¿Para dónde se van los votos de los derrotados?
Más de seis millones de votos recogidos por los ya excandidatos Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle definirán la balanza en la segunda vuelta presidencial.
Paulina Tejada Tirado / @PauliTejadaT
A partir de ayer, en la carrera hacia la Casa de Nariño, quedaron dos competidores. Sin embargo, esto no quiere decir que quienes quedaron relegados por los resultados de las urnas no sean determinantes en lo que queda de la contienda electoral. Aproximadamente 6’400.000 millones de colombianos marcaron en el tarjetón los rostros de Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle, votos que hasta el próximo 17 de junio deberán ser conquistados por los que se juegan la segunda vuelta presidencial: Iván Duque y Gustavo Petro.
Fajardo, con una diferencia porcentual mínima respecto a Petro, fue el candidato con la tercera mayor votación. Aunque quedó descartado para la Presidencia, logró demostrar que supo construir su propio caudal político de la mano de sus aliados, Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Antanas Mockus. Los votos del exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia no sólo encarnaron los deseos de más de 4’500.000 ciudadanos de darle prioridad a la educación y acabar con la corrupción —las banderas de su campaña—, sino también los de encontrar una alternativa lejos de la polarización y ajena a alianzas con personajes de los extremos de la derecha y la izquierda colombiana.
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Sin embargo, a pesar de que Fajardo se mantuvo lejano y firme ante las insinuaciones de Petro para formar una unión, las bases de los partidos y movimientos que constituyeron la Coalición Colombia, por la cual lanzó su candidatura, tienen sus razones para inclinar a partir de hoy la balanza hacia el exalcalde de Bogotá. En abril, más de 100 líderes del Polo Democrático manifestaron su intención de votar libremente por el candidato de la Colombia Humana. Y con la elección de Ángela María Robledo como su fórmula vicepresidencial, Petro se ganó el corazón de un importante sector de los verdes. En este panorama, aunque los votos de Fajardo no son endosables en su totalidad, la Coalición estaría más cercana a Gustavo Petro, mientras que los electores de opinión, que representan grupos poblacionales muy diversos, tendrán autonomía para elegir.
Por otro lado, los números que acompañaron a Germán Vargas Lleras en la jornada de ayer dieron testimonio de un punto de inflexión en la capacidad de la maquinaria y los apoyos de los grandes colectivos políticos, en los que su candidatura se refugió cada vez que las encuestas —que finalmente acertaron— lo ponían lejos de la segunda vuelta. Vargas Lleras fue el gran perdedor de la jornada. Sin embargo, los años de experiencia le permitieron reunir el apoyo de dirigentes de Cambio Radical, la U y el Partido Conservador, influencias que seguramente se desplazarán a las toldas uribistas, por claras cercanías ideológicas con el candidato del Centro Democrático.
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“A partir de mañana iniciaremos conversaciones con los sectores políticos y sociales que impulsaron esta aspiración y tomaremos decisiones”, declaró Vargas Lleras anoche, en su discurso de derrota. Lo que quedó claro en la jornada electoral de ayer fue que, tal y como se rumoró en los últimos días, algunos miembros de las colectividades que decían apoyarlo se deslizaron bajo cuerda hacia la campaña de Duque. Al fin y al cabo, la capacidad camaleónica de la política sale a la luz en este tipo de escenarios.
A Humberto de la Calle, que obtuvo apenas el 2 % de los sufragios depositados ayer en las urnas, le costó el haber cargado con la bandera de la paz en medio de los sucesos que se desataron en el país alrededor de la implementación del Acuerdo. Su candidatura terminó siendo la tercera con menos votación, después de la de Jorge Trujillo y la de los promotores del voto en blanco. Aunque De la Calle les pidió a sus simpatizantes “obrar libremente, según su convicción” en la segunda vuelta, es muy probable que un porcentaje importante de sus votos sean para Petro, por su condición de defensor de lo pactado en La Habana. No obstante, aún se mantiene muy lejos la posibilidad de que la dirección del Partido Liberal decida irse con el exalcalde de Bogotá, opción que no estaría descartada para Iván Duque.
