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                                                                                                                                La mano dura de Hubert Bodhert, el DT de Once Caldas

                                                                                                                                Este entrenador de 46 años tiene a Manizales soñando con un Once Caldas en los primeros puestos del fútbol colombiano, recuperando parte de su historia. Su vida es un ejemplo de que la firmeza es la mayor garantía de buenos resultados.

                                                                                                                                Camilo Amaya

                                                                                                                                Hubert Bodhert, el técnico cartagenero del Once Caldas de Manizales. / Getty Images
                                                                                                                                Foto: LatinContent/Getty Images - Gabriel Aponte
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                El arrepentimiento de la tarde era peor cuando Bernarda Barrios, su madre, le pegaba por haberles pegado a otros. Eso sí, la reincidencia era normal al otro día: “Tocaba defenderse y no me iba a dejar de nadie”. Después vinieron los Boy Scouts, el colegio militar, los partidos de fútbol y, de a poco, el pequeño dispuesto a todo fue más medido con lo que decía, con lo que pensaba, hasta en su manera de actuar. “Me ayudó bastante a saber lo que quería en mi vida, cómo lo quería y qué tenía que hacer para lograrlo”. Los castigos siempre fueron habituales, las represalias también. Por ejemplo: el día que se puso el uniforme y le dijo a su mamá que iba para el colegio y fue a dar en un juego de la selección de Bolívar. Para su mala suerte, ese día en la casa prendieron el radio y su titularidad en la cancha lo delató.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                “Uno tiene que sacarle tiempo a la familia, pero es que si te descuidas en un torneo como el colombiano, pierdes. Por ahora, estoy muy contento con mis jugadores, con las personas que me he encontrado en Manizales, con el apoyo de la parte administrativa. Siento que podemos hacer las cosas bien, lograr que el club recupere el prestigio que ha perdido”, concluye el hombre que siempre procura tener un Bon Bon Bum en uno de sus bolsillos cuando está dirigiendo un partido y que, por costumbre, lleva consigo una prenda azul cuando está en el banco. No es una cábala, sólo la creencia de que ese color sale con todo, que transmite buena energía y que lo hace lucir bien. Porque en la sencillez está, casi siempre, la mejor muestra de elegancia.

                                                                                                                                Hubert Bodhert, el técnico cartagenero del Once Caldas de Manizales. / Getty Images
                                                                                                                                Foto: LatinContent/Getty Images - Gabriel Aponte
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                El arrepentimiento de la tarde era peor cuando Bernarda Barrios, su madre, le pegaba por haberles pegado a otros. Eso sí, la reincidencia era normal al otro día: “Tocaba defenderse y no me iba a dejar de nadie”. Después vinieron los Boy Scouts, el colegio militar, los partidos de fútbol y, de a poco, el pequeño dispuesto a todo fue más medido con lo que decía, con lo que pensaba, hasta en su manera de actuar. “Me ayudó bastante a saber lo que quería en mi vida, cómo lo quería y qué tenía que hacer para lograrlo”. Los castigos siempre fueron habituales, las represalias también. Por ejemplo: el día que se puso el uniforme y le dijo a su mamá que iba para el colegio y fue a dar en un juego de la selección de Bolívar. Para su mala suerte, ese día en la casa prendieron el radio y su titularidad en la cancha lo delató.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                “Uno tiene que sacarle tiempo a la familia, pero es que si te descuidas en un torneo como el colombiano, pierdes. Por ahora, estoy muy contento con mis jugadores, con las personas que me he encontrado en Manizales, con el apoyo de la parte administrativa. Siento que podemos hacer las cosas bien, lograr que el club recupere el prestigio que ha perdido”, concluye el hombre que siempre procura tener un Bon Bon Bum en uno de sus bolsillos cuando está dirigiendo un partido y que, por costumbre, lleva consigo una prenda azul cuando está en el banco. No es una cábala, sólo la creencia de que ese color sale con todo, que transmite buena energía y que lo hace lucir bien. Porque en la sencillez está, casi siempre, la mejor muestra de elegancia.

                                                                                                                                Por Camilo Amaya

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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