París lamenta una violenta jornada de protestas que quedará en la historia

El caos invadió la capital francesa con violentos enfrentamientos y centenares de detenidos en nueva protesta contra el presidente Emmanuel Macron.

-Redacción Internacional con información de agencias
01 de diciembre de 2018 - 09:27 p. m.
El ministro francés del Interior, Christophe Castaner, aseguró que 288 personas habían sido detenidas en el margen de las protestas de los "chalecos amarillos" en París y un centenar de personas resultaron heridas, una de ellas un manifestante que se encuentra en estado de extrema gravedad. / AFP
El ministro francés del Interior, Christophe Castaner, aseguró que 288 personas habían sido detenidas en el margen de las protestas de los "chalecos amarillos" en París y un centenar de personas resultaron heridas, una de ellas un manifestante que se encuentra en estado de extrema gravedad. / AFP
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Unas 75.000 personas participaron el sábado en las protestas de los "chalecos amarillos", franceses que manifiestan contra la política fiscal y social del gobierno de Emmanuel Macron, y que derivó en violentos enfrentamientos entre "agitadores" y fuerzas de seguridad, particularmente en París.

El movimiento que sacude Francia desde hace dos semanas protagonizó también duros disturbios en distintas provincias del país. En el corazón de la capital se vieron escenas de guerrilla urbana, con hombres encapuchados que armaron barricadas, quemaron autos, rompieron vitrinas y lanzaron objetos contundentes a la policía antimotines en varios de los barrios más lujosos y turísticos de la capital francesa.

La zona turística de los Campos Elíseos fue presa del caos y el Arco del Triunfo fue pintado con grafitis y asaltado por los alborotadores. En las avenidas adyacentes había barricadas en llamas, algunas formadas con autos volcados e incendiados, y los gases lacrimógenos volaban incesantemente.

El primer ministro Edouard Philippe dijo que estaba "conmocionado" por la violencia en París, y las fuerzas de seguridad seguían lidiando con "agitadores" sin chalecos en distintas zonas de la capital al caer la noche.

Esta es la tercera jornada de protestas en Francia, tras las del 17 y del 24 de noviembre pasados. La del sábado 24 ya se saldó con graves disturbios también en los Campos Elíseos. El llamado movimiento de los "chalecos amarillos", pide --entre otras muchas y dispersas demandas-- una mejora del poder adquisitivo, menos impuestos y una bajada del precio del carburante. Lea también: ¿Quiénes son los “chalecos amarillos” y por qué protestan en Francia?

En París los enfrentamientos empezaron después del mediodía del sábado en torno al Arco de Triunfo --en la parte alta de los Campos Elíseos-- entre policías y manifestantes, algunos de ellos enmascarados.

"Individuos equipados y determinados, desde muy temprano (...) actuaron de forma muy violenta. Las fuerzas de seguridad señalaron haber sufrido ataques de una violencia rara vez alcanzada", dijo el ministro del Interior Philippe.

El adjunto de la alcaldía de París, Emmanuel Grégoire, lamentó hoy el desarrollo de lo que calificó como una "jornada negra" que quedará "en los anales de la historia de la ciudad" tras las violentas protestas de los llamados "chalecos amarillos" que provocaron graves destrozos en la capital. Según Grégoire, "lo peor está detrás" de las marchas.

Grégoire denunció sobre todo el "daño simbólico" a las degradaciones de la tumba del soldado desconocido.

"Siento una profunda indignación y una gran tristeza frente a estas violencias sufridas en el corazón de París. Son inaceptables. Nuestro país se enfrenta a una crisis mayor que solo puede resolverse mediante el diálogo. Debemos encontrar cuanto antes este camino", escribió en Twitter la alcaldesa.

Varios barrios del centro de París muestran a esta hora destrozos impactantes, con numerosos comercios asaltados, vitrinas saqueadas, numerosos coches o establecimientos incendiados.

"Ha sido una estrategia efectuada por profesionales del desorden", denunció en la emisora "TF1" el ministro del Interior, Christophe Castaner, para quien la situación en la capital se ha calmado aunque la seguridad no está aún totalmente garantizada.

"Lo que ha pasado hoy no tiene nada que ver con la expresión pacífica de una cólera legítima, ninguna causa justifica que las fuerzas del orden sean atacadas, comercios asaltados, edificios públicos o privados incendiados y que el Arco del Triunfo sea ensuciado", dijo el presidente Emmanuel Macron desde Buenos Aires, donde participó hoy en la cumbre del G20.

El jefe del Estado anunció la convocatoria de una reunión de emergencia junto al primer ministro, Edouard Philippe, y los principales responsables políticos para tratar la situación. Le puede interesar: Los "chalecos amarillos", la pesadilla de Macron

Por su parte, Philippe ha cancelado su desplazamiento a la COP24 en Polonia tras los sucesos, por lo que el país enviará a una delegación representada por el ministro de la Transición Ecológica, Francois de Rugy. Las últimas cifras del ministerio del Interior señalan 287 detenciones en París y más de un centenar de heridos, entre ellos decenas de agentes de las fuerzas del orden.

