Cuando Duque era un duro crítico de Uribe
El presidente Iván Duque, a sus 22 años, escribía la columna "Tribuna" en el semanario "Tolima 7 días". En uno de sus escritos, criticó a quien se convertiría es su mentor: Álvaro Uribe Vélez.
-Redacción Política
Una investigación universitaria desempolvó una vieja columna de opinión escrita por el presidente Iván Duque, hace dos décadas en el semanario Tolima 7 días, de la casa editorial El Tiempo. En ella, el hoy presidente Iván Duque criticaba, a sus 22 años, al entonces líder del liberalismo en Antioquia, Álvaro Uribe Vélez.
Edwin Gutiérrez, estudiante de la Universidad del Tolima de octavo semestre, se encontró con varias columnas del actual presidente, espacio que nombró como “Tribuna”, para un trabajo sobre memoria colectiva del departamento. Sin embargo, un escrito fue el que le llamó la atención: “Los pecados de Álvaro Uribe”, de julio de 1998. En junio de ese año, el candidato suprapartidista Andrés Pastrana derrotó en las elecciones presidenciales al liberal Horacio Serpa. El canditato de las huestes rojas ganó la primera vuelta, pero perdió en la segunda, luego de que se divulgara una fotografía del máximo jefe de las Farc "Tirofijo" con Álvaro Leyva, uno de los miembros de la campaña de Pastrana. Esa fotografía fue, según los analistas de la época, un punto decisivo para esa elección. El otro aspecto decisivo fue la exitosa votación del entonces senador Fabio Valencia Cossio, en Antioquia, cuyo caudal electoral se trasladó hacia la candidatura conservadora de Andrés Pastrana.
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Así las cosas, en la nota del semanario, el actual presidente hacía un análisis de por qué Horacio Serpa Uribe, perdió en Antioquia, a sabiendas de que su fórmula, María Emma Mejía, es de Medellín. “Se subestimó a Fabio Valencia Cossio, manzanillo de manzanillos y segunda votación parlamentaria del país, nombrando como jefe de debate liberal en el departamento a Jhon Gómez quien por más prestancia que tenga está cada vez más alejado de las dinámicas modernas de la política”, escribió Duque.
En segundo lugar, mencionó la poca explotación de la imagen de Mejía en su tierra natal, por lo que “la votación de Noemí Sanín en Medellín fue prácticamente pastranista”, dijo refiriéndose a los votos obtenidos por Sanín en primera vuelta que apoyaron a Andrés Pastrana en la segunda.
Su tercer argumento, “quizás la más grave”, como escribió, es el referente al expresidente Álvaro Uribe, “como figura para darle energía y contrarrestar el poderío de Valencia Cossio ante la débil respuesta de Jhon Gómez”.
Según el hoy presidente, Uribe nunca apoyó la candidatura de Serpa en el liberalismo, además de sus distanciamientos ideológicos, “en tanto que Serpa es un hombre empeñado en la paz, y Uribe es identificado como un escudero de la Convivir, es decir, con una expresión clara de la extrema derecha colombiana, que concibe la paz únicamente como resultado de una victoria militar sobre los alzados en armas”, postuló Duque.
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Sigue en la columna sobre la derrota liberal en el departamento, esbozando los rumores de que, si Serpa llegase a la Casa de Nariño, nombraría a Uribe como ministro de Defensa. Situación que llevó a las Farc, como escribió Duque, descartar de tajo cualquier interlocución ante un eventual proceso de paz.
En conclusión, Duque en esa época aseguró en su columna que la derrota en Antioquia dejó ver las intenciones de Uribe para las elecciones presidenciales de 2002. “En este momento lo único que le preocupa es organizar su campaña para el 2002, y de pronto por eso poco le importa la derrota del partido. Ya nos quedó claro que Uribe no es profeta en su propia tierra”, finalizó la columna.
Claramente, cuatro años más tarde, Uribe se enfrentó con Serpa en las elecciones de 2002, ganando con suficientes votos para elegirse presidente en primera vuelta. La historia hasta la actualidad es la ya recordada, en la que Duque se hizo senador en 2014 por el Centro Democrático, partido fundado por Uribe, y en 2018, siendo su pupilo, se consagró como jefe de Estado colombiano.
Gutiérrez, quien encontró esta columna, manifestó que hizo público este escrito porque le gustaría “abrir el debate en el país acerca de quién fue Duque en los noventa, cuál era su ideología y qué motivó los cambios hasta hoy”, comentó.
El joven estudiante continúa diciendo: “El postulado de que la política es dinámica se comprueba con esto. Todos creían que ha sido fiel a Uribe y con esto nos damos cuenta de que no”, manifestó.
Henry Rengifo, jefe de redacción del semanario para la época, cuenta a El Espectador que la columna del presidente llegó por recomendación de alguien. “Tengo vagos recuerdos en ese entonces de cómo llegó a escribir o quién de pronto lo recomendó. Yo me limitaba a recibir por correo electrónico la columna, con la que además no estaba de acuerdo porque los temas que abordaba eran de corte nacional y nuestra publicación era regional y se entendía que los columnistas debían abordar temas locales”, comentó.
Él presume que su llegada a un medio del Tolima, y no, por ejemplo, de Bogotá, se debe a los nexos del mandatario con ese departamento. “Su mamá es ibaguereña y su abuela de Líbano”, recordó Rengifo.
El periodista recuerda que nunca se le pagó por esa columna y que durante un año mandó juiciosamente sus temas. “Se fue diluyendo y empezó a no enviar sus escritos”, comentó.
Cuando Duque se posesionó el pasado 7 de agosto, Rengifo recopiló algunas de las columnas escritas por él en su juventud, sin embargo, no recordó la que encontró Edwin Gutiérrez. “Si él no no se la hubiera encontrado, quién sabe hasta cuándo la íbamos a desempolvar”, dijo.
