El sueño de tener internet de bajo costo para lugares apartados
Un grupo de hackers trabaja en un proyecto para construir un router comunitario que pueda conectar a poblaciones en donde los operadores de servicios no encuentran oportunidades de negocio.
Jacobo Nájera - Global Voices
Un grupo de hackers provenientes de diferentes geografías y culturas, pero unidos por la idea de construir un hardware que permita el desarrollo y operación de redes comunitarias, se ha propuesto hacer un router que han llamado LibreRouter.
En agosto de 2016, en el IETF (Grupo de Trabajo de Ingeniería de Internet, en donde se normalizan los estándares de Internet), se reconoció por medio de un documento el “despliegue de redes alternativas que buscan conectar a Internet a la gente o proveer infraestructura de comunicación local.” En el documento se destaca que esta clasificación “se basa en modelos de gobernanza y de negocio alternativos y emplean arquitectura y topología diferentes a las redes tradicionales.”
Dentro de las referidas redes alternativas se encuentran las comunitarias. Hay ejemplos de estas iniciativas como AlterMundi en Argentina, Guifi.net en Cataluña, Ninux en Italia, Village Telco en Sudáfrica. (Lea "El software espía es la norma en China, país que produce teléfonos para todo el mundo")
El papel que pueden jugar las redes comunitarias es variado. Por ejemplo, AlterMundi es una asociación civil argentina que fomenta la creación de redes autónomas que permiten a pueblos del país tener acceso a Internet en donde los proveedores comerciales no ven una oportunidad de negocio para llevar sus servicios.
En cuanto a la red comunitaria Ninux, los investigadores de dicha red, Stefano Crabu, Federica Giovanella, Leonardo Maccari y Paolo Magaudda, dicen que uno de los catalizadores para la participación y materialización de este proyecto es la constante preocupación sobre la centralización de Internet. (Lea "Brecha de ingresos en Bogotá se traslada al acceso a tecnología")
LibreRouter
La construcción de redes requiere de equipos físicos, entre ellos los conocidos routers, que juegan una tarea central en la interconexión de las redes.
La idea original de LibreRouter, que era fabricar un router para redes comunitarias, comenzó en 2013, durante un encuentro en Berlin con Steve Song, Elektra, Pau Escrich, Nico Echaniz, Jesica Giudice, y Güido Iribarren, todos provenientes de diferentes proyectos de redes comunitarias. Sin embargo, la idea se retomó a principios de 2016, en el contexto de las nuevas regulaciones que obligan a los fabricantes a restringir los routers hogareños, lo que impide las modificaciones necesarias para montar las redes comunitarias.
Por otra parte, ese mismo año el proyecto ganó una subvención para su desarrollo del Fondo Regional para la Innovación Digital en América Latina y el Caribe – una iniciativa de LACNIC – y otro del Fund for Internet Research & Education (Fondo para la Investigación y Educación de Internet).
Hablamos con Güido Iribarren, vicepresidente de la organización AlterMundi – una de las organizaciones gestoras del proyecto:
¿En qué radican las diferencias entre este router y otros que se pueden obtener en una tienda de computadoras? ¿Qué lo hace diferente?
La diferencia fundamental radica en las libertades que ofrece. En primer lugar, evidentemente no implementamos ningún bloqueo sobre el software (como lo hacen el resto de los fabricantes, desde las nuevas regulaciones), de forma que cualquiera puede modificar el firmware de fábrica (LibreMesh, un Software Libre basado en OpenWrt/LEDE), o incluso reemplazarlo completamente por otro fácilmente (“reflashearlo”).
Por otro lado, es un proyecto de Open-Source Hardware, es decir, publicaremos todos los documentos de diseño de la placa base para que cualquiera pueda entenderla, modificarla y producir su propia versión. No existen muchos routers en el mercado que ofrezcan esta posibilidad, y de hecho la empresa Dragino – que esta a cargo del desarrollo de la placa y tiene años de trayectoria en este rubro – ha liberado los diseños de productos anteriores.
Por último, hay diferencias enormes respecto a las prestaciones del hardware. Los routers que se comercializan (a precios accesibles) hoy en día para realizar enlaces en exterior normalmente incluyen una única radio WiFi. Existen en el mercado routers con dos radios, pero son de uso hogareño, necesitan modificaciones de software (cada vez más difíciles) y adaptaciones físicas para que soporten la intemperie y tengan mayor alcance.
