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La entrada en vigencia del Estatuto de la Oposición, que obligó a los partidos políticos en el Congreso a tomar una decisión política y declararse a favor, en contra o independientes del Gobierno, también dejó en evidencia las fuertes divisiones internas que existen en varias colectividades, sobre todo en las que tienen un origen liberal, como Cambio Radical, la U y los mismos liberales, quienes precisamente sufrieron una renuncia masiva de varios dirigentes, algunos de peso. Por los lados de la U, que después de ocho años de apoyar al presidente Juan Manuel Santos decidió ser partido del Gobierno de Iván Duque, se sabe de una disidencia encabezada por los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti, quienes han señalado que la declaración política tomada por las mayorías es, cuando menos, incoherente.
En ese escenario, hace dos días, esa disidencia política le envió al primer mandatario una carta acompañada con una proclama en la que le expresan su intención de iniciar un diálogo y lograr un acuerdo programático sobre los asuntos que apoyarían en el Congreso. Si bien el Estatuto de la Oposición los obligaría a respaldar sin condiciones las iniciativas gubernamentales, la tesis es que también está la posibilidad de acudir a la figura de “objeción de conciencia”, proyecto por proyecto, para no votar y, de esa manera, desbaratar las mayorías de Duque en el Legislativo, que, por cierto, no son muy sólidas.
“Se está estrenando una ley para la que muchos no estaban preparados. En el caso de la U, al lanzarse hacia el Gobierno sin ninguna condición, nosotros, los que hemos venido trabajando temas de paz y víctimas, quedamos amarrados a esa mayoría y a ‘votar’ las iniciativas de Gobierno sin reparos”, explica el senador Barreras, quien encabezó la lista de firmantes de la carta a Duque. Para el congresista, lo mínimo es que se haga un acuerdo sobre varios temas, dentro de los que se encuentra la no modificación del Acuerdo de Paz, y aspectos de las reformas política y a la justicia.
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Para los disidentes de la U, eso sería lo más sensato, teniendo en cuenta que las otras dos opciones que les quedan son la escisión del partido, que aún no está reglamentada y en lo que se demorarían, si les va bien en el trámite legislativo, unos seis meses. La otra es acudir a la objeción de conciencia, que se tendría que hacer proyecto por proyecto y demoraría, además, el trámite de las iniciativas del Gobierno. Ese proceso se haría internamente, con la presentación ante la bancada del partido de la objeción. “El Gobierno no tendría mayorías, ni siquiera frágiles, si no logra un acuerdo con nosotros”, advirtió Roy Barreras, al insistir en la necesidad de lograr unos mínimos programáticos.
Por supuesto, la posición asumida por los inconformes no la comparten quienes comandaron las mayorías para apoyar a Duque. El senador José David Name reclama que se debió aceptar la decisión tomada en bancada, sobre todo cuando el primer mandatario ya ha sido claro en manifestar que no hará trizas el Acuerdo de Paz, que es uno de los puntos en los que había preocupación. Además, califica la carta enviada al presidente Duque como un pretexto para que el grupo encabezado por Barreras y Benedetti termine por aceptar la decisión del partido. “¿Qué acuerdo va a haber con un presidente por el que votamos en la segunda vuelta y algunos desde la primera? Lo incongruente es que hubiésemos votado por un candidato presidencial y después pretendamos declararnos independientes”, dijo Name.
En ese mismo sentido, argumenta que no es cierto que se tendrá que votar sin condiciones todas las iniciativas que propone el Gobierno nacional y que la orientación del apoyo en cada proyecto será una decisión que se tomará luego de una votación interna en la bancada. “Con esa carta intentan obtener alguna visibilidad, pero lo que es claro es que la U hoy hace parte del Gobierno. Es la decisión de las mayorías, lo acepten o no”, concluyó. La situación de división en la colectividad ya llegó a tal punto, que uno de los comentarios es que “quienes eligieron ser gobiernistas debieron afiliarse al Centro Democrático para regresar a sus orígenes uribistas”.
Si bien a la carta se le ha dado una interpretación parecida a la de Name, en cuanto a que funcionaría como una forma de terminar aceptando lo que se decidió el 7 de septiembre pasado —ser de la coalición de Gobierno— y agachar la cabeza, la facción disidente sostiene que mantendrá su posición, pues el objetivo es cuidar el legado del presidente Juan Manuel Santos en la paz y en el compromiso con las víctimas del conflicto. Aunque aceptan que los pasos que ha dado Duque con respecto al Acuerdo con las Farc son importantes y los dejan tranquilos, arguyen que un tema fundamental será la reforma política y la necesidad de que se cierren las listas a Congreso para que tanto la reforma como el Estatuto de la Oposición funcionen en conjunto. Dos iniciativas que, en últimas, hacen parte de lo que se acordó en la mesa de La Habana.
Otros sectores dentro de la misma U creen que son más los puntos en común y que, en últimas, esas diferencias no son irreconciliables. El representante Alfredo Deluque, que no firmó la carta enviada al presidente Duque, se ha ofrecido, incluso, como mediador entre las partes. Lo que aún no se sabe con certeza es el rumbo que podrían estar tomando los miembros disidentes, tanto de la U como de Cambio Radical y los liberales, que, según ha dicho el senador Benedetti, marcan el principio “de la gran reunificación del Partido Liberal”.