Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El Judiaísmo, Cristianismo y el Islam, son todas religiones que comparten, en esencia, la búsqueda de la armonía y la convivencia pacífica entre los seres humanos. Para los millones creyentes de cada una de estas creencias, Jerusalén es una Ciudad Santa. Sin embargo, este hecho, lejos de protegerla de los odios y la violencia, la ha convertido en el escenario de los peores enfrentamientos de Oriente Medio.
(Le puede interesar: Jerusalén, la última tentación de Trump)
El origen del conflicto que hoy tiene al mundo paralizado, después de que Donald Trump anunciara que va a reconocer a Jerusalén como capital de Israel, es un asunto religioso.
Entre los muros del Casco Viejo de Jerusalén se encuentran monumentos llenos de significado para los creyentes. Uno de ellos es la explanada de las Mezquitas, llamada Haram al Sharif (el noble santuario) por los árabes y Monte del Templo por los judíos.
En el islam, este es su tercer lugar santo. Según la tradición musulmana, es el santuario más lejano que el profeta Mahoma haya visitado. El emblemático Domo de la Roca, con su cúpula dorada, se sitúa en el lugar desde donde, según la creencia musulmana, el profeta ascendió a los cielos en ancas de su yegua alada. Se lo llama así por la Mezquita Al Aqsa que se encuentra en el sitio
Por el otro lado, este es el lugar más sagrado para los judíos, pues su tradición dice que allí se erigía su templo.
El Muro de los Lamentos también está en Jerusalén. Es el último vestigio del Segundo Templo judío destruido en el año 70 d.C por los romanes. Es el sitio más sagrado para hacer oración en la creencia judía.
Los cristianos encuentran el Santo Sepulcro en Jerusalén. La tradición cristiana indica que allí Jesús fue crucificado, por lo tanto, no hay un sitio más sagrado en el cristianismo que el Santo Sepulcro.
Los reclamos de Israel y Palestina
Para los israelíes, Jerusalén es su capital. Al habers sido la capital del reino de Israel del rey David (Siglo X a.C), Israel reclama que esta es su capital desde hace más de 3.000 años por razones religiosas y políticas. Después de la destrucción del Segundo Templo, el judaísmo evocó siempre un retorno a Jerusalén.Palestina por su parte, la reclama como la capital de su futuro Estado. Los palestinos reivindican. Representan alrededor de un tercio de una población de 882.000 personas, pero es importante aclarar que estas son estadísticas israelíes y que mayoritariamente se encuentran ubicados en Jerusalén Este.
Tanto para israelíes como para palestinos, Jerusalén es un símbolo nacional y religioso sin parangón. Para los palestinos, la defensa de Jerusalén y la Mezquita de Al Aqsa es un elemento de unidad.
La explanada, mencionada previamente, es fuente casi permanente de tensiones. Por razones históricas está bajo la autoridad de Jordania, pero todos los accesos están bajo control de las fuerzas de seguridad israelíes.
Los judíos tienen derecho a visitarla pero no a orar. Sin embargo, cada tanto, grupos judío desafían la prohibición provocando incidentes. El reconocimiento de Jerusalén como capital israelí será, así, un motivo para escalar el conflicto en el territorio. Trump ha sido fuertemente cuestionado por sus homólogos en varios países del mundo, entre ellos el presidente francés Emmanuel Macron.
*Con información de AFP