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El escenario menos costoso para Nicolás Maduro es permitir, este sábado, el ingreso de los alimentos y medicinas con los que Estados Unidos y sus gobiernos aliados pretenden llevar alivio a millones de venezolanos urgidos de ayuda y, de paso, tumbar su régimen. De impedirlo, a través del uso de la fuerza, estaría entregando en bandeja de plata a sus poderosos detractores toda una justificación para intervenirlo militarmente y así acelerar su caída. Eso piensan dirigentes políticos venezolanos apostados en territorio estadounidense consultados por El Espectador.
De acuerdo con sus testimonios, este diario reconstruyó los posibles escenarios que se vislumbran desde la oposición para la jornada de entrega de ayudas en el corredor humanitario que se tendió desde territorio colombiano, hoy con epicentro en Cúcuta, y hacia adelante, con bases secundarias en La Guajira, Arauca y puntos de envío desde Brasil y las Antillas de los Países Bajos.
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Hoy, todos los reflectores de la atención mundial apuntan hacia Cúcuta y al desenlace de lo que ocurra allí cuando empiece la jornada de entrega de la llamada “ayuda humanitaria” recaudada por gobiernos y organismos multilaterales. Y lejos de las imágenes que puedan mostrar los noticieros y redes sociales, no se tratará solamente de un asunto entre civiles venezolanos retando a Maduro y el poderío de sus Fuerzas Armadas. El asunto de fondo está en las potencias involucradas y los intereses geoestratégicos que manejan frente al futuro de Venezuela.
Después del concierto multitudinario de ayer, preámbulo para que los medios de comunicación del mundo pusieran sus ojos sobre Cúcuta, estos son los escenarios hipotéticos de lo que puede ocurrir este sábado:
1. Que Maduro acepte la ayuda y asuma su distribución, aunque le representaría un duro golpe moral, debido a todo lo que le antecedió. Este escenario es, según las fuentes consultadas, el menos costoso para Maduro y del que incluso podría sacar dividendos políticos, si sabe jugarlo con inteligencia, pues le quitaría a Juan Guaidó, quien se proclamó presidente encargado el 23 de enero, el caballito de batalla de la ayuda humanitaria.
Incluso puede ir más allá y asumir el control del cargamento, para su verificación y posterior distribución. Así, además de ganar tiempo, daría un claro mensaje de que, por encima de Guaidó, él es quien tiene el control real del país. “Frente a ese escenario hipotético, Estados Unidos, Colombia y demás países se verían forzados a aceptar. Lo que le permitiría a Maduro ganar tiempo”.
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“El tiempo, que ha sido el principal aliado del usurpador (así se refiere a Maduro) en el pasado también juega a su favor en esta oportunidad”, opinó un dirigente venezolano en Washington. Y agregó: “No podemos llegar a finales de marzo en la misma situación. Debido a las sanciones económicas y al cerco internacional contra su narcodictadura, su permanencia por varios meses más traería una grave hambruna para el pueblo venezolano. De ahí que necesitamos que se vaya cuanto antes, por dolorosa que pueda resultar la solución”, precisó.
2. Civiles saboteadores, movidos por Maduro, se infiltran y generan caos y vandalismo. Los líderes venezolanos en la oposición aseguran que Maduro transó con delincuentes encarcelados y personas provenientes de barriadas pobres, donde está su principal apoyo, el pacto de excarcelarlos y entregarles beneficios económicos a cambio de que se infiltren en las caravanas de ayuda. Incluso, con guerrilleros colombianos, tanto del Eln como de las disidencias de las Farc, a quienes resguarda en su territorio. “Cumplirían el papel de sabotear la jornada y generar el caos, buscando provocar enfrentamientos y actos de violencia. Con esta estrategia pretenden que la opinión pública perciba desunión entre la oposición y se reduzca la jornada a una situación de alteración del orden público ‘entre civiles’. Frente a este escenario, las autoridades, en cabeza de Maduro, estarían llamadas a manejar —con el uso de las fuerzas legítimamente establecidas— una simple situación de alteración del orden público interno”, enfatizó otra de las fuentes consultadas por este diario.
