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El quinto ciclo de diálogos entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) llegó a su fin, a pesar de los inconvenientes y retrasos. Aunque debió haber comenzado el 9 de enero de este año, luego de que se cumpliera el primer cese bilateral del fuego acordado para las fiestas decembrinas, el presidente Juan Manuel Santos suspendió la reanudación del proceso de paz, tras las denuncias que indicaban en el norte de Arauca el grupo guerrillero había desatado una dura arremetida contra los oleoductos, a pocas horas del final del cese.
Para el 11 de enero, solo dos días después de haber terminado dicho periodo, el Eln había realizado al menos 7 ataques contra la fuerza pública y la infraestructura petrolera. Aunque sus dirigentes insistieron entonces en la voluntad de la organización de retomar las negociaciones, el 29 de enero, Santos declaró que, “hasta no ver coherencia por parte de esa guerrilla entre sus palabras y sus acciones”, el Gobierno no volvería a la mesa.
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Días antes, cinco uniformados fueron asesinados en medio de una ofensiva que incluyó tres ataques con explosivos en Atlántico y sur de Bolívar, entre ellos, la explosión de un artefacto bomba en la estación de Policía del barrio San José, Barranquilla, que no solo dejó ese saldo de víctimas mortales, sino más de 40 personas heridas. El atentado fue atribuido al Frente de Guerra Urbano del Eln.
El 15 de marzo, finalmente, la mesa de negociación en Quito volvió a ser ocupada, tras el cese al fuego unilateral que hizo el Eln durante las elecciones legislativas, gesto interpretado por el Gobierno como “de buena voluntad”. Para esta nueva etapa, informaron los negociadores, las prioridades serían el acuerdo de un nuevo alto a las hostilidades de forma bilateral “amplio y verificable”, la definición de la participación de la sociedad en la construcción de la paz y la creación de un Acuerdo Marco que guíe al próximo presidente de Colombia en la continuación del proceso.
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Sin embargo, a mediados de abril, la negociación fue interrumpida por la decisión del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, de suspender el papel de su gobierno como garante de los diálogos de paz con esta guerrilla, tras el secuestro y posterior asesinato del equipo periodístico del diario El Comercio. Además, murieron cuatro infantes de la Marina y fueron secuestradas dos personas más -todos ciudadanos ecuatorianos-, hechos atribuidos a alias 'Guacho', quien lidera una disidencia de las Farc en la zona de frontera colombo-ecuatoriana.
La incertidumbre sobre el destino de la mesa de diálogos terminó el 10 de mayo, cuando se reanudaron las conversaciones en La Habana, Cuba. Desde el inicio, ambas delegaciones dejaron claro que su principal propósito sería llegar a un cese al fuego bilateral antes de las elecciones. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de ambas partes -incluída la participación del senador Roy Barreras, la canciller María Ángela Holguín, el consejero Presidencial, José Noe Ríos, y el Comisionado para la Paz, Rodrigo Rivera-, con la finalización del quinto ciclo este viernes, se dejó en evidencia que esa tarea quedó pendiente para el próximo ciclo, que comenzará el próximo lunes 25 de junio en la isla.
Dentro de los avances de esta etapa concluida, está la puesta en marcha del Comité Técnico de Cese al Fuego, que contó con oficiales activos de la fuerza pública. “Yo creo que estamos cerca de llegar a ese anhelo del país, de que acordemos un nuevo cese al fuego que permita seguir impulsando el desarrollo de la agenda y vaya aclimatando la paz en Colombia”, declaró Gustavo Bell, jefe negociador de la delegación del Gobierno.
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