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Los presidentes de Rusia, Irán y Turquía manifestaron hoy, en una cumbre trilateral en Ankara, su compromiso de trabajar juntos en favor del fin del conflicto armado en Siria y de luchar contra "las organizaciones terroristas".
Ante los medios de comunicación, el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, puso el acento en la necesidad de combatir a "todas las organizaciones terroristas, sin distinción", en una clara referencia a las milicias kurdosirias, un aliado clave para Estados Unidos en Siria pero que, a los ojos del régimen turco, representan una grave amenaza para seguridad nacional.
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El dirigente iraní, Hasan Rohaní, dijo que "algunos países, como Estados Unidos, querían utilizar a las organizaciones terroristas como herramientas".
Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, denunció que "los terroristas intentan envenenar el proceso de pacificación" que, aseguró, ya está teniendo lugar en Siria después de la derrota del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Los tres mandatarios firmaron, además, una declaración conjunta, divulgada por la agencia turca Anadolu, que prevé encontrar una "solución duradera" para Siria.
El texto recuerda que "la única intervención extranjera efectiva" a favor de la paz hasta ahora ha sido el "proceso de Astaná", patrocinado por Turquía, Rusia e Irán, y añade que éste "ha acelerado el llamado "proceso de Ginebra", bajo mediación de la ONU.
La declaración pide igualmente continuar la lucha para "erradicar el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y todos los grupos vinculados a Al Qaeda o el Dáesh (acrónimo en árabe del EI)", pero pide diferenciar de estas "organizaciones terroristas" los "grupos armados de la oposición que participan o participarán en el alto el fuego" y "priorizar la prevención de la muerte de civiles".
La paz, añade la nota, se alcanzará mediante un proceso "libre, justo y transparente dominado por los propios sirios, y que lleve a una Constitución respaldada por el pueblo sirio y unas elecciones libres y justas con la participación de todos los votantes sirios bajo la apropiada supervisión de Naciones Unidas".
-En el aniversario del ataque químico-
La cumbre multilateral entre los tres países aliados del régimen de Bashar al Assad, se desarrolló el día en que se cumple un año del ataque con armas químicas contra Idlib.La mañana del 4 de abril de 2017 muchos vecinos de Jan Shijún, en la provincia de Idlib y bajo control rebelde, dormían cuando se produjo un bombardeo con gas sarín a las 06.45 hora local, que acabó con la vida de ochenta personas y del que la ONU acusó al Gobierno sirio, que siempre lo ha negado
Ante el gran número de fallecidos y de afectados por el ataque, muchos pacientes de Jan Shijún fueron repartidos por varios hospitales de la zona, como el del médico Abdel Hai al Tenari, quien todavía recuerda a dos hermanas "de cinco o seis años" de Jan Shijún, en el norte de Siria, que llegaron inconscientes a su hospital y al final murieron tras el ataque químico
"Muchos pacientes llegaron a nuestra ciudad y los tratamos, pero una vez que fueron dados de alta no he vuelto a saber de ellos, mi localidad está lejos de Jan Shijún, a unos 60 kilómetros", indicó a Efe por teléfono.
Tenari explicó que no era la primera vez que trataba casos de este tipo.
"El sarín fue desarrollado por los nazis a partir de pesticidas en la II Guerra Mundial (1939-1945) y yo ha había visto muchos casos de intoxicación por pesticidas", añadió.
Desde hace un año, no han vuelto a tratar en su hospital a pacientes afectados por ataques con gas sarín, pero sí por bombardeos con gas cloro. "El último hace menos de dos meses en la población de Saraqueb, cerca de mi ciudad", afirmó.
"El gas cloro es un irritante respiratorio que afecta a los pulmones, la garganta y los ojos, pero ello no es grave; el sarín es diferente, es una arma química, un agente nervioso que puede causar parálisis e incluso llevar a la muerte", advirtió.
-Los sobrevivientes-
Uno de los supervivientes del ataque en Jan Shijún, Fuad al Sayed, de 48 años, dijo a Efe por teléfono que esta mañana, cuando se ha levantado, lo primero que ha hecho junto a su esposa ha sido rememorar aquel fatídico día."Nadie se puede olvidar, en mi barrio un centenar de personas resultaron afectadas entre compañeros, amigos y parientes", lamentó Al Sayed, que estaba fuera de casa cuando ocurrieron los hechos, lo que no impidió que inhalara el gas.
Su mujer y sus tres hijos también resultaron afectados, pero todos sobrevivieron, aunque seis de sus sobrinos perecieron.
Tras esta experiencia traumática, "los que hemos sobrevivido tenemos miedo, cada vez que hay bombardeos tememos que sean con sustancias químicas, esta es una zona donde hay muchos ataques aéreos", aseguró.
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Muchos de sus vecinos se fueron a Turquía después de este suceso, aunque él decidió regresar a Jan Shijún: "Rechacé irme a Turquía, pese a que muchos se marcharon, aquí está mi casa, mi familia, mis amigos..."
Ha transcurrido ya un año de esa acción, pero los responsables no han rendido cuentas, aunque estos hechos motivaron un bombardeo de Estados Unidos contra la base aérea siria de Al Shayrat, en la provincia central de Homs, desde la que, según Washington, se organizó el bombardeo químico.
La organización Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que los esfuerzos internacionales para impedir el uso de armas químicas en Siria desde el ataque en Jan Shijún no han sido efectivos.
"En Siria, el Gobierno emplea armas químicas que están prohibidas en todo el mundo sin pagar ningún precio", consideró la subdirectora de HRW para Oriente Medio, Lama Fakih.
Fakih recordó que un año después del "espantoso" ataque con gas sarín en Jan Shijún ni el Consejo de Seguridad de la ONU ni la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) han actuado para defender el veto contra esta clase de armamento.
HRW afirmó que ha investigado lo ocurrido en Jan Shijún y ha concluido que todas las posibles prueban apuntan a la autoría del Gobierno sirio.