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Una pequeña niña hondureña se ha convertido en el símbolo de la grave situación migratoria que ha generado la nueva política impulsada durante el gobierno de Donald Trump.
En plena polémica por la política de separar a los menores migrantes de los adultos con los que han entrado irregularmente en territorio estadounidense, en la zona fronteriza de McAllen, Texas, uno de los puntos calientes de los límites con México, el fotógrafo de Getty Images y la AFP, John Moore, capturó el llanto de una pequeña niña de unos dos años de edad.
De acuerdo con el reportero, la pequeña entró en llanto luego de que la Policía migratoria la apartara de su madre mientras la requisaban.
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La familia había cruzado el río Bravo desde México y fueron detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos antes de ser enviados a un centro de procesamiento para una posible separación.
La fotografía fue capturada en horas de la noche. De acuerdo con el reportero, madre e hija llevaban dos meses viajando hacia Estados Unidos.
"Me hubiera gustado hablar más tiempo con ella, pero no pude. Me contó que habían llegado desde Honduras y que llevaba viajando un mes entero con su hija de dos años", dijo Moore en entrevista con el portal BBC Mundo.
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Dice el reportero que el momento más difícil de su noche de trabajo fue cuando se encontró con esta pequeña niña. Moore, padre de dos hijos, dijo a la BBC que fue muy difícil capturar la fotografía pues sabía que la niña y su mamá iban a ser separados.
"He visto esto muchas veces, pero esta vez fue emocionalmente más intenso", aseguró Moore, quien, entre otras cosas, ha cubierto crisis migratorias en Oriente Medio o Pakistán.
La política del gobierno de EE.UU. separar a los niños de sus padres inmigrantes arrestados cruzando la frontera con México ha levantado una creciente ola de reproches, que arrincona al presidente Donald Trump. De hecho, hasta la primera dama, Melania Trump, ha dicho que las imágenes de ver a los niños separados de sus padres es algo difícil.
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En las últimas seís semanas, la Policía migratoria de Estados Unidos ha sido culpable de separar a cerca de 2.000 familias inmigrantes que tenían el objetivo de llegar completas al país.
De acuerdo con la medida, los adultos que intentan ingresar a territorio estadounidense de forma ilegal han cometido un delito por el que deben ser juzgados, lo que implica que pierden la custodia de los menores. Por eso, los pequeños terminan siendo apartados de sus padres y ubicados en albergues.