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El presidente estadounidense, Donald Trump, presentará este martes, 28 de enero de 2020, su plan de paz para Oriente Próximo con el que pretende resolver, de manera ambiciosa, las disputas entre Israel y Palestina. Hay mucha incertidumbre con respecto al documento, al que Trump calificó de ser el “pacto del siglo”, pues no se ha revelado detalle sobre su contenido. Solo se conoce la primera fase que se centra en el plano económico y cuyo objetivo es recaudar US$50.000 millones que se destinarán para territorios palestinos en la siguiente década y para impulsar las economías de Egipto, Jordania y Líbano. Sin embargo, hay algunos factores que anticipan problemas para el acuerdo del presidente estadounidense, uno de los principales es que una de las partes condena el pacto de entrada.
Nabil Abu Rudaineh, vocero de la oficina del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, dijo que este pacto “causará una explosión. Ningún palestino puede aceptar esta peligrosa conspiración”. El mismo Trump ha reconocido el descontento entre los palestinos. “Estoy seguro de que pueden reaccionar negativamente al principio, pero en realidad es muy positivo para ellos”, apuntó el presidente estadounidense.
“Como parte de su campaña equivocada para ser considerado para un Premio Nobel de la Paz, el presidente Trump está avanzando con un plan desarrollado por su yerno para poner fin al conflicto israelí-palestino. El jueves, la administración dio un paso importante hacia la entrega de la propuesta demorada de Jared Kushner, cuando el vicepresidente Mike Pence anunció una invitación al primer ministro Benjamin Netanyahu para reunirse en Washington la próxima semana. También se invitó a la oposición, pero no es la opción obvia para la cumbre. En lugar de incluir al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en una charla para determinar un acuerdo entre Israel y Palestina, Pence extendió la invitación al retador de Netanyahu en las elecciones de marzo, Benny Gantz”, escribió Matt Stieb, colaborador de la New York Magazine.
La falta de inclusión de líderes palestinos en la mesa de negociaciones vaticina grandes líos para la implementación de un acuerdo. “Trump no está haciendo esto para ayudarnos, sino para ayudar a su amigo Netanyahu”, recriminó Mahmoud al-Aloulm, vicepresidente del gobernante Partido Fatah de Palestina. Los líderes de palestina han rechazado las posiciones y también las invitaciones del gobierno Trump desde que este reconoció a Jerusalén como capital israelí en 2018. Pero este rechazo no es el único problema. Los Acuerdos de Oslo, diseñados para ofrecer una solución al conflicto palestino-israelí y firmados por los gobiernos de estos dos países, están en riesgo, pues la Organización para la Liberación de Palestina amenazó con retirarse de estos si Trump continúa con su plan de paz adelante.
El acuerdo provisional de Oslo II divide a Cisjordania en tres zonas: A, bajo control civil y de seguridad palestino; zona B, bajo control civil palestino y de seguridad israelí, y C, bajo control civil y de seguridad israelí. Para muchos israelíes, Oslo fue un error porque supuso la llegada de Yasir Arafat y la ola de atentados suicidas en autobuses y cafeterías en Israel. El proceso, para los de Israel, se descarriló debido a que el presidente palestino no sólo no luchó contra el grupo islamista Hamas para evitar ataques terroristas, sino que promovió la Intifada armada tras el fracaso de Camp David en el 2000. Para los palestinos, en cambio, Oslo fue un error porque Israel lo aprovechó para multiplicar la presencia de colonos en el territorio ocupado en la guerra del 67 (Cisjordania y Jerusalén Este) obstaculizando la creación de su Estado.
El plan de Donald Trump “transformará la ocupación temporal en ocupación permanente”, manifestó el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat. La colonización por Israel de Cisjordania ocupada y Jerusalén este ha continuado bajo todos los gobiernos israelíes desde 1967, pero se ha acelerado en los últimos años desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, un aliado clave de Netanyahu, quien lo describió este fin de semana como “el mejor amigo que Israel ha tenido”.
Si bien los detalles del plan de paz de Trump aún no se han presentado, todo indica que contemplará la anexión israelí del Valle del Jordán y los bloques de asentamientos, la retención de Israel de todas las demás áreas de asentamientos e islas aisladas de autonomía palestina limitada a perpetuidad, todo sin negociaciones ni acuerdos. entre israelíes y palestinos. En otras palabras, una ruptura brusca con décadas de consenso bipartidista de las políticas estadounidenses en múltiples administraciones. Si, como se esperaba, los palestinos lo rechazan, Trump puede dar luz verde a la anexión israelí unilateral.
“Preservar la posibilidad realista de una solución de dos estados es una prioridad estratégica para los Estados Unidos. Si Israel retiene el control permanente de toda Cisjordania y su población palestina, perdiendo la oportunidad de encontrar una manera de separarse de los palestinos, su carácter judío y democrático estará en riesgo. Israel se desplazará lentamente, constantemente hacia convertirse en un estado binacional. Eso es algo que el primer ministro Netanyahu me dijo muchas veces que quería evitar”, explica Daniel B. Shapiro es miembro distinguido visitante en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en Tel Aviv, “si Estados Unidos e Israel implementan el plan Trump sin un acuerdo con los palestinos, no representará el fin del conflicto, sino su perpetuación en una nueva forma”, concluye.
Sin embargo, este no es el único problema que debe tener en cuenta Israel. Como explica Shapiro “mientras los israelíes se preparan para responder a la propuesta de Trump, deben tener en cuenta lo siguiente: ningún presidente demócrata elegido en 2020 se apegará a este plan, ni apoyarán la anexión unilateral. Ahora, algunos dirán que esa es una razón más para moverse rápidamente para aprovechar la oportunidad que Trump presenta. Si Trump sobrevive a la acusación y es reelegido, no habrá dificultades para continuar con este plan desde el comienzo de su segundo mandato. Pero si Trump pierde, adoptar este plan ahora, o proceder con la anexión unilateral, prepara a Israel para un choque inmediato con la próxima administración estadounidense cuando deja en claro que no está obligado por estos términos”, reflexiona Shapiro.