Aníbal Gaviria, un gobierno de viejas fórmulas
Para expertos, la reelección del gobernador de Antioquia fue algo virtual, es decir, temas comunicacionales y los alfiles que lo acompañan en su despacho son similares a los de sus administraciones pasadas.
Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13
Para analistas políticos es erróneo entrar a evaluar los primeros 100 días de gobierno de los actuales mandatarios en Colombia, pues en el país es normal que cada cuatro años las administraciones reciban cambios profundos en sus enfoques y formas de trabajo. “En Estados Unidos funciona porque hay políticas de estado claras. Aquí cada alcalde, gobernador y presidente llegan a acomodar todo a sus planes”, explica Néstor Julián Restrepo, doctor en Política y Comunicación y coordinador de la maestría en Comunicación Política de la Universidad Eafit.
Y hay que añadirle la situación excepcional e inédita del brote del coronavirus, que revolcó las agendas de los mandatarios regionales y locales en el arranque de sus cuatrienios. De esos 100 días, por lo menos los últimos 30, se han focalizado exclusivamente en qué decisiones tomar para aliviar la situación económica, social y sanitaria que ha ocasionado el virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad del COVID-19.
Más contexto: Los desafíos para gobernar a Antioquia que recibe Aníbal Gaviria.
“Esta situación hace que el análisis se vea menoscabado porque no se ha visto mayor gestión”, fueron las palabras del diputado Luis Peláez (Polo) antes de aventurarse a decir cuáles cree que han sido los aciertos y desaciertos de Aníbal Gaviria, que volvió a la Gobernación de Antioquia después de 13 años de entregar el despacho. Peláez, desde la oposición, no habla de un diagnóstico definitivo del comienzo del también exalcalde de Medellín, sino de unas decisiones que le generan suspicacias.
Entre ellas, los nombramientos de Rodolfo Correa como secretario de Agricultura, quien estuvo en contienda electoral con Gaviria el año pasado y en quien el diputado no ve un perfil técnico para dicha cartera. Y Carlos Mario Montoya, que está a cargo de la dirección de Savia Salud. “Venía de la administración pasada como secretario de Planeación de Luis Pérez y era uno de los que apoyó la venta de la institución que ahora está liderando”.
Por otro lado, por el mismo tema del coronavirus, se ha visto trancado el diseño del Plan de Desarrollo Territorial, en el que el capítulo del presupuesto, según Peláez, solo está avanzado en un 10 %. Pero más allá de lo escrito hasta ahora en la hoja de ruta, el diputado insiste en que las banderas del Gobierno de Gaviria, como lo es la vida, deben de reflejarse en el cómo protegerla. Además, advierte que es necesario empezar desde cero con dicho plan. “Las prioridades cambiaron y lo que está ahora no se puede modular, hay que hacer un planteamiento con las nuevas necesidades que suscitó el COVID-19”.
También: “La prioridad, ampliar las UCI en los hospitales que están preparados”: Aníbal Gaviria.
Desde la Dirección de Planeación, en cabeza de Claudia García, se aseguró que “el Plan Departamental de Desarrollo ‘Unidos’, ofrecerá un marco de reacción oportuno y estratégico frente al contexto de la crisis, por eso se ha estructurado y activado en esta cuarentena un esquema de trabajo orientado en ese objetivo”. En ese sentido, la “resiliencia”, según explica García, se convierte en una conceptualización filosófica necesaria para responder a circunstancias excepcionales. “Estamos haciendo la transversalización de este enfoque en toda la estructura programática del Plan, con miras a identificar los programas que responden de manera adecuada a la nueva realidad del departamento”, enfatiza la funcionaria. “Los cambios no pueden ser a corto plazo, sino a largo”, insistió Peláez por su parte.
