Sueño niche

Jaime Arocha
10 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.

Me refiero a la masacre de campesinos cocaleros que ocurrió el 5 de octubre en Puerto Rico, municipio de Tumaco. WOLA, la Oficina de Washington sobre Latinoamérica, emitió un comunicado urgiendo a que de inmediato se investigue y castigue a los responsables del crimen. Cito un aparte:

“También les hacemos un llamado urgente a los funcionarios del gobierno de los Estados Unidos para que le bajen el tono a la retórica y más bien ofrezcan soluciones constructivas al problema de la coca. Las recientes amenazas del presidente Trump de descertificar a Colombia (…) ejercen presiones exageradas (…) para mostrar resultados. Cincuenta años de conflicto interno armado y los abusos cometidos durante el Plan Colombia demuestran que, cuando el gobierno norteamericano le da al colombiano un cheque al portador para resolver problemas criminales y de seguridad, se dan abusos crecientes contra la población civil”.

Las informaciones más recientes sobre esos asesinatos le dan la razón a WOLA. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, la Policía Antinarcóticos habría sido responsable de los seis muertos y los 20 heridos, y el 8 de octubre Semana informaba que mediante disparos al aire y balas aturdidoras, esa misma policía había tratado de disolver la comitiva de la ONU, OEA, oenegés de derechos humanos y esa revista para esclarecer los hechos sobre el terreno.

El Consejo Comunitario del Pueblo Negro de Alto Mira y Frontera ha vuelto a ser afectado. 4.810 de sus familias acordaron la sustitución voluntaria de cultivos de coca para salvaguardar la territorialidad colectiva que les legitimó la Ley 70 de 1993 y por la cual han sido dados de baja líderes como Genaro García, asesinado el 4 de agosto de 2015 por un miembro de la entonces columna Daniel Aldana de las Farc-Ep. Es dentro de ese territorio colectivo que actúan dos disidencias de esa guerrilla, la que dirige el Guacho, y las Guerrillas Unidas del Pacífico de David. A la fuerza o mediante incentivos, han logrado que los colonos agrupados por Asominuma expandan la hoja de coca. De ahí que, como no aceptaron la sustitución voluntaria, enfrenten la erradicación forzosa —amparo contra la descertificación— y además tengan que actuar como escudos humanos frente a la fuerza pública.

Pero no todo es por plomo. El ingreso cocalero ha sido bálsamo contra la pobreza. Junior Jein es un cantante de trap que causó furor con su Niche panda. Ilustra cómo la exportación de cocaína les acerca el sueño americano a los tumaqueños. Yo vivo así es la realización de ese sueño gracias a una casa con piscina no lejos de El Morro, donde nadan mujeres blancas de traseros y pechos siliconados. En Ya llegamos Junior trata de tú a tú al presidente venezolano, Nicolás Maduro, por su papel en el comercio de cocaína, y en Mexicano enumera planes para desbancar al Cartel de Sinaloa, y atesorar sus ganancias en el Pacífico sur. La complejidad de lo que La Silla Vacía llamó la bomba va más allá de la incapacidad estatal para contrarrestar la multiplicación de disidencias de las Farc, poner a salvo la territorialidad colectiva de las comunidades negras y acelerar la sustitución voluntaria. Aumentarán los youtubers con la clara lección de que la coca es la madre de todas las redenciones.

*El comunicado que ese Consejo emitió el 7 de octubre ratifica los argumentos de esta columna.

** Miembro fundador, Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional.

 

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