Marco Rubio, el senador antichavista
El senador por Florida es quien ha facilitado los encuentros de la oposición venezolana con miembros del gobierno de Donald Trump y es quien ha promovido las sanciones contra el régimen de Maduro.
redacción internacional
Las sanciones que ha impuesto el Departamento del Tesoro a funcionarios del gobierno de Venezuela tienen firma: Marco Rubio, precandidato republicano a la Presidencia y senador por Florida, estado clave para el triunfo de Donald Trump.
A pesar de los insultos de los que fue blanco durante la campaña por parte del hoy presidente —enano, robot, sudoroso, hombre de manos pequeñas, etc.—, Rubio siempre fue claro: apoyaré al candidato que resulte elegido. Y así lo ha hecho. Rubio se ha convertido en uno de los senadores más firmes con la política (¿tiene?) de Trump.
Y además ha sido uno de los más activos en el tema regional. Fue Rubio el que más presionó al magnate para que echara para atrás la apertura del expresidente Barack Obama hacia Cuba.
Lo mismo ocurrió con Venezuela. Desde tiempos de Obama, el senador por Florida expresó su inconformidad con la política “blanda” del demócrata frente al gobierno de Nicolás Maduro. Obama se negó durante mucho tiempo a imponer sanciones. Eso valió que Rubio bloqueara durante casi un año el nombramiento de Roberta Jacobson, una de las gestoras del acercamiento de EE. UU. y Cuba, como embajadora de Estados Unidos en México.
No está claro todavía cómo fue que sus padres, de origen cubano, llegaron a Estados Unidos. El senador ha dado varias versiones. Lo que sí está claro es su anticastrismo. Y su antichavismo.
Ha sido un duro crítico del gobierno de Chávez y Maduro y un gran defensor de la oposición. Todas las sanciones que se han impuesto hasta ahora contra funcionarios del gobierno de Maduro se lograron gracias a su lobby.
Al igual que gestionó las visitas de funcionarios de la oposición a Washington, Marco Rubio facilitó la visita de Lilian Tintori a la Casa Blanca. También ayudó a que se diera el encuentro entre el vicepresidente, Mike Pence, y el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges.
Hoy es Rubio quien anuncia que en las próximas horas Washington sancionará a Caracas si Maduro no retira su propuesta de una asamblea nacional constituyente. Una opción cada vez menos probable, pues la reacción del gobierno venezolano frente a las recientes sanciones contra 13 funcionarios y exfuncionarios del chavismo fue la radicalización y una condecoración.
¿Qué puede hacer EE. UU.?
“Estados Unidos no permanecerá de brazos cruzados mientras Venezuela se derrumba”, señaló Trump en un comunicado. “Si el régimen de Maduro impone su asamblea constituyente el 30 de julio, Estados Unidos tomará fuertes y rápidas acciones económicas”. ¿Qué hará?
Desde 2010, EE. UU. y Venezuela no tienen embajadores, sin embargo, las relaciones económicas han sido cercanas: Estados Unidos sigue siendo el principal importador del petróleo venezolano y varias multinacionales estadounidenses, incluyendo el gigante automotor General Motors, han invertido fuertemente durante décadas en ese país.
Cuando era CEO de Exxon Mobil, el actual secretario de Estado, Rex Tillerson, descubrió el yacimiento más grande en Venezuela: Liza II. Se estima que allí reposan 1,4 millones de barriles de petróleo de alta calidad. Un botín muy grande, y EE. UU. no quiere quedarse sin su parte.
Según los registros de la comisión de investidura de Trump, Venezuela donó US$500.000 para la ceremonia, a través de Citgo Petroleum, la filial estadounidense de la petrolera paraestatal venezolana PDVSA.
Así que una sanción económica contra Maduro tendría un impacto negativo en el potencial económico que Trump ve en Venezuela. Además, los republicanos quieren evitar que Rusia y China ocupen el lugar que dejaría Washington.
David Smilde, especialista en Venezuela de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans (Luisiana), señaló a la AFP que “es posible que el gobierno venezolano se vea fortalecido por las sanciones de Estados Unidos. No hay manera de aplicar sanciones económicas a Venezuela ahora sin hacer la situación humanitaria mucho peor. La gente morirá de hambre”. Y agregó: “Las sanciones estadounidenses desencadenarían un enorme resentimiento entre los venezolanos e incluso otros países de la región”.