El LibreRouter está preparado de fábrica para ser instalado en exteriores y trae incluidas tres radios que son utilizadas inteligentemente por el software LibreMesh para construir “nubes mesh” de alto desempeño, requieren solamente una correcta orientación de las antenas y pueden establecer dos enlaces simultáneos en la banda de 5ghz, en direcciones independientes. De cierta manera, condensa en un único dispositivo las funciones que normalmente se obtienen combinando un router hogareño básico de 2.4ghz, y dos routers de exterior de 5ghz; pero a un costo total menor, con una instalación más sencilla, y ampliando posibilidades de desarrollo futuro.
¿Por qué una red comunitaria, como AlterMundi, necesita un LibreRouter?
Las redes que fomentamos desde AlterMundi están construidas y mantenidas por gente relativamente no técnica. Con lo cual, desde el principio nos concentramos en que tanto la puesta en marcha como el mantenimiento de los nodos sean lo más simple posible. Sin embargo, con el escalamiento de las redes fuimos encontrando complejidades (como por ejemplo la necesidad de montar dos o más routers en ciertas ubicaciones) que complican el entendimiento por parte de la población en general, y por eso veníamos dándole vueltas a la idea desde 2013. El punto de inflexión ocurrió con las mencionadas restricciones de fábrica, que directamente hacen inviable la posibilidad de que gente no técnica transforme un router hogareño (económicamente accesible) en un nodo comunitario, poniendo en peligro la continuidad de las redes en todo el mundo.
Por otra parte, Pau Escrich, de la red Guifinet, escribió un artículo que tituló: “LibreRouter, un proyecto que nos hace soñar” donde concluye que se trata de un proyecto ambicioso pero que responde a una necesidad real. En sus propias palabras: “Todo un reto para los hackers de las redes libres que, en mi opinión, están cerca de dar un paso importante en favor de la libertad y autogestión de la tecnología y comunicaciones.”
Se estima la entrega a principios de 2017 de la primera versión de este router a las redes comunitarias que fomenta AlterMundi en Argentina, Guifi.net en Cataluña, Ninux en Italia, Village Telco en Sudáfrica. Los beneficiarios sólo pagarán el precio de la fabricación del hardware, lo que servirá para financiar la segunda etapa de producción que abrirá la posibilidad a cualquiera de adquirir un LibreRouter por un precio aproximado de US$93.
*La versión original de este texto fue publicada por Global Voices. Licencia Creative Commons.
Un grupo de hackers provenientes de diferentes geografías y culturas, pero unidos por la idea de construir un hardware que permita el desarrollo y operación de redes comunitarias, se ha propuesto hacer un router que han llamado LibreRouter.
En agosto de 2016, en el IETF (Grupo de Trabajo de Ingeniería de Internet, en donde se normalizan los estándares de Internet), se reconoció por medio de un documento el “despliegue de redes alternativas que buscan conectar a Internet a la gente o proveer infraestructura de comunicación local.” En el documento se destaca que esta clasificación “se basa en modelos de gobernanza y de negocio alternativos y emplean arquitectura y topología diferentes a las redes tradicionales.”
Dentro de las referidas redes alternativas se encuentran las comunitarias. Hay ejemplos de estas iniciativas como AlterMundi en Argentina, Guifi.net en Cataluña, Ninux en Italia, Village Telco en Sudáfrica. (Lea "El software espía es la norma en China, país que produce teléfonos para todo el mundo")
El papel que pueden jugar las redes comunitarias es variado. Por ejemplo, AlterMundi es una asociación civil argentina que fomenta la creación de redes autónomas que permiten a pueblos del país tener acceso a Internet en donde los proveedores comerciales no ven una oportunidad de negocio para llevar sus servicios.
En cuanto a la red comunitaria Ninux, los investigadores de dicha red, Stefano Crabu, Federica Giovanella, Leonardo Maccari y Paolo Magaudda, dicen que uno de los catalizadores para la participación y materialización de este proyecto es la constante preocupación sobre la centralización de Internet. (Lea "Brecha de ingresos en Bogotá se traslada al acceso a tecnología")
LibreRouter
La construcción de redes requiere de equipos físicos, entre ellos los conocidos routers, que juegan una tarea central en la interconexión de las redes.
La idea original de LibreRouter, que era fabricar un router para redes comunitarias, comenzó en 2013, durante un encuentro en Berlin con Steve Song, Elektra, Pau Escrich, Nico Echaniz, Jesica Giudice, y Güido Iribarren, todos provenientes de diferentes proyectos de redes comunitarias. Sin embargo, la idea se retomó a principios de 2016, en el contexto de las nuevas regulaciones que obligan a los fabricantes a restringir los routers hogareños, lo que impide las modificaciones necesarias para montar las redes comunitarias.
