Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
De alto general, con varios soles en las solapas de su uniforme, a señalado narcotraficante miembro de un cartel de drogas, con vínculos con las Farc, que es hoy uno de los más buscados por la justicia estadounidense. Esa es la historia de Hugo Armando Carvajal, un nombre que no es inédito en las historias de grupos de inteligencia militar y en las de narcotráfico, pero que por estos días vuelve a sonar, luego de que la justicia de Estados Unidos presentara una acusación por tráfico de drogas en contra de dos exjefes guerrilleros de las Farc, el presidente venezolano Nicolás Maduro y 14 funcionarios de ese país, entre ellos Carvajal.
(Lea también: El general (r) venezolano Clíver Alcalá: de las filas de Chávez a colaborar con la DEA)
El general fue clave para la consolidación en el poder de Hugo Chávez y durante los primeros años de gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, tras expresar abiertamente sus críticas por el régimen del hoy presidente, se convirtió, como muchos otros, en enemigos de su país. Lo abandonaron corriendo, esquivando las órdenes de captura que se alcanzaron a ordenar en su contra. Pese a su distanciamiento con Maduro, para Estados Unidos el general fue uno de los oficiales claves dentro del cartel de los Soles, un famoso entramado criminal, dice la acusación, que conspiró para enviar toneladas de cocaína hasta este país, con ayuda de las Farc, aprovechándose del conocimiento y privilegio de comandantes de las fuerzas armadas.
Hugo Armando Carvajal entró a los 11 años a la academia militar y fue discípulo de Hugo Chávez. Allí adquirió el apodo de El Pollo, pues así lo llamaban sus compañeros. Completó su carrera y se ganó rápidamente la confianza del expresidente, quien lo acercó a su círculo íntimo hasta convertirlo en director de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) en 2004, tras el golpe de estado en abril de 2002 y el comienzo de su segundo periodo presidencial. Según la acusación en su contra, Carvajal fue clave para que el Cartel de los Soles, que lleva este nombre por las insignias que llevan los oficiales venezolanos en sus uniformes, lograra el envío de por lo menos 250 toneladas de cocaína al año hasta Estados Unidos.
(En contexto: La historia del cartel de los Soles, las Farc y una diplomacia rota)
Carvajal, dice la acusación, fue uno de los líderes de la organización que nació en 1999, en plena crisis del proceso de paz entre el gobierno Pastrana y las Farc. Como parte de lo que las autoridades estadounidenses consideran una “conspiración narcoterrorista”, el exdirector de participó con otros oficiales en negocios de drogas, junto con la guerrilla, a cambio de sobornos y en donde además se habrían hecho negocios de drogas y de municiones para que llegaran a las filas de las Farc. El Pollo estuvo en la DIM hasta 2011, pero tres años después, Nicolás Maduro lo volvió a llamar para que lo asesorara de nuevo en la dirección. La dicha no duró mucho pues, para esa época, Estados Unidos ya lo tenía en la mira.
Su nombre, además, apareció en un capítulo clave de la historia del enfrentamiento entre el Estado colombiano y las Farc: el bombardeo al campamento del jefe guerrillero Raúl Reyes en territorio colombiano en marzo de 2008. Luego del ataque, empezaron a filtrarse a los medios de comunicación los hallazgos de las autoridades
en los computadores que la Policía colombiana extrajo de la zona donde cayeron las bombas. Esas revelaciones, que causaron revuelo político y judicial, con ecos en la opinión pública internacional, no sólo documentaron un plan para consecución de armas por parte de las Farc gestionado por el hoy disidente Iván Márquez, sino que salió a relucir directamente Hugo Carvajal.
(Le puede interesar: Se entregó el general (r) venezolano Clíver Alcalá acusado de narcotráfico en EE. UU.)
En el libro Complot contra Colombia, escrito por Luis Alberto Villamarín Pulido sobre los contenidos de los computadores de Raúl Reyes, que tiempo después la Corte Suprema de Justicia no validó como prueba judicial por dudas respecto a la cadena de custodia de esos aparatos, se detallan encuentros entre Iván Márquez y el exdirector de
inteligencia. Por ejemplo, en uno de sus apartes, Márquez reportó al entonces Secretariado de la organización: “Me reuní con los generales (Clíver Antonio) Alcalá y Carvajal (…) hablamos del Plan Patriota, del canje, de la parapolítica y aspectos del plan estratégico de finanzas, armas y políticas de frontera”.
