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A Pep Guardiola le preguntaron una vez que qué significaba para el Roma, y el entrenador español respondió con una palabra: victoria. El 27 de mayo de 2009 Barcelona no solo le ganó a Manchester United en la final de la Champions League, sino que completó lo que ningún club de España había podido lograr en una temporada: quedarse con los trofeos de todas las competencias disputadas.
El cuadro blaugrana, que por ese entonces contaba en su nómina con Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Carles Puyol, Yayá Touré, Thierry Henry, solo por nombrar algunos que ya no están, no tuvo nadie que pusiera resistencia en el torneo local al quedarse con el título con nueve puntos de diferencia sobre Real Madrid. Es decir, la sinfonía de Pep, como la llamó Jorge Valdano, se impuso en 27 partidos, empató seis y apenas perdió cinco, sin dejar de lado que marcó 105 goles y recibió solo 35. Una máquina de atacar que, como más adelante lo confesaría Guardiola en el libro Herr Pep, haría mucho más sencillo la tarea de defender.
En cuanto a la Copa del Rey, el club catalán dejó atrás a Atlético de Madrid en octavos de final, en cuartos a Espanyol en el clásico de la región, a Mallorca en semifinales y en el último duelo derrotó 4-1 a Athletic de Bilbao, un 13 de mayo en Mestalla, con anotaciones de Touré, Messi, Krkic y Xavi.
Por eso fue tan importante ese curso, el primero de Guardiola al mando de Barcelona, porque en una temporada, el DT perfeccionó la manera de jugar, que ya venía con ciertos pinos de estrategas anteriores, e hizo de su equipo un onceno balanceado, agresivo y que cualquier cosa que hacía en la cancha tenía como principio la posesión de la pelota, es decir, que un ataque, un rompimiento de líneas lo que fuera comenzaba con el balón al piso y varios toques.
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“Así mareamos al rival”, reconoció Xavi Hernández, quizá el eje del mediocampo de esa maquinaria perfectamente engranada y que demostró que el juego de memoria es muy importante. Por eso en la final contra el United, que venía de conseguir el triplete el año anterior, Barcelona tuvo mejor porcentaje de posesión (54%) y supo contrarrestar la potencia del equipo de Sir Alex Ferguson, rápido, fuerte, que iba al choque y que apelaba a la celeridad de Cristiano Ronaldo, a la potencia de Wayne Rooney y a la inteligencia d Ryan Giggs.
Ese día, en el Olímpico de la capital italiana, Samuel Eto’o puso el 1-0 luego de una jugada individual, de un enganche para dejar regado a Nemanja Vidic y para definir de punta al palo de Edwin van der Sar. El segundo gol ya sería en la segunda parte, en el 70’, cuando la zaga inglesa no referenció a Messi y, el argentino, mucho más pequeño que los centrales, picó al espacio y le metió la cabeza a un centro de Xabi para cambiarle la dirección a la pelota, con un movimiento de contorsionista, y poner el 2-0 final. Sí, Messi demostró que de cabeza también podía festejar.
¡G⚽️L DEL DÍA!
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) May 27, 2020
🔙 2⃣0⃣0⃣9⃣
💫 Un día como hoy, en Roma...
😍 Leo Messi 😍
🏆 La tercera @LigadeCampeones 🏆 pic.twitter.com/pL6SgHDAqf
Con ese triunfo Barcelona no solo sumó su tercera Champions (ahora tiene cinco: 1992, 2006, 2009, 2001 y 2015) , sino que entró al grupo de los que habían ganado triplete como Celtic de Glasgow en la temporada 1966-1967, Ajax de Ámsterdam en 1971-972, PSV en 1987-1988, Manchester United en 1998-1999, y de los que más adelante lo harían como Inter de Milán en 2009-2010 y el mismo cuadro blaugrana en 2014-2015 de la mano de Luis Enrique.
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