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El pasado 23 de abril, el último de los grandes capos y jefes del paramilitarismo en Colombia se llevó centenares de verdades a Estados Unidos. Daniel Rendón Herrera, conocido como Don Mario, creador de las Autodefensas Gaitanistas (AGC) -antes conocidas como los Urabeños y hoy como el clan del Golfo-, fue extraditado para ser juzgado por una Corte del Distrito Este de Nueva York por narcotráfico. Desde su captura en abril de 2009, Don Mario logró esquivar la extradición y habló de lo divino y lo humano: de los crímenes del bloque Centauros, de los Doce Apóstoles y Santiago Uribe, de la muerte de Pedro Juan Moreno, del ultraje a la periodista Jineth Bedoya, de los financiadores del paramilitarismo. Hasta denunció a su hijo por traficar droga.
(Lea: Alias "Don Mario" fue extraditado este lunes a Estados Unidos)
Muchos de estos procesos quedaron sin resolver y se quedaron sin el testigo estelar. Según el propio Don Mario, son más de 1.600 casos y 499 personas que estaban registradas como sus víctimas y ahora se quedan sin victimario por condenar. Desde 2006, la justicia de Estados Unidos lo quería sentar frente a un juez. Fueron en total cinco Indicments en su contra. Incluso en 2013, la Corte Suprema de Justicia negó su extradición y la condicionó a que resolviera todos los temas pendientes con la justicia colombiana. Sin embargo, la gasolina se le acabó y el pasado 15 de marzo el Ministerio de Justicia firmó la resolución que lo puso directamente en una cárcel norteamericana.
Desde el 13 de mayo de 2008 fue claro que para los norteamericanos los comandantes paramilitares fueron un objetivo de alto valor judicial. Ese día, el gobierno de Álvaro Uribe firmó la extradición de 14 comandantes paramilitares, entre los que estaban Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo (Don Berna), Jorge Tovar Pupo (Jorge 40), Hebert Veloza (H.H.), Juan Carlos el Tuso Sierra, entre otros. En esa oportunidad, se salvó Fredy Rendón Herrera (el Alemán), hermano de Freddy Rendón, lo mismo que los comandantes Rodrigo Pérez Alzate (Julián Bolívar), Iván Roberto Duque (Ernesto Báez), Edward Cobos (Diego Vecino), Ramón Isaza, Manuel de Jesús Pirabán (Pirata). Varios de esos extraditados negociaron con Estados Unidos y comenzaron a evidenciar un secreto a gritos: que las estructuras paramilitares no fueron más que una fachada de muchos narcotraficantes.
(Vea: A “Don Mario” le llegó la extradición)
El Espectador conoció que Don Mario está dispuesto a negociar con las autoridades de EE. UU. Es más, se fue creando una matriz de colaboración en la que quiere incluir su testimonio contra acreditados generales (r) del Ejército y de la Policía que supuestamente tuvieron nexos con el narcotráfico y que, a su vez, colaboraron con las estructuras paramilitares. Al parecer, su objetivo es seguir los pasos de Javier Calle Serna, alias “Comba”, o de Juan Carlos el Tuso Sierra, quienes lograron importantes beneficios a cambio de develar cómo funcionan las redes de tráfico de drogas que hoy existen en Colombia y que desarrollan conexiones en México.
Los inicios de “Don Mario”
Daniel Rendón Herrera nació en 1964 en Amalfi (Antioquia). Su niñez y su juventud las vivió junto a sus 13 hermanos en su pueblo natal. Entre ellos estaban Fredy Rendón, quien durante los años más álgidos del conflicto armado fue conocido como el Alemán -por su carácter y disciplina-, amo y señor del Urabá; y John Jairo Rendón, alias Germán Monsalve, quien hizo parte de las estructuras paramilitares en Antioquia y terminó extraditado. John Rendón solo purgó dos años de cárcel y en 2011 regresó al país. Según las declaraciones de Don Mario, tanto él como sus hermanos, hacia finales de los años 80, cuando la guerra entre el paramilitarismo y la guerrilla arreció en la región de sus padres, salieron desplazados hacia Medellín.
