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El general (r) Clíver Alcalá Cordones, a quien la DEA se llevó el pasado viernes en plena cuarentena por el coronavirus, tiene mucho de qué hablar en Estados Unidos. No solo de la razón que lo llevó a entregarse a las autoridades, a raíz de su inclusión en una lista de recompensas, sino también de narcotráfico y de sus relaciones con varios líderes de las Farc en tiempos de guerra. Su labor como comandante de unidades militares de frontera fue clave para entablar relaciones con la guerrilla, en momentos en que esta encontró una retaguardia en Venezuela ante la arremetida de las Fuerzas Armadas en la era Uribe.
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Nacido en Caracas (Venezuela) en noviembre de 1961, a sus 22 años hizo parte de la promoción militar Bicentenario del Natalicio del Libertador de 1983, en calidad de subteniente, y luego se especializó en Blindados. Un año antes, el oficial Hugo Chávez había fundado, de manera clandestina, el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, y Alcalá no estuvo distante. De hecho, según diversos medios del vecino país, durante el intento del golpe de Estado de Chávez en 1992, fue uno de sus activos colaboradores a la sombra. No obstante, continuó vinculado con las Fuerzas Armadas.
Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia de Venezuela, a partir de febrero de 1999, de inmediato convocó a una reforma constitucional, que se formalizó en diciembre de ese mismo año, y Alcalá empezó a ascender en las Fuerzas Armadas. Tres años después, el 11 de abril de 2002, durante el fallido golpe de Estado contra Chávez, al mando de una brigada de infantería, el oficial Alcalá operó desde Fuerte Mara, en Maracaibo. Siete meses después, dirigió la toma de la Policía Metropolitana de Caracas, ordenada por el entonces ministro del Interior y hoy presidente de la asamblea, Diosdado Cabello.
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En su momento, Chávez justificó la toma bajo el argumento de que la Policía Metropolitana de Caracas se había anarquizado. Todavía se pueden ver en internet las imágenes de Clíver Alcalá notificando la acción militar al alcalde opositor de la capital venezolana, Alfredo Peña. Según el portal venezolano www.reportero24.org, después llegó a ser jefe de la guarnición de Maracay, que había ocupado el general Raúl Isaías Baduel, quien dirigió la operación cívico-militar que restituyó a Chávez en el poder en 2002, pero que después fue puesto en prisión por oponerse al proyecto político bolivariano.
En adelante, el recorrido de Alcalá se dio de la mano del ascenso de dos oficiales de confianza de Chávez: Henry Rangel Silva y Hugo Carvajal. El primero, también del grupo del fallido golpe de febrero de 1992, llegó a ser el jefe de la dirección de inteligencia nacional (Disip), a partir de 2005 y hoy es gobernador del estado de Trujillo. El segundo ocupó la jefatura de inteligencia militar a partir de 2004. Durante esos años, según el citado portal, Alcalá hizo parte de un equipo de inteligencia que se vio involucrado en diversas irregularidades, pero nunca fue investigado por la justicia.
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En 2008, aunque llegó a la jefatura de la guarnición de Valencia, en el estado de Carabobo, empezaron los problemas judiciales para Alcalá. En septiembre de ese año, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ordenó congelar los bienes y cuentas bancarias del oficial Rangel Silva por supuesta ayuda a la guerrilla colombiana de las Farc para concretar negocios de narcotráfico. La medida incluyó al entonces ministro del interior, Ramón Rodríguez Chacín, y al jefe de inteligencia militar, Hugo Carvajal. En medio de los señalamientos, Alcalá terminó salpicado.
Por esa época, a raíz del bombardeo al campamento del jefe guerrillero Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, en marzo de 2008, empezaron a filtrarse a los medios de comunicación los hallazgos de las autoridades en los computadores que la Policía colombiana extrajo de la zona del ataque. Esas revelaciones, que causaron revuelo político y judicial, con ecos en la opinión pública internacional, no solo documentaron un plan para consecución de armas por parte de las Farc gestionado por el hoy disidente Iván Márquez, sino que salió a relucir directamente el oficial Alcalá.
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En el libro Complot contra Colombia —escrito por Luis Alberto Villamarín Pulido, que menciona el contenido de los computadores de Raúl Reyes, que tiempo después la Corte Suprema de Justicia no validó como prueba judicial por dudas respecto a la cadena de custodia de esos aparatos— se detallan encuentros entre Iván Márquez y el oficial Alcalá. Por ejemplo, en uno de sus apartes, Márquez reportó al entonces Secretariado de la organización: “Me reuní con los generales Alcalá y Carvajal (…) hablamos del Plan Patriota, del canje, de la parapolítica y aspectos del plan estratégico de finanzas, armas y políticas de frontera”.
Y más adelante añadió: “Van a hacer llegar (la próxima semana), veinte bazucas, de las cuales diez serían para ‘Timo’ y diez para acá. Alcalá sugirió que fuera una cantidad mayor. Reiteran la oferta de munición. El general Alcalá, además va a hacerse cargo del puesto de Maracaibo, una gran ventaja para el desembarco de carga. Se contempló la posibilidad de aprovechar las compras de armas en Venezuela a Rusia, para incluir unos contenedores clandestinos a las Farc”. La prensa venezolana detalla que, en efecto, tiempo después Alcalá pasó a ser comandante de la Cuarta División Blindada de Maracay.
