El fenómeno Petro que puntea en las encuestas

El exalcalde de Bogotá ha sabido capitalizar a su favor la destitución, se ha apropiado del discurso anticorrupción y ha tomado banderas que interesan a los votantes más jóvenes, como el animalismo o el ambientalismo.

Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil
11 de febrero de 2018 - 02:00 a. m.
Gustavo Petro durante la prueba de un vehículo eléctrico junto al expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en 2013 en Cartagena.  / AFP
Gustavo Petro durante la prueba de un vehículo eléctrico junto al expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en 2013 en Cartagena. / AFP
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Gustavo Petro no sólo es el rey de las redes sociales. Ahora también parece labrar su camino para convertirse en el rey de las encuestas de intención de voto, a cuatro meses de la elección presidencial. Eso es, por lo menos, lo que se ha visto en recientes mediciones realizadas por firmas como Invamer, el Centro Nacional de Consultoría (CNC) o Guarumo, en las que, si no es el primero, logra un empate técnico con quien sea que esté en ese lugar. Y aunque, evidentemente, las encuestas hechas por firmas diferentes no se pueden comparar, pues sus procesos metodológicos no son iguales, Petro empieza a tomar distancia de quienes le siguen.

La encuesta de Invamer del 7 de diciembre de 2017 ubicaba al exalcalde en el segundo lugar de intención de voto, con 14,3 %, por detrás de Sergio Fajardo (18,7 %) y por encima de Germán Vargas Lleras (12 %). Pero en la más reciente medición de esa firma, conocida el pasado 2 de febrero, Petro salta al primer lugar con el 23,5 % y queda en empate técnico con el exgobernador de Antioquia (20,2 %), alejándose de Vargas Lleras (15,6 %). Una más reciente todavía, hecha por el CNC y publicada por Noticias Uno, ubica a Petro en el primer lugar, con 23 %, seguido de Fajardo (18 %) y Vargas Lleras (10 %).

Lea: Petro, primero en la intención de voto en encuesta Invamer

¿Cómo explicar que Gustavo Petro, a raíz de los resultados de las encuestas, sea el más fuerte entre los fuertes, cuando no hace parte de una coalición de candidatos con posibilidades? ¿O cuando desde los sectores de la derecha se usa el discurso del castrochavismo y Venezuela para atacarlo? ¿O cuando ha defendido públicamente la implementación del Acuerdo de Paz, tema relacionado con el presidente Juan Manuel Santos, que goza de una inmensa impopularidad?

En términos mediáticos, dos de los asuntos que lo han podido beneficiar serían la actual administración de Bogotá y su enfrentamiento constante en Twitter con Germán Vargas Lleras. Por un lado, con los bajos niveles de aprobación y la actual crisis en la recolección de basuras en la capital, el alcalde Enrique Peñalosa asumió, prácticamente, como “jefe de campaña” de su antecesor, a pesar de la cuestionada gestión de Petro al frente de la administración de la ciudad. Por el otro, la discusión con Vargas Lleras en las redes sociales lo ha posicionado como la opción más fuerte para enfrentar las ideas de otra de las cartas reales para llegar a la Casa de Nariño.

Según explica Yann Basset, director del Observatorio de la Representación Política de la Universidad del Rosario, la habilidad de Petro en el debate público ha logrado recuperar gran parte de su imagen positiva, luego de su salida de la Alcaldía de Bogotá. De igual manera, considera que Petro ha sabido capitalizar el discurso de la anticorrupción, además de tener una trayectoria política que lo ubica como una persona que la ha denunciado y combatido. “En ese espacio también puede estar Fajardo, sin embargo, Petro tiene un perfil que queda por fuera de ese vínculo entre las élites políticas, las élites económicas y los medios de comunicación. Un vínculo del que ha sido víctima, como lo fue el caso de su destitución”, señala Basset.

Ese asunto de la corrupción cobra relevancia con la desaparición de las Farc como el agente principal del conflicto armado, según lo comenta Fernando Posada, analista político de la mesa de RCN Radio. “Eso hizo que las prioridades cambiaran. Antes se votaba por un candidato cuya propuesta era la defensa y la campaña se destarrollaba sobre el conflicto”, apuntó. Asimismo, concuerda con Basset en la idea de que muchos de los otros candidatos son percibidos como parte de lo que históricamente se ha denominado como “el establecimiento”: pertenecientes a familias tradicionales y partidos tradicionales con ideas tradicionales. “Petro es una ruptura, ha hecho política desde los sectores menos favorecidos”, dice Posada. De hecho, considera que la forma en la que fue sacado de la Alcaldía lo posicionó como un “perseguido político”, que resulta un factor atractivo electoralmente para muchos.

El otro punto que ha jugado a su favor es que ha tomado las banderas de causas que despiertan mucho interés en los jóvenes —incluso de los estratos altos—, en donde tiene un amplio porcentaje de sus potenciales electores (la encuesta de Invamer señala que el 39,2 % tiene entre 18 y 24 años y el 23,7 % entre 25 y 34). Esas causas son la ambientalista, la animalista y su lucha por el agua, y las utiliza de forma hábil en sus redes sociales, en las que su popularidad es evidente. Incluso, en medio de ese contexto político, acompañado por un alto componente juvenil, Petro terminó por ser la portada de la revista Rolling Stone, consumida mayormente por ese tipo de público.

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Aunque para Basset su actividad en redes sociales no explica su posición en las encuestas, sí es un síntoma. Posada arroja una tesis bastante polémica: además de no ver a Petro como presidente, señala que su perfil como candidato —ubicado desde la derecha dentro de ese nebuloso concepto del “castrochavismo” y su relación y posiciones respecto de Venezuela— hace difícil que sectores de centro-derecha voten por él. “El margen que vota por él es muy cerrado, lo que no le pasa a Fajardo, Pinzón o Marta Lucía Ramírez. Pero sí a Ordóñez, por quien nadie de la izquierda votaría”, anota Posada.

De alguna manera, la tesis de Venezuela mueve emociones en el país y que un candidato de izquierda como Petro, considerado por muchos como radical, suba en las encuestas, hace que sus opositores utilicen la retórica del miedo por el fantasma del “castrochavismo”. Así, personas que están pensando en votar por Fajardo, De la Calle o Pinzón, podrían cambiar de opinión y hacerlo por quien sea la opción más fuerte en su contra.

Lo cierto es que Petro se posiciona en las mediciones de intención de voto, que, en realidad, han tenido desfases importantes en ocasiones anteriores, por ejemplo, en la campaña del plebiscito en 2016. Ahora, en materia electoral, el exalcalde se concentrará en pelearse con Vargas Lleras los votos del Caribe, en donde también es favorito. Esta región, históricamente ha tenido un gran peso en la definición de las elecciones en Colombia.

Por Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil

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