El largo camino de Google frente a la justicia europea por competencia desleal
La empresa podría enfrentar una millonaria multa por restringir la competencia en uno de sus servicios. Esta es una de tres investigaciones que tiene abiertas en este continente por temas similares.
Redacción Tecnología.
El conflicto entre Google y la Comisión Europea (CE) por supuesta competencia desleal está comenzando a entrar en la recta final. La rama que regula estos temas estaría preparando una multa de más de $1.000 millones de euros contra la compañía y podría, además, sugerir medidas correctivas que la compañía debería aplicar en todos los países de la Unión Europea en donde tiene presencia.
El proceso que la CE le abrió a Google se remonta a 2010, cuando la compañía comenzó a investigar la posibilidad de que la empresa favorece sus propios resultados en uno de sus portales, especializado en la compra de artículos.
Todo el asunto está plagado de detalles técnicos, pero, en esencia, tiene que ver con la forma como Google muestra otras de sus herramientas en los resultados de búsqueda, particularmente la que tiene que ver con sus servicios de compras, Google Shopping: la empresa, según la visión de la Comisión, le da más prominencia a su propia oferta por encima de la de sus competidores, que en este caso, por ejemplo, podría ser Amazon.
Para 2015, Margrethe Vestager, la comisaria europea encargada de los temas de competencia comercial, presentó un pliego de cargos formal en esta investigación. Al referirse a las supuestas prácticas de Google con su sitio de comparación de precios, Vestager aseguró que “de esta forma, (Google) puede desviar artificialmente el tráfico en línea de otros servicios de compras y así entorpecer su habilidad de competir en el mercado”.
De ser hallado culpable, el buscador (que hace parte del conglomerado conocido como Alphabet) puede enfrentar multas que superarían los $1.000 millones de euros; teóricamente la sanción podría ser mucho más alta, aunque nadie espera que lo sea.
Además de esto, la oficina que dirige Vestager podría ordenar medidas correctivas que, en la práctica, implicaría que Google modifique sus algoritmos de funcionamiento para el tráfico europeo.
Todo esto es teórico, pues la compañía tiene una instancia de apelación ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la máxima autoridad judicial en el bloque. Este proceso podría tomar, por lo menos, un par de años más. Aquí resulta llamativo que el Tribunal jamás ha desautorizado a la oficina que dirige Vestager.
De ser impuesta la multa, esta sería la sanción más grande que se aplique a una compañía en la Unión Europea, por encima de la que le fue impuesta a Intel, también por temas de competencia.
Ahora bien, este es apenas uno de los tres procesos que Google enfrenta en Europa por temas de competencia. En 2015, Vestager también abrió una investigación por asuntos de competencia, pero esta vez en la rama de Android, el sistema operativo que fabrica la compañía, presente en la vasta mayoría de teléfonos inteligentes en el mundo.
En su momento, la oficina de Vestager informó que: “Esta (investigación) se centrará en esclarecer si Google ha violado las leyes de competencia de la UE al impedir el desarrollo y acceso al mercado de sistemas operativos móviles competidores, aplicaciones y sistemas, en detrimento de los consumidores y desarrolladores de servicios y productos innovadores”.
La otra investigación, cuyos cargos formales fueron presentados en 2016, indaga si los productos de publicidad de Google restringen las opciones que el consumidor tiene a su disposición.
Google ha rechazado insistentemente todos los cargos y ha argumentado que sus competidores siempre están a un clic de distancia. La empresa también ha asegurado que el hecho de que Facebook o Amazon u otros de sus competidores tengan una presencia tan fuerte en Europa es muestra de que no está compitiendo deslealmente.
El conflicto entre Google y la Comisión Europea (CE) por supuesta competencia desleal está comenzando a entrar en la recta final. La rama que regula estos temas estaría preparando una multa de más de $1.000 millones de euros contra la compañía y podría, además, sugerir medidas correctivas que la compañía debería aplicar en todos los países de la Unión Europea en donde tiene presencia.
El proceso que la CE le abrió a Google se remonta a 2010, cuando la compañía comenzó a investigar la posibilidad de que la empresa favorece sus propios resultados en uno de sus portales, especializado en la compra de artículos.
Todo el asunto está plagado de detalles técnicos, pero, en esencia, tiene que ver con la forma como Google muestra otras de sus herramientas en los resultados de búsqueda, particularmente la que tiene que ver con sus servicios de compras, Google Shopping: la empresa, según la visión de la Comisión, le da más prominencia a su propia oferta por encima de la de sus competidores, que en este caso, por ejemplo, podría ser Amazon.
Para 2015, Margrethe Vestager, la comisaria europea encargada de los temas de competencia comercial, presentó un pliego de cargos formal en esta investigación. Al referirse a las supuestas prácticas de Google con su sitio de comparación de precios, Vestager aseguró que “de esta forma, (Google) puede desviar artificialmente el tráfico en línea de otros servicios de compras y así entorpecer su habilidad de competir en el mercado”.
De ser hallado culpable, el buscador (que hace parte del conglomerado conocido como Alphabet) puede enfrentar multas que superarían los $1.000 millones de euros; teóricamente la sanción podría ser mucho más alta, aunque nadie espera que lo sea.
Además de esto, la oficina que dirige Vestager podría ordenar medidas correctivas que, en la práctica, implicaría que Google modifique sus algoritmos de funcionamiento para el tráfico europeo.
Todo esto es teórico, pues la compañía tiene una instancia de apelación ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la máxima autoridad judicial en el bloque. Este proceso podría tomar, por lo menos, un par de años más. Aquí resulta llamativo que el Tribunal jamás ha desautorizado a la oficina que dirige Vestager.
De ser impuesta la multa, esta sería la sanción más grande que se aplique a una compañía en la Unión Europea, por encima de la que le fue impuesta a Intel, también por temas de competencia.
Ahora bien, este es apenas uno de los tres procesos que Google enfrenta en Europa por temas de competencia. En 2015, Vestager también abrió una investigación por asuntos de competencia, pero esta vez en la rama de Android, el sistema operativo que fabrica la compañía, presente en la vasta mayoría de teléfonos inteligentes en el mundo.
En su momento, la oficina de Vestager informó que: “Esta (investigación) se centrará en esclarecer si Google ha violado las leyes de competencia de la UE al impedir el desarrollo y acceso al mercado de sistemas operativos móviles competidores, aplicaciones y sistemas, en detrimento de los consumidores y desarrolladores de servicios y productos innovadores”.
La otra investigación, cuyos cargos formales fueron presentados en 2016, indaga si los productos de publicidad de Google restringen las opciones que el consumidor tiene a su disposición.
Google ha rechazado insistentemente todos los cargos y ha argumentado que sus competidores siempre están a un clic de distancia. La empresa también ha asegurado que el hecho de que Facebook o Amazon u otros de sus competidores tengan una presencia tan fuerte en Europa es muestra de que no está compitiendo deslealmente.