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Tras entrar en vigencia el pasado 26 de agosto el requisito de “visa humanitaria” a todo venezolano que quiera ingresar al Ecuador, la peligrosa aventura de hacerlo a escondidas por alguno de los pasos ilegales que hay a lo largo de la frontera con Colombia, se presenta como una única opción para muchos migrantes que no pudieron hacerlo antes de esa fecha límite.
Así lo aseguró Yaxibeth, una madre venezolana que ya vivía en Ecuador, pero que tuvo que regresar a su país para traer a los hijos que había dejado.
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Oriunda de San Antonio, en la frontera de Venezuela con Colombia, la mujer de 29 años llegó a Ecuador en el 2018, en busca de trabajo y con una meta clara: sacar a sus hijos de Venezuela.
Su trabajo le permitió ahorrar los USD 700 que había calculado eran necesarios para volver a Venezuela y luego retornar a Ecuador junto con sus tres hijos de 13, 11 y 2 años de edad.
Cuando llegó a su país se enteró de la promulgación del Decreto 826, con el cual el Gobierno ecuatoriano estableció el requisito de visa para todos los venezolanos que quisieran ingresar en su territorio.
La travesía hacia la ilegalidad
El dinero que había ahorrado no le alcanzaba para completar los trámites necesarios para solicitar el visado humanitario para toda su familia. “Ahí supe que debía apresurar mi viaje, terminar los trámites en la escuela de los niños y alistar a mis hijos para salir de Venezuela y entrar a Ecuador antes de que nos pidan visa”, contó a la Agencia Anadolu.
Junto a sus hijos tomaron un autobús para viajar al menos 72 horas con destino al puente internacional de Rumichaca, en la frontera sur entre Colombia y Ecuador.
“Ya era tarde, cuando llegamos, eran las tres de la madrugada de ese lunes (26 de agosto), yo esperaba llegar antes y cruzar el puente”, comentó sobre su travesía hasta ese puesto limítrofe.
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Esa madrugada, según contó, fue la más fría y dolorosa que debió pasar junto a sus hijos y cuando amaneció dijo que albergaba aún la esperanza de que el Gobierno ecuatoriano extendiera el plazo de la medida para aquellos migrantes que habían logrado llegar hasta la frontera, aunque al final lamentó de que no hubiera sido así.
Cerca del puente de Rumichaca, dijo, un hombre le ofreció que podía pasar la frontera por un camino ilegal a cambio de unos 20.000 pesos colombianos y USD 40 por los cuatro. Aceptó el trato y emprendió una caminata de unos 30 minutos, antes de abordar un vehículo rumbo a Tulcán, al norte de Ecuador.
“La caminata nos agotó, yo tenía un niño en brazos, pero lo más difícil fue pensar en todo lo malo que les podía pasar a mis hijos o que finalmente la persona que nos llevaba nos engañara”, comentó.
Luego de una semana de viaje desde Venezuela, llegaron a Quito donde se reencontraron con varios familiares. Hoy Yaxibeth trabaja en un restaurante entre nueve y 11 horas al día por un salario de USD 10 diarios que le permiten únicamente cubrir los gastos de la familia.
Gloriana es otra migrante venezolana que, al no contar con la “visa humanitaria”, decidió cruzar a Ecuador por un paso ilegal. A diferencia de Yaxibeth, ella viajaba sola y debía encontrarse con su madre en Quito.
En el trayecto escuchó que algunos de sus compatriotas intentarían atravesar la frontera por una trocha y decidió unírseles.
La mujer no logra precisar el tiempo que debió caminar junto a otros 26 migrantes, pero dijo que “jamás volvería a pasar por un lugar como ese. Arriesgué mi vida muchas veces en ese paso, porque era una ladera empinada, los que iban delante nos abrían el paso entre los matorrales y finalmente tuvimos que cruzar un río, que casi sin fuerzas pude pasar”, relató.
Más de 600 kilómetros para controlar
El gobernador de la provincia ecuatoriana de Carchi, Edin Moreno, dijo que en la línea de frontera de su jurisdicción existen 26 pasos ilegales identificados por los que pueden incluso pasar vehículos, y al menos 100 trochas o estrechos senderos de difícil acceso, a los que el Gobierno ecuatoriano intenta controlar.
“Estamos resguardando la frontera con operativos y patrullajes porque esta es una situación que pone en riesgo la vida de quienes buscan pasar de manera ilegal al Ecuador. Cuando han visto las patrullas, muchos migrantes deciden no avanzar”, afirmó Moreno.
Según esta autoridad, más de 1.300 militares y unos 800 policías ecuatorianos están encargados de custodiar los cerca de 660 kilómetros de frontera entre Ecuador y Colombia, donde no sólo se impide el paso de migrantes por accesos ilegales, sino que también se controla el tráfico de armas o explosivos.
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Las autoridades ecuatorianas no han podido determinar el número de migrantes que han logrado pasar por estos pasos irregulares; tampoco las asociaciones civiles de apoyo a migrantes venezolanos cuentan con cifras concluyentes, aunque dicen conocer que al menos una centena de migrantes han utilizado este tipo de caminos.
“Como Asociación Civil exhortamos a todas las personas venezolanas a que no hagan entradas a Ecuador por puntos no autorizados, porque no van a poder regularizar nunca su condición migratoria”, aseguró Alfredo López, director Ejecutivo de la Asociación Civil Venezolanos en Ecuador.
La "visa humanitaria"
La agitada situación en la frontera colombo ecuatoriana cambió desde el pasado 26 de agosto, cuando muchos venezolanos se agolparon en el paso fronterizo horas antes de que entrara en vigor la solicitud de visa. Actualmente, unos mil migrantes de esa nacionalidad permanecen en albergues en la ciudad colombiana de Ipiales, próxima al puente fronterizo de Rumichaca, y las que eran largas filas de más de 600 venezolanos que se formaban a diario previo al inicio de control de visado se han reducido a sólo 60.
La situación migratoria no deja de preocupar a las autoridades colombianas quienes semanas atrás solicitaron a Ecuador que revise la posibilidad de establecer un corredor humanitario para quienes intentan atravesar al territorio ecuatoriano con la intención de pasar a otros países como Perú o Chile.
El canciller ecuatoriano, José Valencia, afirmó recientemente que su país analiza esa posibilidad únicamente para personas que cuenten con la documentación reglamentaria que exigen las otras naciones, como una muestra del “respeto a la soberanía de los otros países”.
Ecuador es una de las naciones que más migrantes venezolanos ha recibido en los últimos años. De acuerdo con datos de organismos internacionales y de Naciones Unidas se cree que la cifra podría llegar a los 500.000 a finales de año.
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El flujo de migrantes llevó al Gobierno a establecer el requisito de la “visa humanitaria” a venezolanos que quieran ingresar al país andino; además de realizar en octubre un censo a los que ya residen en el país, con el fin de conocer su situación migratoria y condiciones de vida.
“Uno de los propósitos es regularizar a todos los venezolanos en Ecuador que no tienen un visado específico que les permita llevar adelante varias actividades. Vamos a otorgar el visado en esas condiciones (visa humanitaria) y va a ser la mayor regularización de venezolanos en la región”, afirmó Valencia.
El pasado 25 de julio, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, emitió el Decreto Ejecutivo 826, con el cual implementó dos nuevos tipos de visado para los venezolanos que requieran ingresar de paso a un tercer país, así como un documento de tipo humanitario para quienes deseen residir en territorio ecuatoriano.