Desde ese momento, la situación de Clíver Alcalá comenzó a complicarse. A pesar de que Chávez no hizo caso a las denuncias y lo mantuvo como una de sus fichas claves en el estado de Aragua, comenzó a tener nuevos señalamientos. En 2012, por ejemplo, como lo destaca el portal www.poderopedia.org, Eladio Aponte, exmagistrado del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, desde su exilio en Panamá, señaló a Alcalá de estar involucrado en negocios de narcotráfico. Nada le sucedió a Alcalá y, por el contrario, ese mismo año dio de qué hablar a raíz de su publicitado matrimonio.
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Según los medios de Venezuela, se casó con una sobrina de un personaje conocido como El Gordito González, al parecer involucrado con negocios de narcotráfico en La Guajira. Como si fuera poco, en esa época ya se había ganado a un contradictor complicado: Walid Makled García, narcotraficante capturado por la Policía colombiana el 28 de agosto de 2010, en Cúcuta. Inicialmente conocido como un acaudalado comerciante de origen sirio, Makled fue requerido en Venezuela por narcotráfico, asociación para delinquir y homicidio.
Aunque Estados Unidos se apresuró a solicitar a Colombia su extradición, Venezuela también se apuró en hacerlo. El presidente Santos llevaba escasos días en el poder y argumentó que tenía un acuerdo de extradición con Venezuela y debía cumplir con las leyes. Walid Makled terminó juzgado en Caracas y condenado a la pena de catorce años y seis meses de prisión por tráfico de estupefacientes. Sin embargo, desde antes de ser extraditado a Venezuela, Makled la emprendió contra Alcalá, de quien dijo que estaba seguro que tarde o temprano Estados Unidos lo iba a requerir por narcotráfico.
Makled señaló a Alcalá de haberle “sembrado” 400 kilos de coca que fueron decomisados en Tocuyito, en noviembre de 2008. Antes de ser remitido a Caracas, le concedió una entrevista al diario “El Carabobeño”, en la cual manifestó que iba a volverse la sombra de Alcalá y que las pruebas del montaje que este le había hecho no eran aseveraciones suyas, sino de la DEA. “Ya entró en el radar de la DEA; hay un informe contra él, falta la declaración mía y le van a levantar cargos. Un general de la República de dónde consiguió 400 kilos de droga, de dónde los trajo. No lo digo yo, lo dice la DEA”.
En septiembre de 2011, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó a Alcalá en la Lista Clinton y ordenó congelar sus cuentas bancarias. A pesar de ello, diez meses después, el presidente Chávez lo designó jefe de la Región Estratégica de Defensa Integral Guayana, donde aún se presentan conflictos por la explotación minera. Esta vez, Alcalá fue denunciado de abusos y arbitrariedades por parte de las comunidades indígenas de la región. Aunque inicialmente fue respaldado por Nicolás Maduro cuando asumió la Presidencia, en 2013, ya tenía los días contados en el Ejército.
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Al final, el gobierno Maduro optó por tomar distancia de Alcalá y este se convirtió en crítico abierto de su gestión. De defensor del proyecto bolivariano de Hugo Chávez pasó a detractor de Maduro, y comenzó a dar declaraciones públicas a medios de comunicación internacionales para señalar que en el Ejército se había perdido la unidad de mando y que en el país proliferaba la corrupción. En particular, la emprendió contra el ministro de defensa, Vladimir Padrino, a quien señaló de sostener al Ejército apoyando a Maduro en contra del pueblo venezolano, que seguía sufriendo.
Después viajó a Colombia y se radicó en Barranquilla. En los últimos meses no fue extraño verlo aparecer en diversos medios de comunicación del país, mostrándose como un opositor absoluto del régimen de Maduro. No obstante, de forma sorpresiva, el pasado 25 de marzo apareció diciendo que era propietario de un arsenal de 26 fusiles hallado por la Policía en Pueblo Viejo (Magdalena), y que esas armas eran para realizar un operativo para sacar del poder a Nicolás Maduro. Añadió que las armas iban a ser entregadas a un tal Pantera y que Juan Guaidó sabía del plan.
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No obstante, cuando las autoridades de Venezuela le daban realce a sus declaraciones y el presidente Maduro publicitaba el supuesto plan de ataque en contra suya orquestado desde Colombia, desde Estados Unidos cambió la película. Junto a catorce personas más, incluyendo el presidente Maduro, su círculo inmediato de poder, otro grupo de funcionarios y los excomandantes de las Farc, hoy disidentes, Iván Márquez y Jesús Santrich, la justicia norteamericana ofreció una millonaria recompensa por su captura. A todos los señaló de conspirar para llevar cocaína a EE. UU.
En particular, Alcalá fue señalado de hacer parte del Cartel de los Soles y de coordinar con las Farc, antes de que esta organización firmara la paz, en 2016, acciones para promover el tráfico de estupefacientes. Con cargos personales en el Distrito Sur de Nueva York, su margen de maniobra era muy estrecho. El pasado viernes 27 de marzo se puso en contacto con la Dirección Nacional de Inteligencia y luego fue trasladado a Nueva York en un avión de la DEA. Solo con el tiempo se sabrá qué tiene por contar a las autoridades norteamericanas sobre los demás por quienes Estados Unidos ofrece millonarias recompensas.