23 de septiembre de 2016 - 06:31 a. m.
Cuando el Partido Conservador le hacía oposición al gobierno Barco
El 23 de septiembre de 1986, Guillermo Cano viajó a Medellín, en esa época se vivía una preocupación por la violencia en la capital antioqueña.
Redacción El Espectador
Foto: Jhonatan Ramos
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En la noche del 23 de septiembre de 1986, Guillermo Cano viajó a Medellín y acudió a un homenaje que la sociedad antioqueña tributó al entonces alcalde de la ciudad, William Jaramillo Gómez. Durante el evento se escucharon voces advirtiendo sobre los preocupantes índices de violencia que estaba registrando la ciudad, al tiempo que Jaramillo, además columnista de El Espectador, reclamó la revisión del modelo económico para la ciudad, basada en la idea de reducir sus desequilibrios sociales. (Le puede interesar: Así estaba el país el 22 de septiembre de 1986)
El evento en Medellín coincidió con la instalación en Bogotá del denominado gabinete a la sombra, a través del cual el Partido Conservador se situó en la oposición frontal al gobierno Barco. En el fondo, como lo sintetizaron varios analistas de opinión, la pelea seguía concentrada en el reparto de la burocracia oficial, sobre todo después de que la tradición política era la distribución casi equitativa de poderes, como fue la constante en el Frente Nacional. Ahora se hablaba también de equilibrio en los auxilios parlamentarios. (Lea: Las primeras declaraciones del procurador Carlos Mauro Hoyos)
Dos anuncios de nombramientos ocuparon igualmente la agenda noticiosa. La designación del general Miguel Vega Uribe en la Embajada de Colombia en Portugal. Vega venía de ser el último ministro de Defensa de la administración de Belisario Betancur, y protagonista de primer orden en la operación militar de recuperación del Palacio de Justicia, tras al ataque del M – 19 en noviembre de 1985. El segundo anuncio fue el inminente nombramiento del expresidente Julio César Turbay en la Embajada ante la Santa Sede. (Lea: Los crímenes políticos de 1986)
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Foto: Jhonatan Ramos
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En la noche del 23 de septiembre de 1986, Guillermo Cano viajó a Medellín y acudió a un homenaje que la sociedad antioqueña tributó al entonces alcalde de la ciudad, William Jaramillo Gómez. Durante el evento se escucharon voces advirtiendo sobre los preocupantes índices de violencia que estaba registrando la ciudad, al tiempo que Jaramillo, además columnista de El Espectador, reclamó la revisión del modelo económico para la ciudad, basada en la idea de reducir sus desequilibrios sociales. (Le puede interesar: Así estaba el país el 22 de septiembre de 1986)
El evento en Medellín coincidió con la instalación en Bogotá del denominado gabinete a la sombra, a través del cual el Partido Conservador se situó en la oposición frontal al gobierno Barco. En el fondo, como lo sintetizaron varios analistas de opinión, la pelea seguía concentrada en el reparto de la burocracia oficial, sobre todo después de que la tradición política era la distribución casi equitativa de poderes, como fue la constante en el Frente Nacional. Ahora se hablaba también de equilibrio en los auxilios parlamentarios. (Lea: Las primeras declaraciones del procurador Carlos Mauro Hoyos)
Dos anuncios de nombramientos ocuparon igualmente la agenda noticiosa. La designación del general Miguel Vega Uribe en la Embajada de Colombia en Portugal. Vega venía de ser el último ministro de Defensa de la administración de Belisario Betancur, y protagonista de primer orden en la operación militar de recuperación del Palacio de Justicia, tras al ataque del M – 19 en noviembre de 1985. El segundo anuncio fue el inminente nombramiento del expresidente Julio César Turbay en la Embajada ante la Santa Sede. (Lea: Los crímenes políticos de 1986)
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Por Redacción El Espectador
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