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En junio pasado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hizo un anuncio que dejó con helados a otros 195 países del mundo: la nación que estaba bajo mando, dijo, había solicitado de manera oficial a la Organización de Naciones Unidas su retiro del Acuerdo de París, la apuesta más ambiciosa que ha hecho el mundo para frenar el cambio climático.
En palabras de Trump, quien ya en 2012 decía que el cambio climático era un invento de China para entorpecer la economía norteamericana, “el Acuerdo de París es simplemente el último ejemplo de Washington entrando a un acuerdo que es desventajoso para Estados Unidos a cambio de un beneficio exclusivo de otros países”. Por eso, sacó a su país de un marco que, tras casi una década de discusiones internacionales, él consideró “draconiano”.
(Lea también: El único evento de EE.UU en la Cumbre de Cambio Climático será sobre combustibles fósiles)
Lo curioso es que, según lo dicho por Patricia Espinoza, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, cinco meses después del anuncio, la administración Trump todavía no envía una comunicación oficial solicitando su retiro del acuerdo.
Espinoza explicó en el marco de la 23 Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP23), que se adelanta en Alemania, que después del anuncio del presidente Trump "hubo una comunicación diplomática de la misión permanente de Estados Unidos a la Secretaría General de la ONU en Nueva York, explicando en detalle el anuncio que se había hecho. Sin embargo, la comunicación formal de anuncio oficial de su retiro del Acuerdo de París no se ha presentado”.
No está muy claro cuales serían las razones políticas para que Trump, crítico acérrimo de la convención y aliado clave de las industrias de combustibles fósiles, no haya hecho oficial la posición de su país.
Lo que sí está claro es que una vez llegue la solicitud, el presidente y su gabinete deben esperar hasta después del 2020, cuando se espera empiece la implementación, para bajarse del acuerdo. No es cierto que en el escenario actual Estados Unidos pueda renegociar lo que firmó en 2012, pues a la fecha, lo que las partes están discutiendo en Bonn (Alemania) es el manual de reglas para llevar a la realidad aquellos compromisos, algo etéreos, de París.
Lo cierto es que para Espinoza, el compromiso del mundo con el tema no se ha menguado, a pesar de la posición de la potencia americana. “Empiezan a llegar ministros y jefes de Estado y Gobierno, en total vendrán 25 de todo el mundo. El número demuestra el nivel de interés y la urgencia de acciones que los efectos del cambio climático están poniendo cada vez más de relieve”, dijo en uno de las más de 20 salones de conferencias en los que actualmente se desarrolla la COP 23.