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En febrero de este año, dos cóndores andinos fueron encontrados muertos en la cuenca alta del Río Sevilla de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Los cuerpos de los cóndores fueron trasladados hasta la ciudad de Santa Marta por parte de la Fuerza Área Colombiana, depositados en congelador del Invemar y luego llevados al laboratorio del Instituto Alexander Von Humboldt en Bogotá donde se congelaron, y el novillo muerto encontrado junto a los cóndores fue retirado para evitar más intoxicación. (Lea también: Investigan muerte de dos cóndores en la Sierra Nevada de Santa Marta)
El informe toxicológico determinó a partir de los exámenes físicos, secreciones halladas en los cuerpos, muestras estomacales y análisis toxicológicos que las muertes de los dos ejemplares de cóndor pudieron haber ocurrido por intoxicación debido a la ingestión de trozos de carne contaminada con carbofuranos, ya que estos fueron los únicos elementos extraños hallados dentro de las dos aves.
Una vez revisado el registro de venta de plaguicidas químicos de uso agrícola a junio 15 del 2018, los productos registrados cuyo ingrediente activo es Carbofuran, y según el listado emitido por el Instituto Colombiano de Agricultura (ICA), son alrededor 30 a pesar de que su venta se encuentra cancelada en el territorio colombiano desde el año 2009 debido a su alta toxicidad. (Lea también: La lucha para salvar al cóndor andino)
El cóndor de los andes es considerada el ave voladora más grande del mundo ya que alcanza los 3.3 metros de envergadura (es decir la extensión de las alas mientras están abiertas), y cerca de 16 kilos de peso, y puede vivir hasta 65 años. Sus hábitos carroñeros les permiten sobrevivir durante mucho tiempo (hasta 70 años), y explorar grandes extensiones en búsqueda de alimento con recorridos hasta de 300 km en un día.
En el lugar donde ocurrieron los hechos se evidencian presiones sobre estos ecosistemas ambientalmente sensibles asociados con ganadería, turismo y expediciones sin permisos del Resguardo y la autoridad ambiental.
Actualmente el cóndor andino está considerado a nivel mundial como casi amenazado. Está considerado amenazado en Perú, se encuentra en estado crítico en Ecuador, está declarado en peligro de extinción en Colombia y en Venezuela ha llegado casi a la extinción total.
El Cóndor Andino cumple una importante función ecológica al acelerar la descomposición de la carroña y al reducir la probabilidad de transmisión de enfermedades a los mamíferos silvestres por contacto con la carroña. A nivel global es una especie casi amenazada. La extensión del hábitat del cóndor es aproximadamente 353.000 km2 y su hábitat potencial de aproximadamente 11.000 km2. En Colombia dado que los procesos de degradación del páramo continúan, se considera una especie en peligro porque quedan menos de 250 individuos adultos.
Los cuerpos de los cóndores fueron trasladados hasta la ciudad de Santa Marta por parte de la Fuerza Área Colombiana, depositados en congelador del Invemar y luego llevados al laboratorio del Instituto Alexander Von Humboldt en Bogotá donde se congelaron. Posteriormente se realizó la necropsia de los animales por parte de expertos del Humboldt, médicos veterinarios y profesionales de Parques Nacionales. Seguidamente gracias al apoyo del Laboratorio de Ecotoxicología de la Universidad de Cartagena se hicieron pruebas de los contenidos estomacales obtenidos de la necropsia.