Franco Baresi, la leyenda milanista
La historia de uno de los mejores defensores de la historia, quien disputó 719 partidos con la camiseta rossonera número 6, que fue retirada en su honor. Este viernes cumple 60 años. Su legado, eterno.
Redacción Deportes - @DeportesEE
Cuando tenía 13 años, Franco Baresi perdió a su madre. Cuatro años más tarde, sufrió el deceso de su padre. A los 17 era huérfano y el dolor acongojaba sus adentros. Lo único que lo podía sanar era el fútbol. A él y a su hermano Giuseppe. Desde que nacieron en Travagliato (Italia), la pelota rondaba sus emociones.
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Ambos se fueron a probar al Inter de MiIán. Solo quedó Giuseppe. Franco fue rechazado por bajito y se fue al AC Milan. En el club rossonero enseguida percibieron su talento descomunal y fue fichado. Comenzó a hacer parte del plantel profesional en 1977 y un año después debutó con el primer equipo. Se haría leyenda.
En sus primeras temporadas fue suplente y luego inamovible. Gracias al entrenador sueco Nils Liedholm aprendió a moverse mejor en la posición de líbero y pese a su 1,76 de estatura ganaba en las alturas, salía con elegancia desde el fondo, tenía una visión de juego privilegiada, lideraba con sus gritos y era prácticamente impasable.
Con el número 6 en la espalda –que retiraría el Milan en su honor-, Baresi hizo parte de uno de los mejores equipos de la historia: el de Arrigo Sacchi. Conformó una defensa que será recordada eternamente: Mauro Tassotti, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Paolo Maldini. Fue el Milan de los holandeses: más delante jugaban Frank Rijkaard, Ruud Gullit y el goleador Marco Van Basten, apoyados por Carlo Ancelotti, Donadoni y Colombo. Esa escuadra maravillosa conquistó la liga y la Supercopa de Italia en 1988, y en los años de 1989 y 1990 triunfó en las Copas de Europa, las Copas Intercontinentales y las Supercopas de Europa.
Balón de Plata en 1989, por detrás de Van Basten, Baresi fue campeón en seis oportunidades de la Serie A de Italia y en tres de la Copa de Europa. Un palmarés exclusivo de un hombre que era admirado por su profesionalismo. “Hay que mostrar una actitud intachable para ganarte el aprecio y el respeto de los demás”, recalcaba.
(El contraste entre Diego y Maradona)
Además, un hombre leal con el Milan, club en el que jugó en sus 20 años de carrera. “Hoy los tiempos han cambiado, y se antoja difícil que un jugador pueda mantenerse 15 o 20 años en el mismo equipo. El mercado ha cambiado mucho. Hay muchas más oportunidades, y es difícil resistirse a ellas”.
Con la selección de Italia, Baresi hizo parte de la nómina campeona en el Mundial de España 1982. En 1990, ya como titular, fue tercero tras perder en semifinales y por penales ante la Argentina de Maradona en Nápoles, y en Estados Unidos 1994 fue subcampeón tras caer por la misma vía en la final contra la Brasil de Romario y Bebeto.
“Me considero muy afortunado por haber jugado tres Mundiales y haber alcanzado el podio en todos ellos. No es algo fácil, ¿eh? Porque hay algunos jugadores que estuvieron en cuatro, a lo mejor ganaron el título, pero también vivieron varias eliminaciones difíciles. Un primer, un segundo y un tercer puesto no están tan mal. ¡No puedo quejarme! (risas)”, le dijo a FIFA.com.
Franco, considerado uno de los mejores defensores de la historia, quizás solo superado por el alemán Franz Beckenbauer, se alegra de que su posición sea cada vez más valorada. “Los verdaderos aficionados al fútbol son conscientes de la importancia que tienen los defensores y los aprecian”.
Cuando tenía 13 años, Franco Baresi perdió a su madre. Cuatro años más tarde, sufrió el deceso de su padre. A los 17 era huérfano y el dolor acongojaba sus adentros. Lo único que lo podía sanar era el fútbol. A él y a su hermano Giuseppe. Desde que nacieron en Travagliato (Italia), la pelota rondaba sus emociones.
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Ambos se fueron a probar al Inter de MiIán. Solo quedó Giuseppe. Franco fue rechazado por bajito y se fue al AC Milan. En el club rossonero enseguida percibieron su talento descomunal y fue fichado. Comenzó a hacer parte del plantel profesional en 1977 y un año después debutó con el primer equipo. Se haría leyenda.
En sus primeras temporadas fue suplente y luego inamovible. Gracias al entrenador sueco Nils Liedholm aprendió a moverse mejor en la posición de líbero y pese a su 1,76 de estatura ganaba en las alturas, salía con elegancia desde el fondo, tenía una visión de juego privilegiada, lideraba con sus gritos y era prácticamente impasable.
Con el número 6 en la espalda –que retiraría el Milan en su honor-, Baresi hizo parte de uno de los mejores equipos de la historia: el de Arrigo Sacchi. Conformó una defensa que será recordada eternamente: Mauro Tassotti, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Paolo Maldini. Fue el Milan de los holandeses: más delante jugaban Frank Rijkaard, Ruud Gullit y el goleador Marco Van Basten, apoyados por Carlo Ancelotti, Donadoni y Colombo. Esa escuadra maravillosa conquistó la liga y la Supercopa de Italia en 1988, y en los años de 1989 y 1990 triunfó en las Copas de Europa, las Copas Intercontinentales y las Supercopas de Europa.
Balón de Plata en 1989, por detrás de Van Basten, Baresi fue campeón en seis oportunidades de la Serie A de Italia y en tres de la Copa de Europa. Un palmarés exclusivo de un hombre que era admirado por su profesionalismo. “Hay que mostrar una actitud intachable para ganarte el aprecio y el respeto de los demás”, recalcaba.
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Además, un hombre leal con el Milan, club en el que jugó en sus 20 años de carrera. “Hoy los tiempos han cambiado, y se antoja difícil que un jugador pueda mantenerse 15 o 20 años en el mismo equipo. El mercado ha cambiado mucho. Hay muchas más oportunidades, y es difícil resistirse a ellas”.
Con la selección de Italia, Baresi hizo parte de la nómina campeona en el Mundial de España 1982. En 1990, ya como titular, fue tercero tras perder en semifinales y por penales ante la Argentina de Maradona en Nápoles, y en Estados Unidos 1994 fue subcampeón tras caer por la misma vía en la final contra la Brasil de Romario y Bebeto.
“Me considero muy afortunado por haber jugado tres Mundiales y haber alcanzado el podio en todos ellos. No es algo fácil, ¿eh? Porque hay algunos jugadores que estuvieron en cuatro, a lo mejor ganaron el título, pero también vivieron varias eliminaciones difíciles. Un primer, un segundo y un tercer puesto no están tan mal. ¡No puedo quejarme! (risas)”, le dijo a FIFA.com.
Franco, considerado uno de los mejores defensores de la historia, quizás solo superado por el alemán Franz Beckenbauer, se alegra de que su posición sea cada vez más valorada. “Los verdaderos aficionados al fútbol son conscientes de la importancia que tienen los defensores y los aprecian”.