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                                                                                                                                Reclamantes de Guacamayas detenidos, ¿un falso positivo judicial?

                                                                                                                                Nueve reclamantes de tierras, desplazados durante el dominio paramilitar en la región, son hoy señalados de ser una banda de despojadores. Colombia 2020 viajó hasta Apartadó y habló con su familias para reconstruir sus historias.

                                                                                                                                Natalia Herrera Durán / @Natal1aH

                                                                                                                                En diciembre de 2014, el juez de restitución de tierras de Quibdó reconoció a estos campesinos de las comunidades de Guacamayas, en Turbo, Antioquia, como reclamantes legítimos y los cobijó con el Auto 00181. / Ilustraciones: Jonathan Bejarano
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                (Lea: Un juez antirrestitución de tierras en Urabá)

                                                                                                                                El fiscal titular del caso es el 30 especializado de Antioquia, Luis Fernando Valencia, quien fue hasta un juzgado de Concordia, a tres horas de Medellín y en un pueblo que no tiene ninguna relación con el Urabá, a solicitar al juez promiscuo una orden de captura de los nueve reclamantes de tierra y el allanamiento de sus casas. El juez accedió y expidió la orden el 25 de noviembre y fueron capturados al día siguiente. Esa semana también se realizó la imputación de cargos, pero el fiscal Valencia presentó una incapacidad y en su reemplazo estuvo el fiscal Pascual Villa. Y ante la gravedad de los delitos imputados (concierto para delinquir, desplazamiento forzado y abuso sexual) los nueve reclamantes fueron privados de su libertad mientras avanza el caso.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El relato de ese día cambia radicalmente según los campesinos. La llamada invasión de 2014 para ellos estuvo motivada porque la gente se cansó de los atropellos y las amenazas, y fueron a buscar a Aicardo López, mayordomo de la finca El Silencio, de propiedad de la Inmobiliaria S.A.S. (conocida antiguamente como Las Guacamayas Ltda.) para pedirle que los dejara trabajar, que podían compartir la tierra mientras se resolvía legalmente a quién pertenecía, porque era el predio que reclamaba la familia de Víctor Correa, también detenido en diciembre.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Poco después de estos hechos, el 12 de diciembre de 2014, el juez de restitución de tierras de Quibdó reconoció a estos campesinos de las comunidades de Guacamayas, en Turbo, Antioquia, como reclamantes legítimos y los cobijó con el Auto 00181.

                                                                                                                                De hecho, aunque varios de los nueve detenidos son familiares, primos o hermanos, porque llegaron juntos como colonos campesinos a esas tierras sobre los años 60, a uno de ellos, Rósember Ibáñez, así como a otras familias campesinas de Guacamayas, les entregaron los títulos que los acreditaban como dueños de estas tierras. La histórica diligencia se dio en mayo de 2019, cinco meses después de que la Corte Suprema de Justicia sentenciara que tenían derecho a esta restitución.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Urabá y el despojo

                                                                                                                                 

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Solo en los últimos ocho años solo se han resuelto 8.625 casos (el 7% de las solicitudes de restitución). De las 123.128 solicitudes, el 65% fueron rechazadas. Pero desde que empezaron las solicitudes de restitución, en 2007, han asesinado a la fecha a 21 reclamantes en esta región, uno de ellos era Benigno Gil, promotor del caso de Guacamayas. 

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por lo pronto, el 11 de enero terminó la vacancia judicial en el país, y el juez de segunda instancia deberá resolver la apelación a la medida de detención que los abogados de los reclamantes hicieron en diciembre. Solo el tiempo dirá si contra ellos se abrió un nuevo capítulo de persecución, esta vez penal, para que desistan en su reclamación de tierras.

                                                                                                                                 

