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Un mes después de la fecha establecida para que el Congreso reanudara sesiones, 16 de marzo, el Senado reinició este lunes actividades tras un parón de más de 100 días, e hizo historia al sesionar por primera vez de forma virtual. La Cámara siguió un sendero similar y este martes también tendrá su plenaria oficial a través de videollamada.
El camino para llegar a un Congreso virtual no fue fácil y tardó más de lo que esperaban algunos. Así lo hizo saber en la sesión de este lunes el senador Iván Leónidas Name, que aseguró que el reinicio de actividades de forma electrónica debió haber ocurrido, por lo menos, hace tres semanas.
Este comentario fue rechazado por Lidio García, presidente del Senado, que señaló que antes del 13 de abril no se hubiera podido sesionar a través de teleconferencia, ya que se tuvieron que probar más de 12 aplicaciones para dar con la que se usó en la plenaria de este lunes: Zoom pro.
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Desde antes de que se aplazara el reinicio legislativo del Congreso por el coronavirus, varias voces venían pidiendo que se aprobaran las sesiones virtuales. Una de las mayores impulsoras de esta propuesta fue la representante de la Alianza Verde, Juanita Goebertus. Ella aseguraba que, bajo el artículo 140 de la Constitución -que establece que, en caso de perturbación del orden público, se podrán reunir en un sitio que designe el presidente del Congreso-, se podían llevar a cabo los encuentros virtuales.
Esta tesis no fue compartida por muchos, que señalaban que la ley quinta de 1992, que establece el reglamento del Congreso, impedía este tipo de reuniones, pues establece que las sesiones son de carácter presencial. Los presidentes de ambas cámaras, Lidio García (Senado) y Carlos Cuenca (Cámara), pidieron al presidente Iván Duque un decreto que reformara la ley quinta, que es de carácter orgánico, es decir, que necesitaba ser reformada con la mayoría absoluta del Congreso.
Las objeciones llegaron antes de que se emitiera el decreto. Senadores como Carlos Fernando Motoa y Jorge Enrique Robledo expresaron que el Congreso Virtual era inconstitucional. Una posición que fue apoyada por el expresidente de la Corte Constitucional Alfredo Beltrán, que aseguró a este diario que el presidente no podía reformar una ley orgánica, así lo justificara bajo la emergencia económica y social.
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Durante varios días estuvo rondando un borrador de un decreto presidencial que modificaba la ley quinta del Congreso y habilitaba las sesiones virtuales. Sin embargo, ese texto nunca vio la luz y en su lugar fue promulgado el decreto 491 del 28 de marzo de 2020. Este texto habilitaba a las distintas ramas del poder a funcionar de forma virtual, mientras se superaba la crisis del coronavirus.
El Congreso no fue mencionado por ninguna parte en la orden presidencial y en el aire quedó la duda de si se podía sesionar o no. Ante la incógnita, se dijo que sería la Corte Constitucional, cuando revisara el decreto, la que tendría la última palabra. Esto podía tomar semanas y ambas corporaciones habían definido que las sesiones se reanudaban sí o sí el 13 de abril.
Con la fecha cada vez más encima, se vivó en los últimos días de marzo un amplio debate en redes sociales y medios de comunicación sobre la necesidad de que el Congreso retomara actividades. Mientras tanto, senadores y representantes adelantaron por su cuenta reuniones informales para ir adelantando debates y otras acciones de control político frente a la actividad del gobierno y sus decisiones frente a la pandemia.
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La posibilidad de un Congreso virtual parecía lejana, pues en ambas corporaciones se tenía que probar cada una de las aplicaciones que hubiera en el mercado y establecer cuál se acercaba más a los requerimientos. Además, como señalaron varios senadores, entre los que estaba Armando Benedetti, los procesos de búsqueda de una aplicación digital se llevó a cabo de una manera independiente y no se unieron esfuerzos para encontrar la mejor opción para las sesiones.
El calendario mostraba el 13 de abril cada vez más cercano y, ante el reclamo de sesionar de los congresistas, el 2 de abril, el presidente del Senado, Lidio García, convocó a plenaria para esa fecha de forma presencial en el capitolio, que queda en el centro de Bogotá. “Lee un poco Juan Luis, esta noche te tengo noticias, alista tapabocas, los anticuerpos y el alcohol. Que Dios nos coja confesados”, decía uno de los trinos del senador García, que sirvieron de preámbulo a la citación presencial.
La medida fue seguida por un pedido de Carlos Cuenca de que se incluyera en las excepciones de la cuarentena que los congresistas podían sesionar de forma presencial en el capitolio, teniendo en cuenta algunas medidas de salubridad. Sin embargo, la respuesta presidencial nunca llegó.
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El martes 7 de abril el país conoció que el aislamiento obligatorio no iba a acabar el lunes 13, sino que se prolongaría hasta finales de abril. Las dudas nuevamente llegaron frente a la posibilidad de que comenzara otra vez el Congreso. Por un lado, algunos, como Rodrigo Lara, pedían sesionar tan solo con 27 senadores para tener un quórum mínimo que permitiera abrir oficialmente el Congreso. Otros, encabezados por Armando Benedetti, pedían que las sesiones se llevaron a cabo en Santa Marta, lejos de Bogotá -la ciudad con más casos-, y se hiciera con 53 senadores, los suficientes para aprobar proyectos.
