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La reunión entre los líderes de la Unión Europea, en la que no se tomarán decisiones, servirá para discutir por primera vez a nivel de jefes de Estado y Gobierno la propuesta de la Comisión Europea de reforzar con 10.000 policías la Guardia Europea de Fronteras y Costas y para pasar revista a los contactos sobre el "brexit", con vistas a llegar a un acuerdo en otoño que permita cumplir el calendario previsto.
La reunión fue precedida por una cena de trabajo el miércoles en la que los mandatarios constataron las "diferencias" en la manera de abordar la migración en la UE, aunque coincidieron en que hay que aumentar la cooperación con terceros países, y en particular Egipto.
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Pese a la desunión, el ambiente fue más "distentido" que en las semanas precedentes, cuando se produjeron algunos rifirrafes, por ejemplo entre el ministro de Exteriores italiano, Mateo Salvini y el titular de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn.
El canciller austríaco, Sebastian Kurz, dijo hoy a su llegada a la cumbre sentirse "aliviado" por la mejor atmósfera, aunque reconoció que las diferencias limitan las posibilidades de llegar a un acuerdo sobre la reforma del Reglamento de Dublín, que establece qué país es responsable de tramitar las solicitudes de asilo en la UE.
También el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, reconoció que los ánimos están más "distendidos", pero criticó la manera en que se plantea la discusión sobre los inmigrantes irregulares en la Unión, donde se habla de "pagar" como manera de "ser solidarios".
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"No estamos hablando de alfombras o productos", dijo Bettel, que opinó que "hablar del precio de los inmigrantes es una vergüenza para todos".
Por su parte, a su llegada a la cumbre el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, insistió en la necesidad de un mecanismo "verdaderamente europeo" de gestión del desembarco y la gestión de inmigrantes.
Sobre si la participación de otros estados, que no quieren recibir inmigrantes, podría ser en forma de ayuda económica, Conte indicó que ese tema se discutió ayer, pero afirmó que eso sería una posibilidad residual y que lo importante es que haya una "participación amplia" en el mecanismo de distribución de los migrantes.
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Por su parte, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo al entrar que "no hay necesidad" de que Frontex defienda las fronteras húngaras y recordó que el asunto plantea un problema de soberanía.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, reconoció que no hay "avances" en la gestión de la inmigración irregular, pero confió en que de aquí a finales de año los Veintiocho logren al menos un acuerdo para fortalecer la agencia de fronteras Frontex, con 10.000 guardias adicionales para 2020.
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El presidente francés, Emmanuel Macron, mencionó por su parte la necesidad de aumentar la cooperación con África y de mejorar la legislación europea sobre los retornos de los inmigrantes que no tienen derecho a permanecer en la Unión.
Sobre el "brexit", los líderes admitieron que hay elementos que dificultan cerrar el acuerdo de retirada en otoño, como se prevé en el calendario de salida, pero confiaron en que esos aspectos se logren resolver.
En ese contexto, se acordó la celebración de una cumbre extraordinaria en noviembre para acelerar las negociaciones de la salida de Reino Unido y lograr que el "brexit" se produzca con un acuerdo el 29 de marzo de 2019, según anunció hoy el primer ministro holandés, Mark Rutte.