Y más adelante añadió: “Van a hacer llegar (la próxima semana), 20 bazucas de las cuales diez serían para Timo y 10 para acá. Alcalá sugirió que fuera una cantidad mayor. Reiteran la oferta de munición. El general Alcalá, además va a hacerse cargo del puesto de Maracaibo, una gran ventaja para el desembarco de carga. Se contempló la posibilidad de aprovechar las compras de armas en Venezuela a Rusia, para incluir unos contenedores clandestinos a las Farc”. En esos archivos, además, las autoridades encontraron que Hugo Carvajal no era un desconocido para la guerrilla pues en
reiteradas ocasiones se referían a él como “un amigo sincero”. Por esa época, el exdirector de la DIM entró a la Lista Clinton.
(Lea también: Estados Unidos acusó de narcoterrismo a Nicolás Maduro y a varios altos oficiales venezolanos)
Tres años después, en 2011, Estados Unidos emitió la primera acusación en su contra, lo que no le impidió por varios años esquivar a las autoridades. Aunque nunca fue claro qué pasó entre Maduro y Carvajal, en 2014 el general terminó de cónsul en Aruba y allí, por primera vez, agentes holandeses lo detuvieron para que respondiera por los cargos de narcotráfico en 2016. Sin embargo, logró librarse de esa captura y regresó a Venezuela, donde ese mismo año fue año fue elegido como miembro de la Asamblea Nacional. Para 2019, su situación cambió radicalmente. Su esposa, Angélica Flores, le explicó a El País de España que tuvieron que salir a escondidas pues Carvajal se había convertido en un enemigo del régimen.
“Mi marido no duró ni 10 meses con Maduro, rápido vio cómo entendía los servicios de inteligencia y las violaciones de derechos que pretendía que llevase a cabo en su nombre”, recalcó la mujer para el periódico español. Huyeron a España. Allí llegaron, agregó Angélica Flores, con ayuda de agentes de inteligencia españoles. “Varios agentes del Centro Nacional de Inteligencia de España (CNI) fueron a buscar a Hugo (Carvajal) a Barajas (aeropuerto de Madrid) y nos trajeron hasta la casa de su hijo mayor en una furgoneta oscura”, recordó Flores en El País. Logró entrar, el 18 de
marzo de 2019, con un pasaporte que llevaba el nombre de Adolfo José Mouriño.
(Lea también: Hugo Carvajal, exjefe de la inteligencia militar chavista, quedó en libertad en España)
A los pocos meses fue capturado con una orden de extradición de Estados Unidos cuando, explicó su esposa, iba en camino a reunirse con unos agentes del CNI y ofrecer información. En primera instancia, la justicia rechazó la petición pues consideraron que se trataba de un tema político y quedó libre. La Fiscalía apeló y el Tribunal Supremo terminó autorizando la extradición en noviembre de 2019. No sin generar varias dudas pues varios de sus magistrados no estuvieron de acuerdo con la decisión mayoritaria y de que, además, varios recibieran presiones de un agregado español en la embajada de España en Washington, para que aceptaran enviar a Carvajal a suelo norteamericano.
Uno de los jueces que plasmó su desacuerdo fue José Ricardo de Prada. En su salvamento de voto, el magistrado o que consideraba que la investigación por narcotráfico en contra de Carvajal respondía “mucho más a lo que sería una especie de narrativa o relato novelado de un ataque conspirativo contra los Estados Unidos de América por parte de un enemigo de dicho Estado, que a una descripción jurídica de hechos delictivos concretos”. Con la nueva decisión en firme, los periodistas quisieron conocer la reacción del general retirado. Uno de ellos lo llamó a pedirle una declaración.
Con la noticia de su extradición en firme, Carvajal se fugó. “Yo voy a estar bien. Cuida de los niños”, se despidió de su esposa Angélica Flórez.
(Lea también: La respuesta de Maduro a Estados Unidos tras acusación por narcotráfico en EE. UU.)
Como una vergüenza para el Gobierno de España calificó la fuga Elliott Abrams, un representante de Estados Unidos para Venezuela. De Carvajal hay pocas pistas. La Policía española sospecha que, en caso de haber salido de España, lo habría hecho con un pasaporte falso pues de esa manera logró entrar a ese país en marzo del año pasado. “Lo que nadie duda es que Carvajal tiene ayuda en España. Su esposa lo reconoce”, escribió la periodista Patricia Ortega en las páginas de El País. Sin noticias de su paradero desde noviembre de 2019, ahora la justicia de Estados Unidos ofrece por él US$10 millones de dólares por información que sirva para lograr su arresto y condena.