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Los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara Baja de EE. UU. anunciaron este martes una investigación sobre la relación del Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, y el reino de Arabia Saudita.
Los legisladores justificaron el lanzamiento de estas pesquisas después de haber recibido varias informaciones que apuntan que altos funcionarios de la Casa Blanca han impulsado la venta de tecnología nuclear a Arabia Saudí.
El comité reveló en un informe, divulgado este martes, que se "ha iniciado una investigación para determinar si las acciones que está llevando a cabo la Administración de Trump son a favor de los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos o si sirven para que algunos puedan lucrarse financieramente".
Ya antes el presidente había estado en la mira por cuenta de su "relación especial" con los saudíes. El silencio de la Casa Blanca frente a la matanza en Yemen y su ambigua posición tras la muerte del periodista Jamal Khashoggi, hizo que algunos sectores exigieran respuestas y sanciones por el asesinato. En medio del debate, el presidente Trump declaró que "el rey Salman le había dicho que no sabía nada sobre la muerte del periodista, y el presidente especuló que podría haber sido el trabajo de actores deshonestos".
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Cuenta la revista The Atlantic que la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita es más que espeecial. "Lo que está en juego es la naturaleza de una relación de 75 años, iniciada por el presidente Franklin D. Roosevelt, que ha abarcado las presidencias y los reinados y se ha basado en una negociación fundamental: el acceso al petróleo y la estabilidad regional, a cambio de garantías de seguridad. En su moderna encarnación, eso significa que los EE. UU. obtienen un socio estable en una región enloquecida y una cooperación contra el terrorismo y contra Irán. Este acuerdo ha preocupado a los críticos del historial de derechos humanos de Arabia Saudita. Pero ahora, incluso los legisladores tradicionalmente comprensivos se están volcando en el liderazgo saudí; El senador Lindsey Graham acusó directamente al príncipe heredero Mohammed bin Salman de asesinar a Khashoggi. Todo esto plantea de manera implícita una pregunta sobre la asociación entre Estados Unidos y Arabia Saudita: ¿vale la pena?".
Ahora el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, el demócrata Elijah Cummings, quiere volver en el asunto. Envió cartas a varias personas y organizaciones involucradas en la promoción del supuesto plan, incluyendo la Casa Blanca, la CIA, y los Departamentos de Comercio, Defensa, Energía, Estado y Tesoro.
La misiva enviada a la Casa Blanca, que fue publicada por el Comité, solicita antes del 5 de marzo documentos relacionados con este plan de energía nuclear desde el inicio de la Presidencia de Trump hasta ahora.
El documento cita varios denunciantes anónimos que dijeron que habían presenciado "actos anormales" dentro de la Casa Blanca con respecto a los esfuerzos por vender reactores de energía nuclear a Riad.
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Los denunciantes "han advertido sobre los conflictos de intereses entre los principales asesores de la Casa Blanca que podrían implicar los estatutos penales federales", señala el informe. La investigación preliminar de los demócratas también describe algunos encuentros en la mansión presidencial expuestos por esas fuentes anónimas.
Entre otros, el informe menciona una reunión entre personal de la Casa Blanca y desarrolladores de energía nuclear para tratar el intercambio de tecnología en ese campo con países de Oriente Medio, así como un viaje planeado a esa región por el asesor y yerno de Trump, Jared Kushner.
Durante años la relación entre EE. UU. y los saudíes dependió del petróleo. Ya no. Bob Woodward relata en su libro Miedo que fue el yerno y consejero de Trump, Jared Kushner, quien alentó al presidente a apostar fuerte en el joven príncipe heredero saudí. ¿Por qué? Al parecer hay varios intereses involucrados.
"Esta no es la relación de los años 70 y 80, donde realmente se trataba del petróleo", le dijo a The Atlantic, Frances Townsend, quien fue asistente del presidente George W. Bush para la seguridad nacional y el contraterrorismo de 2004 a 2008. "Me temo que es mucho más profunda que eso".