Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A raíz del excesivo crecimiento de los cultivos de coca en Colombia, que pasaron de casi 48.000 hectáreas en 2013 a cerca de 220.000 en la actualidad, el gobierno de Iván Duque se planteó, en su momento, la urgencia de reactivar el uso del glifosato. Como aporte al debate de los daños en la salud que podría generar la aspersión aérea, el Nodo de Salud Ambiental y Ocupacional (SAO) de Colombia expresó a través de una carta su desacuerdo frente al proyecto Decreto del Ministerio de Justicia que propone la realización de un estudio de cohortes que demostraría que tan dañino puede llegar a ser este método de erradicación.
En la misvia, dirigida al Ministerio de Justicia y Derecho, la comunidad médica explica que el estudio de cohortes consiste en el seguimiento a personas que se deben enfrentar a diferentes niveles de exposición al glifosato para evidenciar sus desenlaces en salud. “Si bien entendemos los objetivos que se buscan con la realización de un estudio de este tipo, consideramos que a pesar de no ser un estudio experimental donde el investigador asigna la intervención directamente, lo que sería totalmente anti-ético, existen consideraciones éticas que deberían ser mejor analizadas, en particular, lo que implica seguir en el tiempo a personas expuestas a algo que a priori sospechamos podría ser dañino”, señala la carta.
Lea: Uso de glifosato: ¿qué dicen los gobernadores?
A pesar de que el Instituto Nacional de Salud informó recientemente que adelantará las acciones necesarias para realizar un estudio de cohortes, los integrantes del Nodo SAO Colombia insisten en el daño que científicamente, como se ha comprobado ya, tiene el uso del glifosato. “La evidencia científica creciente sobre los efectos adversos del glifosato, específicamente el cáncer, ya ha sido revisada por expertos internacionales, que, bajo criterios objetivos y plenamente reconocidos por la comunidad científica, que indican que el glifosato es una sustancia potencialmente cancerígena para humanos”.
La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO establece como principio fundamental la ética de los investigadores, quienes deben tener como imperativo la dignidad humana y los derechos. Para la organización internacional la finalidad de las investigaciones científicas no puede estar por encima de los beneficios de los participantes, por ello no se les puede exponer a riesgos innecesarios.
Otro aspecto que analiza el Nodo de SAO es la vulnerabilidad de la población que se ve directamente afectada por el glifosato “no son todas las personas las que compartiremos el riesgo de forma equitativa, sino que esta afectará más a personas con menos recursos para gestionar su riesgo. Parece ser una regla histórica, que muchos riesgos ambientales sigan gradientes socio-económicos, afectando a los más pobres, a las minorías y en este caso, a las personas de áreas rurales”.
Le puede interesar: Cronología de una fumigación con glifosato fallida
A pesar de las fuertes críticas expuestas en la carta, el Nodo de Salud Ambiental y Ocupacional dejó clara la idea de que, como todos los colombianos, espera que los planes de erradicación de cultivos ilícitos sean efectivos y puedan conducir al final de uno de los factores que ha sido determinante en la historia de nuestra guerra. Sin embargo, sugieren al gobierno tomar las decisiones basándose en experiencias científicas anteriores que ya han dejado un mensaje claro, “el uso del glifosato puede ser que genere daños, incluso cuando se piensa hacer el bien, como lo muestra la historia de la salud ambiental en casos como los efectos adversos del plomo. Finalmente, nos ponemos en disposición de apoyar técnicamente cualquier requerimiento en materia de salud ambiental”, concluyen.
Puede leer la carta completa aquí: Comentarios proyecto Decreto Minjusticia aspersion aerea