Las sombras de la "rappi-economía"

José Roberto Acosta
06 de julio de 2019 - 03:15 a. m.
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La debilidad de la economía mundial está obligando a que, ante la falta de rentabilidad de los negocios, la política económica busque abaratar el costo de los factores productivos: la tasa de interés es de cero en Europa o Japón, y Estados Unidos va por el mismo camino. Los impuestos al capital empiezan a bajar. Y como la tierra es un recurso limitado, pues lo único que queda por seguir rebajando es el costo de la “abundante” mano de obra.

Desde la revolución industrial del siglo XIX se busca reemplazar mano de obra por máquinas, las cuales además de poder trabajar todo el día no hacen huelga. Pero el reemplazo ya no es solo de fuerza humana, sino de su propia inteligencia. Las máquinas reemplazan a médicos, abogados, ingenieros, financistas y hasta artistas.

Pero invertir en máquinas no es tan rentable como usufructuar el trabajo de otros seres humanos. Al invertir en máquinas usted debe recuperar ese dinero mediante la depreciación, pero la vertiginosa competencia probablemente deje obsoleta la máquina o aplicación tecnológica antes de que usted recupere su dinero.

En la medida que la función de producir es más intensiva en máquinas que en seres humanos, se hace menos rentable y más riesgosa, por esto negocios como Rappi o Uber son tan llamativos, pues lo que usufructúa es a seres humanos dispuestos a vender su tiempo al precio que sea y poniendo de su propio riesgo la “máquina de transporte”.

El vínculo contractual no es laboral sino de prestación de servicio: Contrato entre dos comerciantes, o emprendedores como se les llama a los trabajadores en este caso. Sin embargo, Domicilios.com, competencia de Rappi, desde el pasado mes de noviembre empezó a reconocer seguridad social a sus contratistas, dejando sin fundamento a quienes ven en el modelo de Rappi o Uber un símbolo de la nueva y fresca economía del servicio.

Las recientes protestas de “contratistas” de Rappi obligan a una profunda reflexión del derecho laboral, de la legislación sobre las TIC y de un modelo económico que pareciera solo tener como alternativa pauperizar aún mas a los trabajadores. De ahí que la equidad empiece a preocupar tambien a los mas ricos, antes de que explote un inconformismo generalizado. Con equidad se mejora el consumo, el crecimiento y el bienestar.

@jrobertoacosta1       

jrobertoacostaopinion@gmail.com

 

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