Una investigación universitaria desempolvó una vieja columna de opinión escrita por el presidente Iván Duque, hace dos décadas en el semanario Tolima 7 días, de la casa editorial El Tiempo. En ella, el hoy presidente Iván Duque criticaba, a sus 22 años, al entonces líder del liberalismo en Antioquia, Álvaro Uribe Vélez.
Edwin Gutiérrez, estudiante de la Universidad del Tolima de octavo semestre, se encontró con varias columnas del actual presidente, espacio que nombró como “Tribuna”, para un trabajo sobre memoria colectiva del departamento. Sin embargo, un escrito fue el que le llamó la atención: “Los pecados de Álvaro Uribe”, de julio de 1998. En junio de ese año, el candidato suprapartidista Andrés Pastrana derrotó en las elecciones presidenciales al liberal Horacio Serpa. El canditato de las huestes rojas ganó la primera vuelta, pero perdió en la segunda, luego de que se divulgara una fotografía del máximo jefe de las Farc "Tirofijo" con Álvaro Leyva, uno de los miembros de la campaña de Pastrana. Esa fotografía fue, según los analistas de la época, un punto decisivo para esa elección. El otro aspecto decisivo fue la exitosa votación del entonces senador Fabio Valencia Cossio, en Antioquia, cuyo caudal electoral se trasladó hacia la candidatura conservadora de Andrés Pastrana.
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Así las cosas, en la nota del semanario, el actual presidente hacía un análisis de por qué Horacio Serpa Uribe, perdió en Antioquia, a sabiendas de que su fórmula, María Emma Mejía, es de Medellín. “Se subestimó a Fabio Valencia Cossio, manzanillo de manzanillos y segunda votación parlamentaria del país, nombrando como jefe de debate liberal en el departamento a Jhon Gómez quien por más prestancia que tenga está cada vez más alejado de las dinámicas modernas de la política”, escribió Duque.
En segundo lugar, mencionó la poca explotación de la imagen de Mejía en su tierra natal, por lo que “la votación de Noemí Sanín en Medellín fue prácticamente pastranista”, dijo refiriéndose a los votos obtenidos por Sanín en primera vuelta que apoyaron a Andrés Pastrana en la segunda.
Su tercer argumento, “quizás la más grave”, como escribió, es el referente al expresidente Álvaro Uribe, “como figura para darle energía y contrarrestar el poderío de Valencia Cossio ante la débil respuesta de Jhon Gómez”.
Según el hoy presidente, Uribe nunca apoyó la candidatura de Serpa en el liberalismo, además de sus distanciamientos ideológicos, “en tanto que Serpa es un hombre empeñado en la paz, y Uribe es identificado como un escudero de la Convivir, es decir, con una expresión clara de la extrema derecha colombiana, que concibe la paz únicamente como resultado de una victoria militar sobre los alzados en armas”, postuló Duque.
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Sigue en la columna sobre la derrota liberal en el departamento, esbozando los rumores de que, si Serpa llegase a la Casa de Nariño, nombraría a Uribe como ministro de Defensa. Situación que llevó a las Farc, como escribió Duque, descartar de tajo cualquier interlocución ante un eventual proceso de paz.
En conclusión, Duque en esa época aseguró en su columna que la derrota en Antioquia dejó ver las intenciones de Uribe para las elecciones presidenciales de 2002. “En este momento lo único que le preocupa es organizar su campaña para el 2002, y de pronto por eso poco le importa la derrota del partido. Ya nos quedó claro que Uribe no es profeta en su propia tierra”, finalizó la columna.
Claramente, cuatro años más tarde, Uribe se enfrentó con Serpa en las elecciones de 2002, ganando con suficientes votos para elegirse presidente en primera vuelta. La historia hasta la actualidad es la ya recordada, en la que Duque se hizo senador en 2014 por el Centro Democrático, partido fundado por Uribe, y en 2018, siendo su pupilo, se consagró como jefe de Estado colombiano.
Gutiérrez, quien encontró esta columna, manifestó que hizo público este escrito porque le gustaría “abrir el debate en el país acerca de quién fue Duque en los noventa, cuál era su ideología y qué motivó los cambios hasta hoy”, comentó.
El joven estudiante continúa diciendo: “El postulado de que la política es dinámica se comprueba con esto. Todos creían que ha sido fiel a Uribe y con esto nos damos cuenta de que no”, manifestó.
Henry Rengifo, jefe de redacción del semanario para la época, cuenta a El Espectador que la columna del presidente llegó por recomendación de alguien. “Tengo vagos recuerdos en ese entonces de cómo llegó a escribir o quién de pronto lo recomendó. Yo me limitaba a recibir por correo electrónico la columna, con la que además no estaba de acuerdo porque los temas que abordaba eran de corte nacional y nuestra publicación era regional y se entendía que los columnistas debían abordar temas locales”, comentó.
Él presume que su llegada a un medio del Tolima, y no, por ejemplo, de Bogotá, se debe a los nexos del mandatario con ese departamento. “Su mamá es ibaguereña y su abuela de Líbano”, recordó Rengifo.
El periodista recuerda que nunca se le pagó por esa columna y que durante un año mandó juiciosamente sus temas. “Se fue diluyendo y empezó a no enviar sus escritos”, comentó.
Cuando Duque se posesionó el pasado 7 de agosto, Rengifo recopiló algunas de las columnas escritas por él en su juventud, sin embargo, no recordó la que encontró Edwin Gutiérrez. “Si él no no se la hubiera encontrado, quién sabe hasta cuándo la íbamos a desempolvar”, dijo.