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Era una época en la que los hermanos Castaño ya eran amos y señores en el nordeste antioqueño. No solo con estructuras de autodefensa como los Tangueros y Muerte a Revolucionarios del Nordeste Antioqueño, sino también con asuntos de narcotráfico. Fidel Castaño, el mayor, comenzó a figurar como una de las prominentes figuras del paramilitarismo, mientras que Vicente Castaño empezó a abrirse paso en el mundo de la droga. Carlos Castaño, a su vez, le siguió los pasos a su hermano Fidel y estuvo a cargo de ciertas estructuras militares que contaban con el apoyo y auspicio de ganaderos, comerciantes y políticos de la región, pues a cambio recibieron seguridad.
Al llegar a Medellín, Don Mario explicó a la justicia que trabajó con su padre en un billar, que era el negocio familiar. Sin embargo, recalcó que prontamente se aburrió y que luego de un reencuentro con un viejo conocido de Amalfi, empezó a relacionarse con la casa Castaño. Ese conocido resultó ser Miguel Arroyave, quien una década más tarde se convirtió en un poderoso narcotraficante y jefe del bloque Centauros, donde además Daniel Rendón se graduó como narco y también comandante paramilitar. Arroyave y Don Mario se conocieron desde el colegio. Al reencontrarse, el primero le presentó al segundo a Vicente Castaño, quien en 1991 le propuso que se fuera a ayudarle en la finca Las Tangas, en Córdoba.
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Mientras su hermano Fredy Rendón a inicios de los 90 comenzó a contrabandear, Don Mario se ganó la confianza de Vicente Castaño, quien también creció en Amalfi. En 1992, Castaño le ordenó a Daniel Rendón viajar al departamento del Guaviare a cuidar unos laboratorios de producción de coca y hacer inteligencia para enfrentar a la guerrilla. Ahí estuvo hasta 1996, recogiendo información de las Farc y ganándose la confianza de su jefe. Según declaró ante los fiscales, entre sus labores estuvo pagar al comandante del frente primero del bloque Oriental, alias Ismael, un impuesto para poder producir y traficar droga en los territorios de influencia de la guerrilla.
Para 1996 Don Mario ya era la ficha principal de Vicente Castaño en los Llanos Orientales. Por eso fue enviado por los lados de Puerto López (Meta), a vigilar otros laboratorios de producción de cocaína que Castaño tenía en la región. En esas andanzas se mantuvo hasta finales de 2001 e inicios del año 2002, cuando nació el bloque Centauros. Sin embargo, durante los 90, cuando ya era ojos y oídos de Vicente Castaño en los Llanos Orientales, estuvo yendo y viniendo a Antioquia a reuniones directas con su jefe. En esa época, según le contó a la Fiscalía, escuchó hablar de los grupos paramilitares que surgieron en el departamento, especialmente uno que fue llamado los Doce Apóstoles.
El nacimiento del bloque Centauros
A finales de los 90, Don Mario no sólo operaba como enlace de Vicente Castaño en los Llanos Orientales, sino que se convirtió en un activo colaborador de las estructuras paramilitares que lideró Miguel Arroyave en la cárcel La Modelo, a donde llegó luego de ser capturado en 1999 por tráfico de precursores químicos en el departamento del Meta. Sólo permaneció dos años en prisión, pero fue tiempo suficiente para convertir el penal en un infierno. Desde su mando y dueño de su patio, entró en una guerra sin cuartel con los guerrilleros que se encontraban presos. Masacres, desapariciones, secuestros, torturas y extorsiones se convirtieron en el pan de cada día en el reclusorio, hasta que quedó en libertad por los vericuetos de la justicia en 2001.
Entonces pasó a ser un engranaje determinante para el proyecto militar de las recién conformadas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). El gestor del capítulo Llanos Orientales, que pronto tuvo un ruidoso estreno en julio de 1997 con la masacre de Mapiripán (Meta). Para 1998, Don Mario creó su cuartel de Casa Roja en el municipio de El Dorado (Meta), donde logró apropiarse de más de 23 predios que hoy suman más de $2.500 millones. Desde ese lugar manejó los negocios de Vicente Castaño con los narcos de la región y empezó a estructurar lo que años después fue llamado el bloque Centauros. Fue hasta 2001, cuando salió Miguel Arroyave de prisión, que la estructura paramilitar tomó enorme fuerza y se impuso a sangre y fuego en la región.
