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En un proceso que se adelanta en contra de José Bayron Piedrahita, alias el Árabe, en la justicia argentina, un testigo de identidad protegida aseguró que Mauricio Chicho Serna, exjugador de Boca Juniors y de la selección Colombia, sería un “testaferro del exjefe de la Oficina de Envigado conocido como Rogelio”. Además, en la imputación en contra de Piedrahita, Serna figura como parte de una organización dedicada al lavado de activos en el país austral de la que también harían parte la viuda y el hijo de Pablo Escobar, María Isabel Santos y Sebastián Marroquín.
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Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, lideraba la Oficina de Envigado, una organización criminal que, como se lee en la imputación del Árabe, “funcionaba como una suerte de fiscalizadora de los delitos que por ese entonces se cometían en Medellín”. Es un exintegrante de la Fiscalía que se entregó a la DEA en Argentina en 2008 y desde entonces colabora con la justicia de Estados Unidos. Y, el testigo que lo vincula con el Chicho Serna sería un narcotraficante “arrepentido”, según se lee en el documento de la justicia argentina.
El exfutbolista habría vendido propiedades a Piedrahita para servir de fachada al negocio de narcotráfico que controlaba el Árabe. Entre las pruebas del ente investigador en esta transacción, que Serna y Piedrahita llamaban “cambalache”, están los papeles con los que el exjugador del Boca le entregó un apartamento y un lote a Piedrahita por USD$930.000. Sin embargo, la operación no fue formalizada a través de escritura pública, lo que habría eximido al Árabe de justificar el origen del dinero.
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Al parecer, las transacciones se concertaban a través del empresario argentino Mateo Corvo Dolcet, quien “representaba” a Piedrahita en los negocios. En el papel no reposa directamente el nombre del testaferro de Piedrahita, sino del argentino que actuaba en su nombre. Como en una operación de 2010, en la que Serna le habría vendido unos lotes para proyectos inmobiliarios a Piedrahita por un valor de USD$220.000. Aunque el dinero lo recibió Corvo, la Fiscalía argentina asegura que el narcotraficante y el exfutbolista colombiano concertaron el negocio.
La misma transacción consta respecto de la venta de más lotes: un negocio de USD$90.000 en 2011, otro de USD$500.000 en 2013, entre otros. El proceso es el mismo, según la justicia argentina: Serna supuestamente le vende los predios a Corvo, quien actúa en nombre de Piedrahita, quien tiempo después cede sus derechos sobre el contrato de compraventa a un tercero.
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Por estos hechos, la justicia argentina llamó a indagatoria a Serna en abril del año pasado. Sobre su versión no se sabe mucho, pero se sabe que, según el exnarcotraficante que testificó en su contra, toda la operación de lavado de activos proveniente del narcotráfico que montó Piedrahita no se habría dado sin la “colaboración esencial” del exfutbolista antioqueño. Tanto María Isabel Santos como Sebastián Marroquín le han dicho a la justicia argentina que ellos no cometieron ningún delito.