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Este martes se cumple una semana desde el estallido de las protestas en Estados Unidos a causa de la muerte del afroamericano George Floyd, quien, de acuerdo con dos reportes forenses, fue asesinado por la Policía de Minneapolis. Las manifestaciones, que parecen tornarse cada vez más violentas en las calles, han llegado hasta las puertas de la Casa Blanca y no han dado hasta ahora señales de apaciguarse, aun cuando aumenta la represión por parte de las autoridades y las amenazas del presidente Donald Trump contra los ciudadanos que salen a la calle a marchar.
Tras siete días con el país en llamas, se ha abierto un gran interrogante sobre este episodio: ¿fueron extremistas infiltrados en las marchas pacíficas quienes condujeron a esta reacción tan violenta?
The New York Times se hizo el lunes una pregunta mejor: ¿cuáles extremistas?
Una vez comenzaron los violentos choques entre los manifestantes y las autoridades, la derecha estadounidense centró sus ojos en culpar a la “izquierda radical” por la escalada de este episodio. El primer fue desde luego el presidente Trump, quien aseguró que todo había sido culpa de Antifa, un movimiento de acción antifascista que, según argumenta, se asoció con manifestantes de izquierda para generar el caos a través de acciones más agresivas contra el gobierno, como el vandalismo que ha circulado por redes.
Trump incluso ha amenazado con catalogar a este grupo dentro de la lista de terrorismo del país, desconociendo por completo que aquello que dice no se puede realizar. Según Mary McCord, exjefa de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia, “no hay autoridad legal para hacer eso. Y si se aprobara dicha ley, enfrentaría serios desafíos de la Primera Enmienda”.
Pero Antifa, que ni siquiera tiene líder o sede, no es el único grupo asociado con infiltrarse en las actuales marchas. Hay cuatro grupos extremistas sospechosos de involucrarse en las manifestaciones para manchar el movimiento que en un inicio comenzó de manera pacífica y que ha tratado de llevar ese hilo en toda la semana.
El primero es desde luego Antifa, el cual está en la lupa de Trump y del fiscal general de Estados Unidos, William Barr, quien se ha encargado de llevar la rama Judicial al servicio del presidente. Barr apuntó luego de una comunicación del presidente que trabajará con el FBI se aliará con la policía para comenzar a identificar a los manifestantes violentos a quienes, como el mandatario, calificó de “terroristas nacionales”. Esto resulta extremadamente preocupante para todos los integrantes del movimiento en marcha.
Considerando los casos de represión que han quedado registrados, el anuncio solo les daría más alas a los servicios de seguridad para atacar las manifestaciones: hay violencia contra los periodistas de parte de los policías y un evidente aumento del abuso de la autoridad contra los ciudadanos. Tan solo el lunes se registró una nueva muerte de un afroamericano a manos de la policía. Se trata de David McAtee, quien murió tras recibir varios tiros de oficiales en Louisville, Kentucky, en medio de una manifestación. Su caso aún continúa bajo estudio, pero lo que ha causado indignación entre la comunidad local es que ninguno de los oficiales implicados en su muerte tenía activadas las cámaras corporales que facilitan la investigación. Por otro lado, el número de arrestos se elevó a los 5.000, y lejos de clamar por una reconciliación nacional, el presidente ha incitado a los gobernadores a arrestar más personas y ser más agresivos con los manifestantes.
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¿Hay evidencia de que Antifa esté involucrada en la escalada de violencia? La respuesta es no. Nadie lo sabe. Ruth Ben-Ghiat, profesora de historia en la Universidad de Nueva York, le dijo a Global News de Canadá que todavía no se tiene suficiente información para saber si los saqueadores son de este grupo o si solo se trata de personas que están sacando provecho del caos. Tampoco hay evidencia de que se trate del segundo grupo, el de los anarquistas. Estos son simpatizantes tanto de la izquierda como de la derecha que solo buscan sembrar el caos y que estarían encantados, según los analistas de estos grupos, con una guerra racial en Estados Unidos.
Pero de quienes sí hay ciertas pruebas sobre algún tipo de infiltraciones en las manifestaciones actuales, como advierte Ben-Ghiat, es de los últimos dos grupos: el de los supremacistas blancos y los Boogaloo Boys, sobre quienes el lunes recayeron las denuncias más pesadas hasta el momento.
Ya se ha hablado mucho sobre los supremacistas blancos en el pasado reciente. Son grupos afiliados a los ideales de “la supremacía de la raza blanca”, opositores de la migración y defensores de posiciones radicales de extrema derecha. Presumen estar afiliados a organizaciones neonazis y a otros grupos, más locales, como el Ku Klux Klan. Han estado en el escarnio público por los múltiples tiroteos que han realizado en los últimos años en busca de una guerra racial. En cambio, poco se ha hablado sobre los Boogaloo Boys, un grupo hasta ahora relativamente desconocido.
Los Boogalo son, ante todo, entusiastas de la posesión de armas en Estados Unidos que claman por un ‘segundo boogaloo’, término que han acuñado en redes sociales para hablar sobre una segunda guerra civil en Estados Unidos, la cual, desean, sea una guerra de razas. Muchos de ellos se han presentado a las protestas con armas y han amenazado por redes sociales a cualquier activista de izquierda.
Las redes sociales se han convertido en el centro de operaciones de desinformación y amenazas de estos grupos. El periodista Ben Collins, de NBC, informó el lunes que Identity Europa, otro grupo supremacista blanco, había sido el creador de una supuesta cuenta de Antifa desde la que hizo parecer que este grupo de izquierda estaba detrás del vandalismo en las ciudades. Twitter, quien confirmó la estrategia de manipulación, suspendió la cuenta por incitar a la violencia. Como esta, más informaciones engañosas y manipuladas han circulado en la red.
“La narrativa antifa ganó fuerza porque “las redes establecidas de personas influyentes hiperpartidistas en las redes sociales ahora trabajan juntas como una máquina bien engrasada”, le dijo Erin Gallagher, investigadora de redes sociales, a Davey Alba en The New York Times.
No se sabe si Antifa, como dice Trump, ha estado detrás de las muestras de vandalismo en las recientes manifestaciones en el país. Lo único seguro, según expertos, es que no hay datos hasta ahora que confirmen esta teoría, y que, de haber infiltración en las marchas, esta no habría llegado solo de parte de este grupo, pues hay una gran cantidad de movimientos que estarían buscando la oportunidad para sembrar el caos y deslegitimar la protesta contra el abuso policial y el racismo en el país. Y estos son tanto de a extrema izquierda como de la extrema derecha.
“La información errónea es un ouroboros que nunca termina, comiendo su cola una y otra vez… Es una lástima que estas tácticas se estén implementando mientras que los temas legítimos están a la vanguardia de las noticias ahora. hablar sobre lo que estamos viendo en línea y las tácticas de información errónea en juego no deberían distraernos de los temas importantes en el corazón de las protestas”, lamentó Alba en su Twitter.