Don Mario entró a oficiar como comandante administrativo y financiero. Manuel de Jesús Pirabán, alias Pirata, fue el comandante militar. El máximo jefe fue Miguel Arroyave. A pesar de que su objetivo era eliminar cualquier rastro guerrillero en la vasta región de los Llanos Orientales, el principal enemigo terminó siendo otro comando paramilitar, el de las Autodefensas Campesinas de Casanare (ACC), que estaba al mando de Héctor Buitrago, alias Martín Llanos. Durante varios años fue una guerra sangrienta en la que murieron miles de personas y en la que, según el mismo Don Mario, Vicente Castaño intentó intermediar por petición directa del del expresidente Álvaro Uribe y del excomisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.
Mientras esa guerra se libró principalmente en Casanare, en el departamento del Meta el bloque Centauros empezó a cooptar también el poder político. Como sucedió en el resto del país a partir del Pacto de Ralito de 2001 que se organizó para la toma del poder político en las elecciones al Congreso y presidenciales de 2002 y regionales de 2003. El plan que luego dio lugar a la parapolítica. Por eso, una de las deudas que deja Rendón Herrera tras su extradición es explicar cómo fueron sus nexos con alcaldes y gobernadores que direccionaron millones de recursos públicos para los bolsillos de las autodefensas. Una fuente de ingresos que, junto al narcotráfico, permitieron al Bloque Centauros acumular significativas riquezas, usurpando además las regalías del petróleo.
En los Llanos Orientales, Don Mario tuvo vínculos con Pedro Oliverio Guerrero, alias Cuchillo y con Daniel el Loco Barrera, quienes tras su salida abrupta de la región en 2004, se convirtieron en los capos de la zona. Según Rendón Herrera, él salió del Meta luego de que Miguel Arroyave lo intentara matar por supuestamente estar colaborando con las autoridades. “El 16 de junio me fui por problemas de seguridad”, indicó varias veces. Y agregó que llegó a Urabá, al bloque Élmer Cárdenas, que entonces comandaba su hermano Fredy Rendón. Junto a ese grupo se desmovilizó en Unguía (Chocó) en agosto de 2006, junto a un hombre que fue su fiel compañero durante sus inicios, su mano derecha y que hoy es el hombre más buscado de Colombia: Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel.
El origen de los Urabeños
Don Mario y Otoniel sólo duraron 10 días alejados de las armas. Una llamada de Vicente Castaño para ordenarles rearmarse y tomar el control del Urabá bastó para que el proceso de Justicia y Paz quedara valiendo tres pesos para ellos. Contra la negativa del Alemán, reunieron un grupo de desmovilizados para seguir las órdenes de Vicente Castaño, quien insistió siempre que el Gobierno había traicionado a las autodefensas. Se creó entonces el frente Héroes de Castaño, que decidió acoger a los exmiembros del bloque Centauros que llegaron del Meta.
(Para más información: El nacimiento de los Urabeños, según “Don Mario”)
Pero se dio la desaparición de Vicente Castaño. Según Don Mario, en ese momento lo contactó Alfredo Jiménez Castañeda, alias Gordo Pepe, para decirle que debía entregar el control del grupo a Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, en esa época jefe de la Oficina de Envigado. Don Mario se negó y, junto a Otoniel y su hermano Juan de Dios Úsuga, alias Giovanni, decidieron dar vida a las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), que después terminaron siendo conocidas como los Urabeños, la banda criminal que en poco tiempo logró apropiarse de todas las redes de narcotráfico del país y que creó el más grande emporio criminal de los últimos años.
Sin embargo, la debacle de Don Mario llegó el 15 de abril de 2009. Ese día lo capturó la Policía en zona rural de Cerro Azul en el municipio de Necoclí. Se había convertido en objetivo de alto valor luego de demostrar que tenía el poder para realizar un paro armado, detener las actividades en Urabá y hasta retener un comando de la Fuerza Pública que lo iba a arrestar. En un principio se negó a cooperar, pero en noviembre de 2009 pidió pista en Justicia y Paz y dio rienda suelta a sus primeras declaraciones. Eso le permitió esquivar los primeros pedidos de extradición. Pero tenía tantas deudas y enemigos, que pronto terminó enredado en sus confesiones y en el pabellón de los extraditables.