Por otra parte, ese mismo año el proyecto ganó una subvención para su desarrollo del Fondo Regional para la Innovación Digital en América Latina y el Caribe – una iniciativa de LACNIC – y otro del Fund for Internet Research & Education (Fondo para la Investigación y Educación de Internet).
Hablamos con Güido Iribarren, vicepresidente de la organización AlterMundi – una de las organizaciones gestoras del proyecto:
¿En qué radican las diferencias entre este router y otros que se pueden obtener en una tienda de computadoras? ¿Qué lo hace diferente?
La diferencia fundamental radica en las libertades que ofrece. En primer lugar, evidentemente no implementamos ningún bloqueo sobre el software (como lo hacen el resto de los fabricantes, desde las nuevas regulaciones), de forma que cualquiera puede modificar el firmware de fábrica (LibreMesh, un Software Libre basado en OpenWrt/LEDE), o incluso reemplazarlo completamente por otro fácilmente (“reflashearlo”).
Por otro lado, es un proyecto de Open-Source Hardware, es decir, publicaremos todos los documentos de diseño de la placa base para que cualquiera pueda entenderla, modificarla y producir su propia versión. No existen muchos routers en el mercado que ofrezcan esta posibilidad, y de hecho la empresa Dragino – que esta a cargo del desarrollo de la placa y tiene años de trayectoria en este rubro – ha liberado los diseños de productos anteriores.
Por último, hay diferencias enormes respecto a las prestaciones del hardware. Los routers que se comercializan (a precios accesibles) hoy en día para realizar enlaces en exterior normalmente incluyen una única radio WiFi. Existen en el mercado routers con dos radios, pero son de uso hogareño, necesitan modificaciones de software (cada vez más difíciles) y adaptaciones físicas para que soporten la intemperie y tengan mayor alcance.
El LibreRouter está preparado de fábrica para ser instalado en exteriores y trae incluidas tres radios que son utilizadas inteligentemente por el software LibreMesh para construir “nubes mesh” de alto desempeño, requieren solamente una correcta orientación de las antenas y pueden establecer dos enlaces simultáneos en la banda de 5ghz, en direcciones independientes. De cierta manera, condensa en un único dispositivo las funciones que normalmente se obtienen combinando un router hogareño básico de 2.4ghz, y dos routers de exterior de 5ghz; pero a un costo total menor, con una instalación más sencilla, y ampliando posibilidades de desarrollo futuro.
¿Por qué una red comunitaria, como AlterMundi, necesita un LibreRouter?
Las redes que fomentamos desde AlterMundi están construidas y mantenidas por gente relativamente no técnica. Con lo cual, desde el principio nos concentramos en que tanto la puesta en marcha como el mantenimiento de los nodos sean lo más simple posible. Sin embargo, con el escalamiento de las redes fuimos encontrando complejidades (como por ejemplo la necesidad de montar dos o más routers en ciertas ubicaciones) que complican el entendimiento por parte de la población en general, y por eso veníamos dándole vueltas a la idea desde 2013. El punto de inflexión ocurrió con las mencionadas restricciones de fábrica, que directamente hacen inviable la posibilidad de que gente no técnica transforme un router hogareño (económicamente accesible) en un nodo comunitario, poniendo en peligro la continuidad de las redes en todo el mundo.
Por otra parte, Pau Escrich, de la red Guifinet, escribió un artículo que tituló: “LibreRouter, un proyecto que nos hace soñar” donde concluye que se trata de un proyecto ambicioso pero que responde a una necesidad real. En sus propias palabras: “Todo un reto para los hackers de las redes libres que, en mi opinión, están cerca de dar un paso importante en favor de la libertad y autogestión de la tecnología y comunicaciones.”
Se estima la entrega a principios de 2017 de la primera versión de este router a las redes comunitarias que fomenta AlterMundi en Argentina, Guifi.net en Cataluña, Ninux en Italia, Village Telco en Sudáfrica. Los beneficiarios sólo pagarán el precio de la fabricación del hardware, lo que servirá para financiar la segunda etapa de producción que abrirá la posibilidad a cualquiera de adquirir un LibreRouter por un precio aproximado de US$93.
*La versión original de este texto fue publicada por Global Voices. Licencia Creative Commons.