                                                                                                                                Freddy y Julio CorreaFreddy Correa, de 44 años, y Julio Correa, de 48 años, son hermanos y representan a sus familias en la reclamación de sus tierras despojadas en Guacamayas, que aún no han sido restituidas. Tienen dos ranchos campesinos, uno al lado del otro, con sembrados de yuca, arroz y ahuyama.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Rósember Ibáñez“Sinceramente estamos muy destrozados porque, a lo que hicieron la entrega de tierras, teníamos una paz interna. La tierra la devolvieron, como queríamos, legalmente. Son 39 hectáreas y pensamos que después de tantos años íbamos a poder estar tranquilos y queríamos estas fiestas reunirnos en familia”, dice con la mirada apagada Dinalui Ibáñez, hija de Rosember Ibáñez, uno de los reclamantes detenidos.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Saulo David Úsuga y TitoDavid Gómez“Cuando entraron por él, voltearon todo con agresividad. Llegaron por él tres carros de Policía a tumbar la puerta y solo estaba una sobrina pequeña, que se asustó mucho y lo único que hizo fue llorar. No tenían ninguna necesidad. Mi padre está enfermo, tiene 72 años, es un humilde vendedor de Bon Ice en Carepa (Antioquia) que reclama las tierras que trabajó su juventud en Guacamayas y a las que espera volver legalmente”, habla Yenis David Reyes, hija de Saulo David Úsuga.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Como tampoco lo está Tito. “Desde que a Tito le dispararon, él está enfermo. Perdió la movilidad de su brazo izquierdo”, dice Ruth Gómez, una de sus seis hijas, y recuenta las amenazas que sufrieron cuando entraron a tomar posesión de su tierra, después del desplazamiento, sin el acompañamiento del Estado.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Víctor CorreaVíctor tiene 62 años y cuando lo detuvieron vivía en una casa humilde en Bajirá (Antioquia), con su pareja y su hijo, buscando mejor atención médica. Había sufrido un derrame cerebral meses atrás. Es reclamante de tierras en Guacamayas y casi pierde la vida en ese propósito, cuando el 28 de noviembre de 2008 lo balearon en Chigorodó: “El niño que tenemos sufre de traumas psicológicos producto del conflicto, de cuando vio que balearon a su papá. Hoy tiene 19, pero parece un niño de 12 por todo eso. Ahí le dieron disparos a Víctor, pero él se recuperó y siguió reclamando. Yo estaba el día que entramos de nuevo a las tierras. Los opositores del proceso de restitución estaban ahí. Ese día en la pelea le mataron el perro a mi hijo a machetazos. Era un perro criollo y se llamaba Precioso”, dice su pareja, que prefiere no dar su nombre por seguridad.
                                                                                                                                Edilberto ÚsugaEs primo de Tito David Gómez, otro reclamante detenido. Su familia lo describe como un campesino humilde que no pudo terminar la primaria e hizo su vida productiva en Guacamayas, por eso volvió en 2014 y entró a su predio sin acompañamiento del Estado. Tiene 71 años. Fue capturado en la vía, cuando iba camino a visitar a su esposa en el hospital. Es padre de seis hijos y vive también con sus nietos. Ser reclamante le ha valido muchas amenazas. Su familia cuenta que los paramilitares han ido por él hasta la finca, pero ha logrado escabullirse y salvar la vida. Trabaja en ganadería, pero también tenía sembrados de maíz y arroz. El 12 de diciembre de 2019, 18 días después de ser capturado, su hijo, Heriberto Úsuga, fue atacado por hombres armados que integrarían las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), mientras se encontraba en una de las fincas en proceso de restitución de tierras.
                                                                                                                                Ómar Quintana y Sandra MedranoÓmar Quintana, de 42 años, y Sandra Medrano, de 35, son pareja y viven en un rancho campesino en uno de los predios de Guacamayas. La Policía los capturó en su finca. “Entraron salvajemente en la madrugada y dejaron a esos niños en el potrero llorando, uno de 15, otro de 11 y otro de dos años, desamparados”, relata Deyanira Correa, hermana de Ómar. Dice que saben poco del estado de ánimo de Sandra, porque la trasladaron a la cárcel El Pedregal, en Medellín. “Ella no tiene familia por allá. Está sola. Es una pelada trabajadora, berraca, y excelente mamá. Debe estar destrozada”, comenta Deyanira, y continúa:
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En diciembre de 2014, el juez de restitución de tierras de Quibdó reconoció a estos campesinos de las comunidades de Guacamayas, en Turbo, Antioquia, como reclamantes legítimos y los cobijó con el Auto 00181. / Ilustraciones: Jonathan Bejarano
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                (Lea: Un juez antirrestitución de tierras en Urabá)