(Vea: Más detalles de las declaraciones de "Don Mario")
Tocó fondo el 9 de septiembre de 2013, día en que fue excluido de Justicia y Paz bajo el argumento de que luego de su desmovilización seguía delinquiendo al conformar las AGC. Se reactivaron todos los procesos en su contra en la justicia ordinaria y Estados Unidos insistió en su extradición. Finalmente, logró que la Corte Suprema de Justicia emitiera concepto positivo en noviembre de 2017 para extraditar a Daniel Rendón Herrera. La puntada final la dio el gobierno el pasado 15 de marzo, cuando oficializó la solicitud de los norteamericanos.
¿Qué dijo en los últimos años?
Ante el volumen de información y de declaraciones entregadas por Rendón, la Fiscalía creó un grupo de articulación sobre el tema Don Mario en 2014. Al ubicar los procesos en su contra se encontraron más de 340 investigaciones. En su mayoría por homicidios, secuestros, torturas, desapariciones forzadas y otros hechos ocurridos en Meta durante su paso por el Bloque Centauros. Además, se hizo un rastreo de versiones libres rendidas, de la información que entregó sobre las estructuras del bloque, y de expedientes por crímenes cometidos por los Urabeños cuando fue su comandante. Al ser excluido de Justicia y Paz, todos estos procesos pasaron a la justicia ordinaria, donde fue condenado en más de 15 oportunidades a más de 20 años de prisión.
En ese contexto, empezó a entregar información a la Fiscalía para que no lo extraditaran, como lo dejó consignado la entidad en un informe de octubre de 2017. Entre las declaraciones rendidas hay una de marzo de 2015, en la que indicó que nunca había hablado de los nexos entre los Doce Apóstoles y Santiago Uribe, hermano del expresidente y exgobernador de Antioquia entre 1995 y 1997 Álvaro Uribe, por miedo a represalias. Don Mario señaló que, según le escuchó decir a Vicente Castaño, los Doce Apóstoles fue un grupo de seguridad privada que crearon familias ganaderas y comerciantes de Yarumal (Antioquia) a mediados de los 90.
Asimismo, que alias Arboleda, un subalterno suyo que ya murió y que hizo parte de los Doce Apóstoles, le contó que a él lo entrenaron en los campamentos del mercenario israelí Yair Klein. Sin embargo, cuando le preguntaron sobre nombres de las personas que conformaban los Doce apóstoles, manifestó que no lo tenía claro pero que entregaría una libreta donde los tenía anotados. Además del nombre de Santiago Uribe, Daniel Rendón Herrera entregó después información sobre paramilitares que habrían hecho parte de la estructura. Asimismo, que la relación entre la Casa Castaño y los Doce Apóstoles se había dado por la cercanía que tenían con los empresarios de la región, quienes terminaron siendo los ideólogos de la conformación de las AUC.
Uno de ellos, según Don Mario, fue Pedro Juan Moreno, secretario general en la Gobernación de Antioquia de Álvaro Uribe. Murió en un extraño accidente aéreo en 2006. Sobre la muerte de Moreno, Rendón Herrera refirió en diversas declaraciones: “¿Fue accidente o lo tanquearon (el helicóptero) con agua?”, como se lo escuchó decir a Vicente Castaño. Agregó Don Mario en sus declaraciones que Castaño le mencionó que la muerte de Pedro Juan Moreno le sirvió a Álvaro Uribe porque le quitó un problema de encima. Esta declaración terminó siendo un insumo de especial importancia para la investigación que hoy adelanta la Fiscalía para determinar si se trató o no de un accidente. Sin embargo, con la extradición la colaboración quedó a medias.
