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El pasado sábado Bulgaria se estremeció con el asesinato de la periodista Victoria Marinova, en la ciudad de Ruse, situada a orillas del Danubio, según confirmaron a Efe fuentes del Ministerio del Interior sin dar más detalles. La mujer, de 30 años, era directora administrativa y presentadora en el canal de televisión privado regional TVN.
Según las informaciones de los medios locales, el asesinato se cometió alrededor del mediodía y el cadáver fue encontrado en una zona de difícil acceso cerca del río. Los medios indican que la víctima fue golpeada con tal violencia que su rostro quedó irreconocible, por lo que no fue identificada hasta altas horas de esa noche.
Las autoridades de Bulgaria siguen hoy sin pistas sobre el asesinato de la periodista y, ante la falta de pruebas, tuvieron que ordenar la liberación de un hombre que la policía había detenido como posible autor del crimen.
Tres días después de hallar el cuerpo sin vida de Marinova, nada se sabe sobre los autores ni sobre los posibles motivos del asesinato. Lo que sí es seguro es que la joven periodista fue violada y asesinada a golpes pocos días después de emitir un programa en el que entrevistó a dos reporteros de investigación que siguen las pistas de un supuesto fraude con dinero de la Unión Europea (UE).
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Este hecho hace que no se descarte que su muerte esté vinculada con su trabajo como periodista, pero la policía tampoco excluye otros motivos personales o sexuales.
El detenido y liberado hoy es un hombre de 27 años, de origen ucraniano pero con pasaporte rumano. Según la televisión pública BNT, su ADN no correspondía con el material biológico tomado por los agentes en el lugar del crimen, por lo que se ordenó su liberación.
Su cuerpo tenía señales de que había sido violada y maltratada con "extrema brutalidad", explicó ayer el ministro búlgaro del Interior, Mladen Marinov, quien se ha trasladado a Ruse para supervisar las investigaciones.
Para la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), su muerte "es un síntoma del deterioro de las condiciones de trabajo de los periodistas en la Unión Europea", donde se han registrado tres asesinatos de reporteros en un solo año.
RSF mostró hoy su "preocupación extrema" por este asesinato, que la organización defensora de la libertad de prensa está convencida de que tiene que ver con las denuncias de corrupción lanzadas por Marinova.
Su muerte se suma a las de la maltesa Daphne Caruana Galizia, asesinada en octubre de 2017, y al eslovaco Jan Kuciak, en febrero pasado, lo que constituye "una situación inédita en la UE", dijo a Efe en París Pauline Ades-Mevel, la responsable de Europa de RSF.
"Estamos extremadamente preocupados por el clima que se deteriora en la UE, donde la concentración de medios de comunicación está reduciendo el pluralismo y donde hay un aumento de las amenazas desde el poder a periodistas, lo que cuestiona su trabajo", señaló Ades Mevel.
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Al mismo tiempo, la representante de RSF exigió que las autoridades búlgaras "no esperar a que ocurran tragedias de este tipo" para proteger a los periodistas amenazados.
Anoche, miles de personas se congregaron en diez ciudades búlgaras para recordar a la periodista asesinada, mientras que una carrera de cross, prevista para hoy como señal de protesta justo en el lugar del crimen en Ruse, fue suspendida ante la negativa de las autoridades de permitir acceso a la zona.
El país balcánico, que entró en la UE en 2007, es el más pobre y uno de los más corruptos del bloque comunitario y la mayor parte de los medios de comunicación búlgaros están controlados actualmente por unos pocos empresarios de dudosa reputación.