Este escenario también le daría tiempo valioso a Maduro para librarse de parte de la presión internacional y le otorgaría nuevos argumentos para arreciar su discurso antiimperialista, mientras espera nuevos desarrollos del contrapeso que aliados suyos, como Rusia, China, México, Uruguay y Cuba, ejerzan en organismos multilaterales para presionar el cese de las sanciones económicas lideradas por Estados Unidos.
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3. Que elementos de la Guardia Nacional desoigan a Maduro y permitan el ingreso de la ayuda. Este sábado, Guaidó hará reiterados llamados tanto a los miembros de la cúpula como a los demás integrantes de la Guardia Nacional apostados en la frontera para que permitan el ingreso de los alimentos y medicinas. El mensaje, centrado en un llamado de hermandad y apego a los principios morales y patrióticos para defender a las personas por encima de los intereses de los gobernantes de turno, busca fracturar el principal apoyo que Maduro tiene en el interior del país. “Así sea ver a un solo alto oficial o incluso que la televisión y las redes sociales muestren a uniformados de cualquier rango desoyendo la orden presidencial de atacar al pueblo, sería un mensaje contundente y una ganancia para todos. Seríamos capaces, así, de generar un efecto dominó en el interior de las Fuerzas (Armadas), lo que haría tambalear el apoyo. Hoy Maduro está parado en el respaldo de sus militares, pero ese apoyo representa una mesa de tres patas. Pronto haremos que una de ellas ya no quiera seguir soportando tanto peso inmoral y no habrá más remedio que verlo caer”, enfatizó otra dirigente venezolana.
4. Que Maduro no permita el ingreso de la ayuda y haya represión. Ver imágenes de uniformados venezolanos fieles a Maduro y su séquito reprimiendo a civiles vestidos de blanco, solo porque éstos decidieron ir en búsqueda de alimentos y medicinas que su gobierno fue incapaz de suministrarles todos estos años, pondría a Nicolás Maduro en la deshonrosa palestra de los peores dictadores de la historia. Y más acorralado que nunca por la condena y el señalamiento internacional.
Pese al respaldo político y económico que aún le llega de poderosos aliados como Rusia y China, resultaría insostenible para éstos, frente a la opinión pública internacional, seguir apoyando un régimen que se aleja de su pueblo desarmado y que lo reprime con las armas del Estado. “Sería un escenario de lucha entre David y Goliat. Y como en la escena bíblica, aquí el pueblo venezolano desarmado pero valeroso saldría victorioso frente a un gigante opresor que se le enfrenta armado hasta los dientes, embriagado por el poder del dinero y su maquiavélico círculo dictatorial”, señaló otro de los consultados.
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5. Que Maduro cruce la línea roja y haya muertos. Si la jornada de este sábado culmina con la pérdida de vidas humanas, ello traería consecuencias internacionales contra Maduro y, a decir de las fuentes consultadas, “cruzaría la línea roja, dando así justificación a una intervención militar liderada por EE. UU.”. “No nos olvidemos de que la ayuda humanitaria no es propiedad del sector privado sino que está financiada con recursos de la comunidad internacional. Si en medio del operativo de entrega de dicha ayuda, Maduro provoca la pérdida de vidas humanas, bien sea de venezolanos o extranjeros, se le considerará un ataque directo a la propiedad de los gobiernos patrocinadores de la jornada y habrá significado que cruzó la línea roja”. “Al cruzar la línea roja no habrá camino distinto que acelerar los tiempos para la caída de Maduro. A nadie le conviene que llegue el mes de marzo con Maduro en el poder. Estamos en una carrera contra el reloj y llegó el momento de acortar los tiempos. Nicolás ya no debe ir más”, puntualizó otro líder opositor.