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En voz baja se viene cocinando una decisión que podría ser determinante en las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo: el partido de la U apoyaría al candidato del Centro Democrático, Iván Duque, en su aspiración a la Casa de Nariño. La noticia se lee rápido, pero tiene un profundo significado político. Implica, ni más ni menos, que la colectividad que ha soportado el gobierno del presidente Santos regrese a la casa del uribismo. Dos proyectos políticos que se volvieron como agua y aceite.
La reunión definitiva se realizará hoy con toda la bancada de senadores -los actuales y los electos-, quienes deberán decidir cuál es el camino que le conviene a la colectividad. Y aunque hay muchos candidatos a la Presidencia, las opciones no son tantas. De un lado, está la posibilidad de adherir a la campaña del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien ha recibido el guiño del ala más santista como, por ejemplo, de la casa Lizcano (padre e hijo), o de la senadora del Meta, Maritza Martínez. Y en los mentideros políticos se asegura que cuenta con el apoyo del presidente Santos.
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Del otro lado, y con un abultado número de poderosos electores del partido, se le ha allanado el camino al candidato del expresidente Álvaro Uribe, Iván Duque, quien no sólo consiguió cerca de 4 millones de votos en la consulta interpartidista, sino que, además, ya aparece punteando en las encuestas de opinión. Y como en la lucha por el poder la expresión de que “la política es dinámica” sirve para justificar la transformación de los principios, ningún partido está adscrito al apoyo de una persona.
Lo tienen claro los parlamentarios y por eso se han venido reuniendo con su, hasta este momento colega, Iván Duque, para precisar los términos en que se produciría la adhesión programática. Los más fervientes impulsores de este giro en U son: Miguel Amín Escaf, Eduardo Pulgar, John Moisés Besaile Fayad, José David Name y Juan Felipe Lemos Uribe. Todos poderosos electores de más de 70.000 votos y a este grupo hay que sumarle el apoyo de la baronesa del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, hoy gobernadora del departamento.
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“La reunión de hoy busca hacerle frente a dos poderosas fuerzas que le han metido presión a los parlamentarios: el ‘vargasllerismo’ y el uribismo que buscan que el partido defina esta misma semana con quién se van a ir, pero no creo que esto ocurra. Los congresistas de la U son gente sagaz que quiere esperar hasta el último minuto para ser decisivos en las presidenciales y apostarle al caballo ganador. Por eso, lo más probable es que lo que se defina sea un mecanismo para que los legisladores, que son los que tienen en sus manos la última palabra, puedan tener un intercambio con los candidatos a la Presidencia y tomar la decisión basada en acuerdos políticos”, dijo una importante voz de la colectividad.
Hay una tercera vía que, valga decirlo, no es la más popular en el interior del partido y es la que encabeza el senador Roy Barreras, exnegociador de paz con 100.000 votos y seis representantes a la Cámara, que le apuesta a volcar la U al apoyo de, quien dice, es su candidato: Sergio de la Calle. Una fórmula compuesta por el exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, y el candidato del liberalismo, Humberto de la Calle, tarea que cuenta con el apoyo de otra figura del partido, Armando Benedetti.
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Pero es claro que llevar a la U hacia la centroizquierda riñe con la tradición, los principios y hasta con los mismos integrantes de la colectividad, que se sienten más identificados con la propuesta de “hacer trizas los acuerdos” o modificarlos, que con la idea de cumplirlos a cabalidad. Y nadie puede dudar de que este es un partido que ha gobernado los últimos 15 años al país y, ahora, no se va a deslizar por ideales furtivos.