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La historia de un hombre que posó por más de tres décadas como uno de los ganaderos más prósperos del país, ocultando su pasado narcotraficante, es la de José Bayron Piedrahíta Ceballos. Este personaje es la piedra angular de un proceso en Argentina por lavado de activos que se ha convertido en una novela de mafia en la que importantes empresarios de ese país, el hijo y la esposa de Pablo Escobar, y el exfutbolista Mauricio Chicho Serna son protagonistas. Un juez argentino decretó que los tres colombianos relacionados con Piedrahíta Ceballos serán juzgados en libertad por, supuestamente, haber permitido que el ganadero legalizara su fortuna ilegal en el país austral.
(Lea: Versiones que la justicia argentina no le cree a la familia de Pablo Escobar)
La historia incluye desde sobornos a agentes norteamericanos hasta inversiones millonarias en Argentina en proyectos inmobiliarios y shows de tango para blanquear dineros de la mafia. Si bien José Bayron Piedrahíta no fue un hombre conocido en Colombia por estar vinculado con el narcotráfico, para las autoridades de Estados Unidos y Colombia era un capo de vieja data que había sabido capotear su anonimato. Desde los años 90 se tenía registro de sus movidas con el narcotráfico, pues en 1996 la Corte del Distrito Sur de Florida emitió un indictment (acusación) en su contra por nexos con el cartel de Cali. Un año más tarde, otra corte federal, la del Distrito Oeste de Virginia, expidió una orden de captura por lavarles plata a los hermanos Rodríguez Orejuela.
Pero ¿cómo logró estar 20 años prófugo? Sobornó al agente especial estadounidense Christopher Ciccione con fiestas, alcohol y mujeres, a cambio de que entorpeciera la investigación en su contra emitiendo informes falsos sobre 141 pistas que lo vinculaban con narcotráfico. Sus superiores creyeron durante casi dos décadas que no había forma de atraparlo y hasta un juez federal desestimó cargos en su contra. Sin embargo, estos sobornos fueron los que terminaron haciendo caer a Piedrahíta, pues la DEA y la Fiscalía colombiana los descubrieron en 2014. La investigación avanzó y EE. UU. incluyó a Piedrahíta en la Lista Clinton en 2016. Luego la Fiscalía lo capturó en septiembre de 2017 en su mansión en Caucasia (Antioquia) y le embargó bienes por $77.000 millones.
(Vea: José Bayron Piedrahíta y los socios con los que quiso triunfar en Argentina)
Entre las propiedades embargadas se encuentra la Subasta Ganadera del Bajocauca (Subacauca), dueña de un predio de 320 hectáreas donde se realizan las ferias ganaderas de compra y venta más importantes de la región. Ahí también funciona el Frigorífico del Cauca. En ambas sociedades, Piedrahíta es socio importante e incluso fue miembro de la junta directiva. Es más, desde hace muchos años la Unidad de Información y Análisis (UIAF) ya les seguía la pista a él —aparece en reportes desde 2002— y a Subacauca, de la que emitió hace más de ocho años un informe de inteligencia en el que advertía que los hermanos Jorge Luis y Juan David Ochoa Vásquez eran socios directos al tener algo más del 1,2 % de las acciones.
Pero lo que más alertó a la UIAF fue la cantidad de transacciones en efectivo que realizaban y los incrementos patrimoniales que tuvieron entre 2001 y 2007, pues de $1.210 millones pasó a $44.313 millones. Es decir, aumentó 3.562 %. La relevancia del informe es que para la época en la que más dinero se movió, entre 2006 y 2008, José Bayron Piedrahíta empezó a realizar inversiones en Argentina de la mano de Mateo Corvo Dolcet. En un principio, el abogado argentino dijo que lo conoció en una reunión en 2008 que hizo con ganaderos colombianos para que invirtieran en un ambicioso proyecto inmobiliario en la zona de Pilar, a las afueras de Buenos Aires. El único que se interesó fue Piedrahíta, quien se presentó como dueño de uno de los frigoríficos más importantes de Colombia.