(En contexto: Los crímenes en los que 'Don Mario' involucró a Álvaro Uribe)
Otro de los crímenes sobre los que estaba aportando información Don Mario, aunque se desconoce la verdad de lo sucedido, fue sobre el supuesto asesinato de Vicente Castaño. Según Don Mario, uno de los hombres de Castaño, conocido con el alias de Cero Cuatro, le reveló que, al otrora jefe paramilitar lo mataron en Caucasia hombres de la Oficina de Envigado bajo el mando de alias Don Berna. En el mismo contexto, el señalamiento más controvertido que hizo fue que al parecer el expresidente Álvaro Uribe fue quien dio la orden a Don Berna para que esa ejecución se cometiera, y que el jefe paramilitar terminó designando a Daniel Mejía (alias Danielito) para realizar la tarea.
Según Daniel Rendón Herrera, el abogado Diego Álvarez le confirmó esa información, pues él fue uno de los designados, junto a Antonio López, alias Job, para asistir a reuniones clandestinas en la Casa de Nariño en las que, entre otros aspectos, se coordinó el asesinato de Vicente Castaño. Don Mario explicó que, tras la muerte de Castaño, alias Job fue asesinado y Danielito también desapareció del mapa. El crimen de Castaño aún es un misterio, pues su cuerpo aún no se ha encontrado. Con la extradición de Rendón Herrera parece ser que el único que queda con información es Ignacio Roldán, alias Monoleche, a quien Don Mario señaló de ser la persona que más información tiene al respecto.
Entre muchas otras declaraciones, Don Mario permitió también que se compulsaran copias en el poder judicial para que se indagara al expresidente Álvaro Uribe por supuestas reuniones con Carlos Castaño en la finca La 35. Según Rendón Herrera, todo se concretaba a través de un intermediario, Manuel Arturo Salom, alias JL, quien ofició como secretario de Castaño. A su vez, sostuvo que también hubo encuentros durante eventos deportivos en el Urabá, a los que supuestamente también acudió Raúl Hasbún, alias Pedro Bonito. Nada de esta información se ha verificado, entre otros aspectos porque existen testimonios del mismo Hasbún y de Fredy Rendón, hermano del declarante, que niegan las relaciones que él denunció hace tres años.
Otra de las vetas que alcanzó a abrir Don Mario con sus declaraciones fue la relación de los hermanos Pedro y Santiago Gallón Henao con el narcotráfico. Hoy, Santiago Gallón está preso y pedido en extradición, y, según Don Mario, tuvo negocios con ellos entre 1993 y 1995 cuando custodiaba los laboratorios de producción de coca de Vicente Castaño en la región del Guaviare. En ese mismo entramado también salpicó a Santiago Uribe, Elkin Flórez (alias Kiliao), Luis Cuesta (alias Maradona) y a su propio hermano Jairo Rendón Herrera, de haberse beneficiado de esos negocios ilegales.
También habló de la muerte de Carlos Mauricio García Fernández, alias Doble Cero, excomandante del bloque Metro, que fue asesinado en Santa Marta en 2004. También le atribuyó la orden al expresidente Uribe. Asimismo, entregó datos sobre el secuestro de la periodista Jineth Bedoya. En ese caso dio información sobre el rol que cumplieron Jesús Emilio Pereira, alias Huevoepisca, y Alejandro Cárdenas, alias J.J., condenado por estos hechos. Según Rendón Herrera, en esa época tuvo contacto con las estructuras del bloque Capital que funcionaban como oficina de cobro en el interior de la cárcel La Modelo, bajo el mando de Miguel Arroyave. Él era el responsable de entrarles las armas.
La lista no termina y son muchas las verdades que se llevó Don Mario a Estados Unidos. Los vínculos de Víctor Carranza con los paramilitares, los empresarios que financiaron el bloque Centauros, la forma como se direccionó la contratación pública en el Meta para tener más recursos, el rol de las cooperativas Coagrondullanos y Coopalmallano. Además, detalles sobre el supuesto aporte mensual en gasolina y dinero que suministraba la petrolera Perenco a cambio de seguridad o las relaciones que tuvo el frente Sumapaz de las autodefensas con el grupo empresarial de los Nule, que supuestamente pagó a Henry de Jesús López, alias Mi Sangre, a cambio de que les permitieran construir una vía.