Polémica por las relaciones del más opcionado para convertirse en el designado presidencial

El escándalo sobre los vínculos económicos entre el político santandereano Eduardo Mestre  y el jefe mafioso Gilberto Rodríguez Orejuela siguieron ocupando el interés de los diarios. El Espectador editorializó sobre el asunto bajo un titular suficiente: “Cuando el río suena”. En el escrito convocó al liberalismo y al gobierno a advertir lo que estaba sucediendo alrededor del candidato más opcionado para convertirse en el designado presidencial, y pensar en nombres más dignos de confianza. (Lea: Estas eran las noticias del 30 de septiembre de 1986)

 

En el editorial del primero del primero octubre de 1986, El Espectador sugirió entre otros al exministro y excomisionado de paz Otto Morales Benítez; al exministro de Hacienda Hernando Agudelo Villa; al educador liberal Fernando Hinestrosa; o al exalcalde de Bogotá, Alfonso Palacio Rudas. En medio del debate, se siguieron sumando voces para pedirle al presidente Virgilio Barco una señal específica en favor del designado presidencial, e incluso se llegó a sugerir un plebiscito político alrededor de ese nombre. (Lea: Estas eran las noticias del 29 de septiembre de 1986)

 

Entre tanto, el presidente Barco, cerraba su gira por Estados Unidos con su primera intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, escenario en el cual el primer mandatario propuso la concertación de fuerzas para la erradicación mundial de la pobreza, al tiempo que elogió los esfuerzo del grupo Contadora para imponer la paz en América Central, insistió  en la búsqueda de salidas para aliviar la crisis de la deuda externa en el tercer mundo y formuló un llamado en favor del desarme internacional. (Lea: Estas eran las noticias del 28 de septiembre de 1986)