A partir de ayer, en la carrera hacia la Casa de Nariño, quedaron dos competidores. Sin embargo, esto no quiere decir que quienes quedaron relegados por los resultados de las urnas no sean determinantes en lo que queda de la contienda electoral. Aproximadamente 6’400.000 millones de colombianos marcaron en el tarjetón los rostros de Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle, votos que hasta el próximo 17 de junio deberán ser conquistados por los que se juegan la segunda vuelta presidencial: Iván Duque y Gustavo Petro.
Fajardo, con una diferencia porcentual mínima respecto a Petro, fue el candidato con la tercera mayor votación. Aunque quedó descartado para la Presidencia, logró demostrar que supo construir su propio caudal político de la mano de sus aliados, Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Antanas Mockus. Los votos del exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia no sólo encarnaron los deseos de más de 4’500.000 ciudadanos de darle prioridad a la educación y acabar con la corrupción —las banderas de su campaña—, sino también los de encontrar una alternativa lejos de la polarización y ajena a alianzas con personajes de los extremos de la derecha y la izquierda colombiana.
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Sin embargo, a pesar de que Fajardo se mantuvo lejano y firme ante las insinuaciones de Petro para formar una unión, las bases de los partidos y movimientos que constituyeron la Coalición Colombia, por la cual lanzó su candidatura, tienen sus razones para inclinar a partir de hoy la balanza hacia el exalcalde de Bogotá. En abril, más de 100 líderes del Polo Democrático manifestaron su intención de votar libremente por el candidato de la Colombia Humana. Y con la elección de Ángela María Robledo como su fórmula vicepresidencial, Petro se ganó el corazón de un importante sector de los verdes. En este panorama, aunque los votos de Fajardo no son endosables en su totalidad, la Coalición estaría más cercana a Gustavo Petro, mientras que los electores de opinión, que representan grupos poblacionales muy diversos, tendrán autonomía para elegir.
Por otro lado, los números que acompañaron a Germán Vargas Lleras en la jornada de ayer dieron testimonio de un punto de inflexión en la capacidad de la maquinaria y los apoyos de los grandes colectivos políticos, en los que su candidatura se refugió cada vez que las encuestas —que finalmente acertaron— lo ponían lejos de la segunda vuelta. Vargas Lleras fue el gran perdedor de la jornada. Sin embargo, los años de experiencia le permitieron reunir el apoyo de dirigentes de Cambio Radical, la U y el Partido Conservador, influencias que seguramente se desplazarán a las toldas uribistas, por claras cercanías ideológicas con el candidato del Centro Democrático.
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“A partir de mañana iniciaremos conversaciones con los sectores políticos y sociales que impulsaron esta aspiración y tomaremos decisiones”, declaró Vargas Lleras anoche, en su discurso de derrota. Lo que quedó claro en la jornada electoral de ayer fue que, tal y como se rumoró en los últimos días, algunos miembros de las colectividades que decían apoyarlo se deslizaron bajo cuerda hacia la campaña de Duque. Al fin y al cabo, la capacidad camaleónica de la política sale a la luz en este tipo de escenarios.
A Humberto de la Calle, que obtuvo apenas el 2 % de los sufragios depositados ayer en las urnas, le costó el haber cargado con la bandera de la paz en medio de los sucesos que se desataron en el país alrededor de la implementación del Acuerdo. Su candidatura terminó siendo la tercera con menos votación, después de la de Jorge Trujillo y la de los promotores del voto en blanco. Aunque De la Calle les pidió a sus simpatizantes “obrar libremente, según su convicción” en la segunda vuelta, es muy probable que un porcentaje importante de sus votos sean para Petro, por su condición de defensor de lo pactado en La Habana. No obstante, aún se mantiene muy lejos la posibilidad de que la dirección del Partido Liberal decida irse con el exalcalde de Bogotá, opción que no estaría descartada para Iván Duque.