En Marsella, tras una jornada sin violencia se registraron incidentes en el centro donde varios individuos incendiaron vehículos y se enfrentaron a las autoridades y en Le Puy-en-Velay (este), la prefectura de policía fue incendiada.

Caos

El ministro francés del Interior, Christophe Castaner, aseguró esta noche que 288 personas habían sido detenidas en el margen de las protestas de los "chalecos amarillos" en París y un centenar de personas resultaron heridas, una de ellas un manifestante que se encuentra en estado de extrema gravedad.

"Todos los medios de la policía, la gendarmería y de la seguridad civil estuvieron movilizados hoy", detalló Castaner que apuntó que 65.000 agentes habían sido desplegados en todo el país y 4.000 en París, una cifra que resultó insuficiente para enfrentar a los 3.000 violentos identificados por las autoridades.

El ministro del Interior indicó que las autoridades han recuperado el control del Arco del Triunfo, ocupado y dañado por los alborotadores.

Los turistas que viajaron a probar los apacibles encantos de la capital francesa, que por estos días brilla de luces navideñas, sufrieron por las escenas de guerrillas urbanas, rodeados por autos en llamas y nubes de gases lacrimógenos en el barrio de la Ópera.

En la plaza, una espesa columna de humo negro penetraba en la garganta y oscureció los ornamentos dorados del Palais Garnier de la Ópera de París. Uno de esos adornos históricos, frente al exclusivo Café de la Paix, fue incendiado por los manifestantes que se tomaron las calles de París. Algunos protestaron contra la política fiscal y social del gobierno, otros llegaron para enfrentarse con la policía.

Todas las entradas de este café, una institución parisina, fueron cerradas cuando algunos clientes acudían en apuros a buscar refugio, escondiéndose de las barricadas detrás de la carpintería en caoba. "Está cerrado", lanzaba un mesero a un gran número de turistas que esperaban para protegerse allí.

"No sabemos si estamos seguros o no. Es angustiante", dijo no muy lejos del café y de la Ópera Giselle Rosano, una brasileña de 36 años que vive en Berlín. Un policía con casco acababa de ordenarle que se marche, un grupo de "agitadores" se dirigía hacia el área.

"Pensamos que solo los Campos Elíseos estaban concernidos" en la protesta, dijo la joven, sobre la famosa avenida donde comenzaron los enfrentamientos a primera hora de la mañana y la tarde del sábado vivió escenas de batalla urbana.

Al abrigo de la llovizna otoñal, bajo el toldo de un restaurante, un par de turistas alemanes miraban con asombro a un París transformado. Pasaban los bomberos sonando las sirenas, un helicóptero sobrevolaba muy cerca y las granadas de gases lacrimógeno estallaban a lo lejos.

"El metro está cerrado en Ópera y Concorde, no vemos un autobús, no sabemos cómo llegar a nuestro hotel en el Barrio Latino", dice Brgit Moeller-Wolf, una funcionaria jubilada de 61 años. "Huele mal, tuvimos que interrumpir nuestro paseo, para los turistas es desagradable".

Llegó el jueves para visitar París con su esposo Joachim Wolf, de 64 años, y una pareja de amigos. Todos parten el domingo.

"Habíamos visto en la televisión las manifestaciones del fin de semana pasado, pero pensamos que se había terminado", dijo sorprendida.

"París de pie, levántate", gritaron unos cuantos manifestantes con chalecos amarillos a pocos metros de distancia. Algunos bloqueaban voluntariamente el acceso de los bomberos para extinguir el fuego, otros insistieron para dejarlos pasar.

Un poco más lejos, frente a los grandes almacenes en el bulevar Haussmann, se vieron escenas surrealistas. Las furgonetas de la policía se alinearon frente a las ventanas y puertas de las Galeries Lafayette, cerradas para compradores, pero decoradas con guirnaldas de luces que fascinaban a los niños que habían venido de compras con sus padres. Los agentes de policía se desplegaron y bloquearon ese bulevar, de los más concurridos en la ciudad.

Muchas personas partían defraudadas al ver que las grandes tiendas estaban cerradas, justo este fin de semana que suele estar repleto por las primeras compras de Navidad.

Entre los turistas de esta zona, una estadounidense que se negó a dar su nombre confesaba que todo el caos de los alrededores "da miedo".

"Esto afecta la imagen de todo el país", dijo Carlos Lino, un ingeniero neoyorquino de 60 años de origen ecuatoriano que vino a comprar con su esposa y su hijo y se encontraron con las persianas bajas de todas las tiendas del barrio comercial.

En una parada de autobús, una joven turista cargada con una maleta pesada estaba esperando desesperadamente el autobús hacia el aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle. No hay tren, ni metro, ni autobús, uno que otro taxi, y su avión despega en menos de cuatro horas. "No sé qué hacer, es estresante", lamentó.

Por -Redacción Internacional con información de agencias

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