                                                                                                                                El fiscal titular del caso es el 30 especializado de Antioquia, Luis Fernando Valencia, quien fue hasta un juzgado de Concordia, a tres horas de Medellín y en un pueblo que no tiene ninguna relación con el Urabá, a solicitar al juez promiscuo una orden de captura de los nueve reclamantes de tierra y el allanamiento de sus casas. El juez accedió y expidió la orden el 25 de noviembre y fueron capturados al día siguiente. Esa semana también se realizó la imputación de cargos, pero el fiscal Valencia presentó una incapacidad y en su reemplazo estuvo el fiscal Pascual Villa. Y ante la gravedad de los delitos imputados (concierto para delinquir, desplazamiento forzado y abuso sexual) los nueve reclamantes fueron privados de su libertad mientras avanza el caso.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El relato de ese día cambia radicalmente según los campesinos. La llamada invasión de 2014 para ellos estuvo motivada porque la gente se cansó de los atropellos y las amenazas, y fueron a buscar a Aicardo López, mayordomo de la finca El Silencio, de propiedad de la Inmobiliaria S.A.S. (conocida antiguamente como Las Guacamayas Ltda.) para pedirle que los dejara trabajar, que podían compartir la tierra mientras se resolvía legalmente a quién pertenecía, porque era el predio que reclamaba la familia de Víctor Correa, también detenido en diciembre.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Poco después de estos hechos, el 12 de diciembre de 2014, el juez de restitución de tierras de Quibdó reconoció a estos campesinos de las comunidades de Guacamayas, en Turbo, Antioquia, como reclamantes legítimos y los cobijó con el Auto 00181.

                                                                                                                                De hecho, aunque varios de los nueve detenidos son familiares, primos o hermanos, porque llegaron juntos como colonos campesinos a esas tierras sobre los años 60, a uno de ellos, Rósember Ibáñez, así como a otras familias campesinas de Guacamayas, les entregaron los títulos que los acreditaban como dueños de estas tierras. La histórica diligencia se dio en mayo de 2019, cinco meses después de que la Corte Suprema de Justicia sentenciara que tenían derecho a esta restitución.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Urabá y el despojo

                                                                                                                                 

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El caso de despojo de tierras en Guacamayas es solo uno de los cientos que tiene el Urabá antioqueño. El más reciente informe que entregaron a la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial de Paz tres organizaciones defensoras de derechos humanos da cuenta de esto en detalle. Se trató del documento: “Van por nuestras tierras a sangre y fuego”, realizado por la Fundación Forjando Futuros, la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, la Corporación Jurídica Libertad y el Instituto Popular de Capacitación (IPC). 

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En este se documenta que en 1996 y 1997 fueron desplazadas más de 168 mil personas del Urabá y el Bajo Atrato y murieron 126 personas en masacres. Luego vendrían los años del despoblamiento, entre 1998 y 2002, de la mano de acciones comprobadas judicialmente entre la Brigada XVII del Ejército, comandado por Rito Alejo del Río, y los bloques paramilitares Élmer Cárdenas y Arlex Hurtado de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, lideradas por Hébert Veloza, Raúl Emilio Hasbún y Fredy Rendón Herrera.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Solo en los últimos ocho años solo se han resuelto 8.625 casos (el 7% de las solicitudes de restitución). De las 123.128 solicitudes, el 65% fueron rechazadas. Pero desde que empezaron las solicitudes de restitución, en 2007, han asesinado a la fecha a 21 reclamantes en esta región, uno de ellos era Benigno Gil, promotor del caso de Guacamayas. 

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por lo pronto, el 11 de enero terminó la vacancia judicial en el país, y el juez de segunda instancia deberá resolver la apelación a la medida de detención que los abogados de los reclamantes hicieron en diciembre. Solo el tiempo dirá si contra ellos se abrió un nuevo capítulo de persecución, esta vez penal, para que desistan en su reclamación de tierras.

                                                                                                                                 

                                                                                                                                Freddy y Julio CorreaFreddy Correa, de 44 años, y Julio Correa, de 48 años, son hermanos y representan a sus familias en la reclamación de sus tierras despojadas en Guacamayas, que aún no han sido restituidas. Tienen dos ranchos campesinos, uno al lado del otro, con sembrados de yuca, arroz y ahuyama.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Rósember Ibáñez“Sinceramente estamos muy destrozados porque, a lo que hicieron la entrega de tierras, teníamos una paz interna. La tierra la devolvieron, como queríamos, legalmente. Son 39 hectáreas y pensamos que después de tantos años íbamos a poder estar tranquilos y queríamos estas fiestas reunirnos en familia”, dice con la mirada apagada Dinalui Ibáñez, hija de Rosember Ibáñez, uno de los reclamantes detenidos.
                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Rosember tiene 71 años, es campesino y, como nunca pudo estudiar, no sabe leer y solo escribe su firma. Según su hijo, César Luis Ibáñez, tiene problemas musculares: “Tiene las piernas hinchadas y le cuesta movilizarse. Está muy estresado. Tiene cólicos. Nunca había vivido una situación de esas”, asegura. “Mi papá es una persona que no se mete con nadie, un señor muy unido, muy humilde. Tiene ocho hijos. En este momento no es para que esté como está. Con un señor de la tercera edad no es para que hagan eso. ¿Por qué la justicia no hizo nada cuando iban a la finca y nos atacaban y nos echaban el caballo encima y nos grababan y tomaban fotos? Nosotros no teníamos un celular para tomarles fotos a ellos, por eso no lo hacíamos, pero como ellos sí tienen su plata lo hacían. Mi papá se dedicaba a ordeñar sus cuatro vaquitas que tenía pa’ llevar el poquito de leche a vender, sembraba maticas de maíz, plátano y arroz de monte, que ya se está perdiendo”, dice desconsolada Verónica Ibáñez, otra de las hijas de Rósember.

