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La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó un informe que muestra el estado mundial de la diversidad biológica para la alimentación y la agricultura. En su lanzamiento hizo una advertencia inquietante: “la biodiversidad que sostiene la alimentación en el mundo se está perdiendo”, dijo. “Una vez que desaparezca ya no podrá recuperarse”. (Lea Tras cuatro décadas desaparecida, encuentran a la abeja más grande del mundo)
A lo que se refería José Graziano da Silva, director de este organismo, es que, actualmente, la población depende de menos especies para alimentarse. El problema lo resume una cifra: de unas 6.000 especies de plantas cultivadas, solo nueve representan el 66 % del total de la producción agrícola. (Lea Calamares, ¿la alternativa para reemplazar el plástico?)
"Estamos perdiendo nuestra biodiversidad y la base para nuestra seguridad alimentaria", dijo a la agencia EFE Graziano da Silva, en la presentación del informe, que recoge datos aportados por 91 países. (Lea El plástico de la canasta básica colombiana tardará miles de años en degradarse)
A los ojos de Graziano da Silva, un buen ejemplo para entender lo que está sucediendo es el trigo. Es uno de los cereales más afectados por el cambio climático y con menos minerales y vitaminas, necesarios para una buena nutrición.
Otra muestra del inconveniente es la producción ganadera mundial. Se basa en 40 especies animales y, de las más de 7.700 razas de ganados locales que están registradas, una cuarta parte está en peligro de extinción. Algo similar sucede con los peces: casi un tercio de sus poblaciones están sobreexplotadas.
Da Silva dijo que, con una producción tan uniforme, cuando aparece una peste que acaba con plantas y animales hace falta ir al origen de las especies, pero sin ellas no es posible “recomenzar el proceso”.
Para él es “fundamental” conservar esas especies en las granjas, donde puedan estar adaptadas a los ambientes locales, así como preservar los bosques y cambiar los métodos de producción de alimentos reduciendo el uso de químicos, maquinaria y expansión del área cultivable.
Además, otras especies imprescindibles para los sistemas agrícolas como los polinizadores y los insectos. que ayudan a controlar las plagas, están desapareciendo con rapidez, al igual que bosques, pastizales, manglares, arrecifes de coral y humedales.
Según Julie Bélanger, experta de la FAO, la pérdida de biodiversidad está asociada al cambio climático, la urbanización, el crecimiento demográfico, el funcionamiento de los mercados y las preferencias de los consumidores.
Un 80 % de los países analizados indicaron que emplean una o más prácticas consideradas sostenibles, entre ellas la agricultura orgánica, el manejo integrado de plagas, la agricultura de conservación, la agrosilvicultura, la agroecología, la diversificación en la acuicultura y la restauración de los ecosistemas.
Para Bélanger, el desarrollo de mercados que promuevan la biodiversidad, la cooperación entre sectores y el avance de la ciencia y la tecnología pueden compensar también los efectos adversos de la pérdida de biodiversidad.