Por lo demás, el diputado apunta que en este período en el que, por lo general, se les mide el aceite a los mandatarios y se observa hacia dónde irá el departamento, no se puede ser concluyente porque aún no hay resultados, sino ideas sobre el tablero y la acción pública de Gaviria referente al COVID-19, a sus ojos, es más bien de reacción que de proposición, aunque la situación es la que está llevando a que los mandatarios tengan este comportamiento. Para él, hace falta más por hacer y especialmente por asegurar una Antioquia que esté preparada para eventos similares al que estamos viviendo.
Las voces disidentes a Peláez consideran que Gaviria ha estado liderando mejor la contingencia que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, donde está el foco de la pandemia en la región. “Siempre la ciudad y su alcalde tienen más relevancia que el gobernador, pero con esta situación ha sido todo lo contrario”, comenta el director de la maestría en Estudios Políticos y Constitucionales de la Universidad de Medellín, Pedro Piedrahíta. A la vez que el experto en comunicación política, Carlos Arias, asegura que el trabajo de ambos ha sido en conjunto y en sinergia: “por eso la imagen de los dos está por encima del promedio de favorabilidad”.
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No obstante, esa ausencia de resultados de la que habla el diputado Peláez se puede enlazar con la percepción de los analistas que aún no descubren el perfil o el norte de esta administración o, a su parecer, es más de lo mismo de lo que Gaviria planteó en el pasado como alcalde y gobernador. En otras palabras, para Restrepo, esta etapa inicial la ve como una fase de exploración: “él es de una estrategia de esperar, de ir acomodando alfiles para arrancar”.
Restrepo tampoco deja ausente de su análisis el componente comunicacional. “Su slogan volvió a ser el mismo de la Alcaldía, igual que el logo. Es como una reelección virtual de alguien que cree que no necesita imponer agenda gracias a que su favorabilidad es alta, al igual que su personalización”. Y esto se evidencia con lo que dice Piedrahíta: “Su despacho está conformado por personas que lo vienen acompañando desde su primera gobernación y en la Alcaldía”, aunque también cuenta con rostros nuevos que dinamizan su gabinete.
“Considero que empezó bien desde el primer día en ese aspecto, que es un engranaje armónico sin piezas desajustadas. Esto se ve, por ejemplo, en el manejo de las comunicaciones”, recalca Piedrahíta. Sobre este asunto, Peláez también hizo énfasis, aplaudiendo al equipo que maneja toda la información interna y externa del gobernador. “Sus actos han sido ambiguos, pero la información al público muy estructurada”, subraya, aunque advierte que también hay que cuestionar e ir más allá de las buenas noticias: “Hubo un incremento del 100 % al presupuesto de la Secretaría de la Mujer. De $8.000 a $16.000 millones. Eso responde con la bandera del gobernador que es la vida. Ese era un pendiente con esa cartera, pero la realidad es que ni siquiera tiene la mitad del dinero que sí le destinan a la Secretaría de Minas”, ilustra el diputado.
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Por último, y no menos importante, está el asunto de seguridad y la situación compleja del Bajo Cauca y el nordeste antioqueño, donde confluyen diferentes actores armados y bandas criminales en la pugna por el control territorial, obligando a las personas a desplazarse. Por ejemplo, en el primer semestre de 2019, más de 9.000 pobladores tuvieron que salir de sus casas (en el censo también se cuenta gente del sur de Córdoba). Sobre esto, los analistas concuerdan en que las fórmulas son las mismas: “En Antioquia hay grandes problemas de seguridad, y lo que vemos es lo mismo, acomodarse a los problemas”, dijo Restrepo. Postura que replica Piedrahíta: “Me queda una incógnita y es lo que tiene que ver con las cuestiones de seguridad. Se repite lo mismo de cada cuatro años en el Bajo Cauca. No se presentan mayores avances, se plantea siempre lo mismo”.