                                                                                                                                Saulo David Úsuga y TitoDavid Gómez“Cuando entraron por él, voltearon todo con agresividad. Llegaron por él tres carros de Policía a tumbar la puerta y solo estaba una sobrina pequeña, que se asustó mucho y lo único que hizo fue llorar. No tenían ninguna necesidad. Mi padre está enfermo, tiene 72 años, es un humilde vendedor de Bon Ice en Carepa (Antioquia) que reclama las tierras que trabajó su juventud en Guacamayas y a las que espera volver legalmente”, habla Yenis David Reyes, hija de Saulo David Úsuga.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Como tampoco lo está Tito. “Desde que a Tito le dispararon, él está enfermo. Perdió la movilidad de su brazo izquierdo”, dice Ruth Gómez, una de sus seis hijas, y recuenta las amenazas que sufrieron cuando entraron a tomar posesión de su tierra, después del desplazamiento, sin el acompañamiento del Estado.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Víctor CorreaVíctor tiene 62 años y cuando lo detuvieron vivía en una casa humilde en Bajirá (Antioquia), con su pareja y su hijo, buscando mejor atención médica. Había sufrido un derrame cerebral meses atrás. Es reclamante de tierras en Guacamayas y casi pierde la vida en ese propósito, cuando el 28 de noviembre de 2008 lo balearon en Chigorodó: “El niño que tenemos sufre de traumas psicológicos producto del conflicto, de cuando vio que balearon a su papá. Hoy tiene 19, pero parece un niño de 12 por todo eso. Ahí le dieron disparos a Víctor, pero él se recuperó y siguió reclamando. Yo estaba el día que entramos de nuevo a las tierras. Los opositores del proceso de restitución estaban ahí. Ese día en la pelea le mataron el perro a mi hijo a machetazos. Era un perro criollo y se llamaba Precioso”, dice su pareja, que prefiere no dar su nombre por seguridad.
                                                                                                                                Edilberto ÚsugaEs primo de Tito David Gómez, otro reclamante detenido. Su familia lo describe como un campesino humilde que no pudo terminar la primaria e hizo su vida productiva en Guacamayas, por eso volvió en 2014 y entró a su predio sin acompañamiento del Estado. Tiene 71 años. Fue capturado en la vía, cuando iba camino a visitar a su esposa en el hospital. Es padre de seis hijos y vive también con sus nietos. Ser reclamante le ha valido muchas amenazas. Su familia cuenta que los paramilitares han ido por él hasta la finca, pero ha logrado escabullirse y salvar la vida. Trabaja en ganadería, pero también tenía sembrados de maíz y arroz. El 12 de diciembre de 2019, 18 días después de ser capturado, su hijo, Heriberto Úsuga, fue atacado por hombres armados que integrarían las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), mientras se encontraba en una de las fincas en proceso de restitución de tierras.
                                                                                                                                Ómar Quintana y Sandra MedranoÓmar Quintana, de 42 años, y Sandra Medrano, de 35, son pareja y viven en un rancho campesino en uno de los predios de Guacamayas. La Policía los capturó en su finca. “Entraron salvajemente en la madrugada y dejaron a esos niños en el potrero llorando, uno de 15, otro de 11 y otro de dos años, desamparados”, relata Deyanira Correa, hermana de Ómar. Dice que saben poco del estado de ánimo de Sandra, porque la trasladaron a la cárcel El Pedregal, en Medellín. “Ella no tiene familia por allá. Está sola. Es una pelada trabajadora, berraca, y excelente mamá. Debe estar destrozada”, comenta Deyanira, y continúa:
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por Natalia Herrera Durán / @Natal1aH

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