afganistán en un plazo de 14 meses.
Los talibanes han puesto fin a los ataques contra el ejército de Estados Unidos y las tropas de la OTAN, un punto incluido en el acuerdo, pero han redoblado la violencia contra las fuerzas afganas.
Las negociaciones de paz entre los rebeldes y el gobierno de Kabul, previstas para el 10 de marzo, otro de los puntos del acuerdo en los talibanes y Washington, aún no han comenzado.