Las sanciones que ha impuesto el Departamento del Tesoro a funcionarios del gobierno de Venezuela tienen firma: Marco Rubio, precandidato republicano a la Presidencia y senador por Florida, estado clave para el triunfo de Donald Trump.
A pesar de los insultos de los que fue blanco durante la campaña por parte del hoy presidente —enano, robot, sudoroso, hombre de manos pequeñas, etc.—, Rubio siempre fue claro: apoyaré al candidato que resulte elegido. Y así lo ha hecho. Rubio se ha convertido en uno de los senadores más firmes con la política (¿tiene?) de Trump.
Y además ha sido uno de los más activos en el tema regional. Fue Rubio el que más presionó al magnate para que echara para atrás la apertura del expresidente Barack Obama hacia Cuba.
Lo mismo ocurrió con Venezuela. Desde tiempos de Obama, el senador por Florida expresó su inconformidad con la política “blanda” del demócrata frente al gobierno de Nicolás Maduro. Obama se negó durante mucho tiempo a imponer sanciones. Eso valió que Rubio bloqueara durante casi un año el nombramiento de Roberta Jacobson, una de las gestoras del acercamiento de EE. UU. y Cuba, como embajadora de Estados Unidos en México.
No está claro todavía cómo fue que sus padres, de origen cubano, llegaron a Estados Unidos. El senador ha dado varias versiones. Lo que sí está claro es su anticastrismo. Y su antichavismo.
Ha sido un duro crítico del gobierno de Chávez y Maduro y un gran defensor de la oposición. Todas las sanciones que se han impuesto hasta ahora contra funcionarios del gobierno de Maduro se lograron gracias a su lobby.
Al igual que gestionó las visitas de funcionarios de la oposición a Washington, Marco Rubio facilitó la visita de Lilian Tintori a la Casa Blanca. También ayudó a que se diera el encuentro entre el vicepresidente, Mike Pence, y el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges.
Hoy es Rubio quien anuncia que en las próximas horas Washington sancionará a Caracas si Maduro no retira su propuesta de una asamblea nacional constituyente. Una opción cada vez menos probable, pues la reacción del gobierno venezolano frente a las recientes sanciones contra 13 funcionarios y exfuncionarios del chavismo fue la radicalización y una condecoración.
¿Qué puede hacer EE. UU.?
“Estados Unidos no permanecerá de brazos cruzados mientras Venezuela se derrumba”, señaló Trump en un comunicado. “Si el régimen de Maduro impone su asamblea constituyente el 30 de julio, Estados Unidos tomará fuertes y rápidas acciones económicas”. ¿Qué hará?
Desde 2010, EE. UU. y Venezuela no tienen embajadores, sin embargo, las relaciones económicas han sido cercanas: Estados Unidos sigue siendo el principal importador del petróleo venezolano y varias multinacionales estadounidenses, incluyendo el gigante automotor General Motors, han invertido fuertemente durante décadas en ese país.
Cuando era CEO de Exxon Mobil, el actual secretario de Estado, Rex Tillerson, descubrió el yacimiento más grande en Venezuela: Liza II. Se estima que allí reposan 1,4 millones de barriles de petróleo de alta calidad. Un botín muy grande, y EE. UU. no quiere quedarse sin su parte.
Según los registros de la comisión de investidura de Trump, Venezuela donó US$500.000 para la ceremonia, a través de Citgo Petroleum, la filial estadounidense de la petrolera paraestatal venezolana PDVSA.
Así que una sanción económica contra Maduro tendría un impacto negativo en el potencial económico que Trump ve en Venezuela. Además, los republicanos quieren evitar que Rusia y China ocupen el lugar que dejaría Washington.
David Smilde, especialista en Venezuela de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans (Luisiana), señaló a la AFP que “es posible que el gobierno venezolano se vea fortalecido por las sanciones de Estados Unidos. No hay manera de aplicar sanciones económicas a Venezuela ahora sin hacer la situación humanitaria mucho peor. La gente morirá de hambre”. Y agregó: “Las sanciones estadounidenses desencadenarían un enorme resentimiento entre los venezolanos e incluso otros países de la región”.