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La comunidad de Buenaventura, el principal puerto marítimo de Colombia y uno de los 10 más importante de América Latina, está en el olvido del Estado. Este sitio que limita al sur con el Cauca y al norte con Chocó se convirtió en un punto estratégico para las bandas criminales y los narcotraficantes.
La Defensoría del Pueblo, respaldada por algunos líderes y organizaciones de la zona, informó a finales de 2017 sobre la llegada del Clan del Golfo y el Eln a la zona rural del municipio, principalmente por el norte, por Juanchaco, La Barra y Ladrilleros. Hipótesis que las autoridades locales desmintieron.
Sin embargo, este domingo 2 de junio después de que fue encontrado el cuerpo sin vida de Diana Tatiana Rodríguez, una pequeña de 10 años, varios líderes de la zona alzaron su voz para protestar por los últimos hechos violentos y para pedir mayor atención por parte del Gobierno. Uno de ellos es Monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura, quien aseguró en diálogo con El Espectador que este Puerto está sin Dios ni ley.
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“Estamos muy tristes y angustiados por lo que está pasando. Hace días venimos sufriendo una situación de muerte, zozobra, desplazamiento. Las amenazas son muchas al igual que las extorsiones. A todos los comerciantes los tienen extorsionados y las bandas criminales se están adueñando de nuestro territorio. Parece que a ellos nos los toca nadie, a veces parece son los que mandan en Buenaventura”, dijo el Monseñor.
Según el obispo de Buenaventura, la segunda ciudad más grande del departamento del Valle del Cauca, los comerciantes son los más afectados con la problemática. “El que tenga la tiendita, si no paga lo mandan a matar”.
A esto se suma que las personas en los barrios rurales se sientes inseguros ante el aumento de gente armada que vigila la zona. “Ya no salen porque tienen miedo de hacerlo porque hay enfrentamientos constantes, esto se está volviendo un clima muy difícil para todo el mundo”.
A finales de mayo de este año, la alcaldesa de Buenaventura, Maby Yineth Viera, pidió al Gobierno mayor atención frente el tema de seguridad.
Monseñor Rubén Darío Jaramillo aseguró que las autoridades tienen que actuar de una manera más eficiente, a ellas “les falta más inteligencia, equipos, motos, cámaras, capacidad”. También dijo que las personas no denuncian a los delincuentes porque temen por sus vidas.
“Las autoridades hacen el esfuerzo, cogen criminales, pero unos salen y otros entran. La Policía los coge, pero los jueces los dejan libres y volvemos a un círculo vicioso”, agregó el obispo.
A nivel de la costa pacífica las personas están preocupadas. Según el obispo, son normales los robos, las amenazas y la violencia. Los pesqueros son despojados de sus pertenencias y estas son arrojadas al mar.
Este martes 4 de junio la comunidad del Puerto marchará para rechazar el asesinato de Diana Tatiana Rodríguez y darle un último adiós. Hay una recompensa de $10 millones por información que permita esclarecer la muerte de la menor.