La percepción sobre Gaviria continúa imperturbable. De acuerdo con Arias, él tiene menos sobreexposición en los medios y redes que el alcalde Quintero. No obstante, superada la pandemia, sobre los hombros del gobernador no se desvanecerá la investigación en curso sobre su papel en Hidroituango cuando fue alcalde, y su reputación de teflón, como la explica el experto en comunicación política, podría verse amenazada.
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Para analistas políticos es erróneo entrar a evaluar los primeros 100 días de gobierno de los actuales mandatarios en Colombia, pues en el país es normal que cada cuatro años las administraciones reciban cambios profundos en sus enfoques y formas de trabajo. “En Estados Unidos funciona porque hay políticas de estado claras. Aquí cada alcalde, gobernador y presidente llegan a acomodar todo a sus planes”, explica Néstor Julián Restrepo, doctor en Política y Comunicación y coordinador de la maestría en Comunicación Política de la Universidad Eafit.
Y hay que añadirle la situación excepcional e inédita del brote del coronavirus, que revolcó las agendas de los mandatarios regionales y locales en el arranque de sus cuatrienios. De esos 100 días, por lo menos los últimos 30, se han focalizado exclusivamente en qué decisiones tomar para aliviar la situación económica, social y sanitaria que ha ocasionado el virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad del COVID-19.
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“Esta situación hace que el análisis se vea menoscabado porque no se ha visto mayor gestión”, fueron las palabras del diputado Luis Peláez (Polo) antes de aventurarse a decir cuáles cree que han sido los aciertos y desaciertos de Aníbal Gaviria, que volvió a la Gobernación de Antioquia después de 13 años de entregar el despacho. Peláez, desde la oposición, no habla de un diagnóstico definitivo del comienzo del también exalcalde de Medellín, sino de unas decisiones que le generan suspicacias.
Entre ellas, los nombramientos de Rodolfo Correa como secretario de Agricultura, quien estuvo en contienda electoral con Gaviria el año pasado y en quien el diputado no ve un perfil técnico para dicha cartera. Y Carlos Mario Montoya, que está a cargo de la dirección de Savia Salud. “Venía de la administración pasada como secretario de Planeación de Luis Pérez y era uno de los que apoyó la venta de la institución que ahora está liderando”.
Por otro lado, por el mismo tema del coronavirus, se ha visto trancado el diseño del Plan de Desarrollo Territorial, en el que el capítulo del presupuesto, según Peláez, solo está avanzado en un 10 %. Pero más allá de lo escrito hasta ahora en la hoja de ruta, el diputado insiste en que las banderas del Gobierno de Gaviria, como lo es la vida, deben de reflejarse en el cómo protegerla. Además, advierte que es necesario empezar desde cero con dicho plan. “Las prioridades cambiaron y lo que está ahora no se puede modular, hay que hacer un planteamiento con las nuevas necesidades que suscitó el COVID-19”.
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Desde la Dirección de Planeación, en cabeza de Claudia García, se aseguró que “el Plan Departamental de Desarrollo ‘Unidos’, ofrecerá un marco de reacción oportuno y estratégico frente al contexto de la crisis, por eso se ha estructurado y activado en esta cuarentena un esquema de trabajo orientado en ese objetivo”. En ese sentido, la “resiliencia”, según explica García, se convierte en una conceptualización filosófica necesaria para responder a circunstancias excepcionales. “Estamos haciendo la transversalización de este enfoque en toda la estructura programática del Plan, con miras a identificar los programas que responden de manera adecuada a la nueva realidad del departamento”, enfatiza la funcionaria. “Los cambios no pueden ser a corto plazo, sino a largo”, insistió Peláez por su parte.
Por lo demás, el diputado apunta que en este período en el que, por lo general, se les mide el aceite a los mandatarios y se observa hacia dónde irá el departamento, no se puede ser concluyente porque aún no hay resultados, sino ideas sobre el tablero y la acción pública de Gaviria referente al COVID-19, a sus ojos, es más bien de reacción que de proposición, aunque la situación es la que está llevando a que los mandatarios tengan este comportamiento. Para él, hace falta más por hacer y especialmente por asegurar una Antioquia que esté preparada para eventos similares al que estamos viviendo.