Sin embargo, la historia de cómo se conocieron Piedrahíta y Corvo es diferente. Las autoridades argentinas, que comenzaron a investigar estos nexos en septiembre de 2016, a petición de la DEA, encontraron que fue la familia de Pablo Escobar quien los contactó. La exesposa del capo, María Isabel Santos (Victoria Eugenia Henao), y su hijo, Juan Sebastián Marroquín (Juan Pablo Escobar), se relacionaron con el abogado Mateo Corvo apenas llegaron a Argentina. José Bayron Piedrahíta se lo presentó a María Isabel su hermana. Le dijo que era el gerente del frigorífico Subacauca. Pero fue en 2007, en una visita que le hizo Piedrahíta en Argentina, que supo de su interés por invertir en ese país.
A comienzos de 2008, María Isabel Santos programó el encuentro entre Piedrahíta y Corvo. Desde entonces se convirtieron en socios. Según la propia María Isabel, y como lo ratifica un documento firmado por su hijo, Corvo se comprometió a darle el 4,5 % de la inversión total que hiciera Piedrahíta. En 2011 Corvo le pagó a la familia de Pablo Escobar US$102.000. Parte de ese dinero terminó invertido en un lujoso apartamento que compró Juan Sebastián Marroquín junto con su esposa. El pasado 4 de junio la propiedad fue embargada por el juez de Morón bajo el argumento de que había sido adquirido con plata de narcotráfico, porque supuestamente ellos fueron lo que abrieron la puerta para que Piedrahíta lavara activos en Buenos Aires.
El mismo juzgado advirtió el 17 de octubre de 2017, cuando ordenó la captura de Mateo Corvo y que fuera procesado junto a otras cuatro personas por lavado de activos, que Piedrahíta blanqueó más de US$3 millones a través de las empresas de Mateo Corvo (Ínsula Urbana y Pilar Bicentenario) y Antonio Pedro Ruiz (Tango Suite y Club Monserrat). Según las autoridades argentinas, las primeras inversiones de Piedrahíta en las firmas de Corvo se pagaron con bienes que le compró al exfutbolista de la selección de Colombia y del club Boca Juniors Mauricio Chicho Serna.
Según relató Chicho, a Bayron Piedrahíta lo conoció en un restaurante en Buenos Aires en 2007 y desde esa época entablaron amistad. Agregó que el 4 noviembre de 2008 le vendió todos sus bienes, porque mientras él buscaba radicarse en Colombia, Piedrahíta quería irse a vivir a Argentina. El negocio de un apartamento, dos lotes, el saldo de un crédito y dos carros se cerró por US$550.000. Todo parecía ser legal; sin embargo, se descubrió que esos bienes se vendieron sin un contrato que obligara a Piedrahíta a justificar el origen lícito del dinero. Y lo más grave para las autoridades fue que el 19 de noviembre Piedrahíta entregó los inmuebles a la sociedad de Corvo por valor muy superior a cambio de acciones: US$1’100.000.
“Esto da la pauta de que se está en presencia de una operación simulada, dado que resulta poco creíble que el valor de mercado de la propiedad se duplicara en el correr de solamente 15 días”, sentenció el Juzgado Federal de Morón. De ahí en adelante vinieron otras operaciones ficticias que permitieron a Piedrahíta justificar más de US$3 millones y manejar todo a la sombra, tras la firma de contratos secretos con Corvo. Por esas acciones, Chicho Serna y los familiares de Pablo Escobar serán procesados por lavado de activos y, de ser hallados culpables, tendrán que pagar 30 millones de pesos argentinos, que son unos $3.400 millones, y pasar alrededor de 10 años en prisión.
Bayron Piedrahíta empezó a sentir que las autoridades colombianas y estadounidenses le arrebataban su anonimato a finales de 2016. Fue durante el matrimonio de su hija en Colombia que les hizo saber a Mateo Corvo y Antonio Ruiz sobre los señalamientos en su contra y les dijo que eran mentiras, pero que le preocupaban las repercusiones económicas. Hoy está preso en el pabellón de extraditables de la cárcel La Picota, a la espera de que la Corte Suprema de Justicia y el Gobierno den el aval para que la DEA lo lleve a los tribunales estadounidenses.