Ninguna de las opciones se tuvo en cuenta. El Viernes Santo, unos minutos después de que el senador Gustavo Petro anunciara que podría tener un cáncer de esófago, el presidente García anunció que el Senado reanudaría de forma virtual el 13 de abril, a las 3:00 de la tarde. El anuncio, celebrado por varios que pensaban que las sesiones presenciales eran un riesgo innecesario, fue secundado por la Cámara, que este fin de semana también anunció que sus sesiones comenzaban oficialmente el martes 14 de marzo.
El cambio en ambas posturas tomó por sorpresa a varios senadores, que ya estaban alistando maletas y carros para llegar en la mañana del lunes a la capital. Sin embargo, Astrid Salamanca, directora administrativa del Senado, le comentó a este diario que la decisión no fue tan sorpresiva, pues “desde que entramos en cuarentena hemos trabajado de largo -no hemos tenido fines de semana-” para poder identificar la plataforma digital a usar.
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Salamanca reconoció que fue un periodo dispendioso, en el que se probaron 12 aplicaciones, y solo hasta la semana pasada se supo que se iba a escoger Zoom profesional. “Una reunión de voceros la semana pasada, el presidente expuso y dijeron que era la mejor opción”, contó la directora administrativa frente al proceso de selección. No obstante, el senador Lara ya presentó sus reparos frente al programa, debido señalamientos de que no es una aplicación segura.
Desde el Senado se ha dicho que no es una aplicación definitiva y que se tiene un periodo de dos semanas para hacer las pruebas finales, así lo reveló a El Espectador Gregorio Eljach, secretario general del Senado. Aunque reconoció que la sesión del lunes dejó sorprendido a más de uno y salió mejor de lo esperado, sobre todo porque hubo un quórum completo -una situación que solo ocurre el día de la posesión el 20 de julio o en pocas fechas especiales-.
Por otro lado, este asegura que la demora de casi un mes en empezar sesiones se debía a la búsqueda del programa ideal, pues no había duda de que podían sesionar de forma virtual. “No teníamos dudas de que se pudiera hacer, es un tema menor. Frente al decreto 491, se habilita a todas las ramas del poder público al trabajo digital. Cómo se entiende que la Corte sí sesione virtualmente y nosotros no”, dijo Eljach.
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Este también aceptó que ejercicios como el del 13 de abril demuestran que el Congreso en general está retrasado con las nuevas tecnologías. Pero se hizo un gran avance en el que aún quedan pendientes elementos como la votación nominal, en el que se acordó que se llama uno por uno para que dé su voto, pero aún no se tiene establecido cómo será en caso del voto secreto. Las opciones hasta el momento, según Eljach, indican que ese voto “se le entrega a la mesa o se comunica a los escrutadores con llamada telefónica o mensaje. Debemos encontrar que se puede hacer de muchas formas”.
Dos caminos distintos, un destino similar
Varios congresistas llamaron la atención sobre las razones por las que Cámara y Senado no se unieron para sacar adelante un solo proyecto de Congreso Virtual. No obstante, el secretario Eljach aseguró a este diario que algo completamente normal: “Eso no es nuevo, el Congreso funciona como uno solo para lo que dice la ley, lo otro va por separado”.“Cada Cámara trabaja por aparte”, señaló el secretario del Senado, que agregó que los ”presidentes -García y Cuenca- se hablan y se mueven en los mismos escenarios, pero las dinámicas son distintas”. Esta diferencia ha hecho que en la Cámara no se esté discutiendo sobre las aplicaciones a usar, sino que se esté decidiendo sobre qué empresa se contratará para que se haga cargo de toda la infraestructura de sus sesiones virtuales.
Hasta el momento, los principales postores son Teseract S.A.S, Ground Support Equipement (o GSE Colombia S.A.S), Red Nacional Académica de Tecnología Avanzada (Renata), Claro Colombia, y Grupo Active S.A.S. Pero no hay una decisión en firma aún. Por eso, para comenzar sesiones esta tarde del martes, se decidió que se usará mientras tanto la G-Suite de Google, una plataforma que la Cámara había comprado para distintas actividades, pero que cuenta con una aplicación de videollamadas.
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“La G-Suite no se adquirió para el tema de plenarias, pero a hoy hemos visto que tiene algunas herramientas para el encuentro virtual. El proceso de la plataforma que sí se contrataría para este fin va muy bien. El sábado se presentaron unos demos de las seis empresas interesadas. Se revisaron con la presencia de la mesa directiva, el secretario general, y los integrantes de la comisión accidental. Presentaron sus propuestas y esta semana estamos revisando la parte técnica y el presupuesto para realizar las sesiones virtuales en virtud de tres cosas: conveniencia, austeridad en el gasto y eficiencia", dijo Carolina Carrillo, directora administrativa de la Cámara.
Las primeras pruebas hechas en la cámara ya demuestran la necesidad de hacer la compra de otra aplicación. Este punto fue revelado por el representante de Cambio Radical José Daniel López: “Hoy en Comisión Primera hicimos un simulacro en el que utilizamos Google-Meet Up. No nos gustó mucho porque no tiene un control centralizado de micrófono, entonces cualquiera de los representantes puede activar su micrófono y callar o interrumpir al que está hablando, e incluso puede expulsar de la plenaria a otro".
Cada cámara va a su ritmo, pero todavía faltan varios pasos para poder hablar de sesiones virtuales totalmente funcionales. Sin embargo, lo que se vivió este lunes y lo que se vivirá el martes es histórico, pues nunca antes en los más de 200 años de vida republicana el Congreso había dejado de reunirse de forma presencial para darle paso a otras formas de sesionar.