Las voces disidentes a Peláez consideran que Gaviria ha estado liderando mejor la contingencia que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, donde está el foco de la pandemia en la región. “Siempre la ciudad y su alcalde tienen más relevancia que el gobernador, pero con esta situación ha sido todo lo contrario”, comenta el director de la maestría en Estudios Políticos y Constitucionales de la Universidad de Medellín, Pedro Piedrahíta. A la vez que el experto en comunicación política, Carlos Arias, asegura que el trabajo de ambos ha sido en conjunto y en sinergia: “por eso la imagen de los dos está por encima del promedio de favorabilidad”.
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No obstante, esa ausencia de resultados de la que habla el diputado Peláez se puede enlazar con la percepción de los analistas que aún no descubren el perfil o el norte de esta administración o, a su parecer, es más de lo mismo de lo que Gaviria planteó en el pasado como alcalde y gobernador. En otras palabras, para Restrepo, esta etapa inicial la ve como una fase de exploración: “él es de una estrategia de esperar, de ir acomodando alfiles para arrancar”.
Restrepo tampoco deja ausente de su análisis el componente comunicacional. “Su slogan volvió a ser el mismo de la Alcaldía, igual que el logo. Es como una reelección virtual de alguien que cree que no necesita imponer agenda gracias a que su favorabilidad es alta, al igual que su personalización”. Y esto se evidencia con lo que dice Piedrahíta: “Su despacho está conformado por personas que lo vienen acompañando desde su primera gobernación y en la Alcaldía”, aunque también cuenta con rostros nuevos que dinamizan su gabinete.
“Considero que empezó bien desde el primer día en ese aspecto, que es un engranaje armónico sin piezas desajustadas. Esto se ve, por ejemplo, en el manejo de las comunicaciones”, recalca Piedrahíta. Sobre este asunto, Peláez también hizo énfasis, aplaudiendo al equipo que maneja toda la información interna y externa del gobernador. “Sus actos han sido ambiguos, pero la información al público muy estructurada”, subraya, aunque advierte que también hay que cuestionar e ir más allá de las buenas noticias: “Hubo un incremento del 100 % al presupuesto de la Secretaría de la Mujer. De $8.000 a $16.000 millones. Eso responde con la bandera del gobernador que es la vida. Ese era un pendiente con esa cartera, pero la realidad es que ni siquiera tiene la mitad del dinero que sí le destinan a la Secretaría de Minas”, ilustra el diputado.
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Por último, y no menos importante, está el asunto de seguridad y la situación compleja del Bajo Cauca y el nordeste antioqueño, donde confluyen diferentes actores armados y bandas criminales en la pugna por el control territorial, obligando a las personas a desplazarse. Por ejemplo, en el primer semestre de 2019, más de 9.000 pobladores tuvieron que salir de sus casas (en el censo también se cuenta gente del sur de Córdoba). Sobre esto, los analistas concuerdan en que las fórmulas son las mismas: “En Antioquia hay grandes problemas de seguridad, y lo que vemos es lo mismo, acomodarse a los problemas”, dijo Restrepo. Postura que replica Piedrahíta: “Me queda una incógnita y es lo que tiene que ver con las cuestiones de seguridad. Se repite lo mismo de cada cuatro años en el Bajo Cauca. No se presentan mayores avances, se plantea siempre lo mismo”.
La percepción sobre Gaviria continúa imperturbable. De acuerdo con Arias, él tiene menos sobreexposición en los medios y redes que el alcalde Quintero. No obstante, superada la pandemia, sobre los hombros del gobernador no se desvanecerá la investigación en curso sobre su papel en Hidroituango cuando fue alcalde, y su reputación de teflón, como la explica el experto en comunicación política, podría verse amenazada.
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